TEGUCIGALPAN HONDURAS.-Eran una pareja muy unida. Tenían más de 20 años de convivir juntos y se apoyaban mutuamente en las labores del hogar.
El miércoles, don René Jiménez Maldonado (65) y doña María Antonia González Flores (48) salieron juntos de su casa, del sector cinco de la colonia Villa Nueva, con el objetivo de asistir al centro de salud de dicha colonia; ella no se sentía bien de salud y él la acompañó a la visita médica.
A eso de las 5:00 de la mañana salieron de su hogar, dejando dormidos a sus dos hijos, una niña de diez años y un jovencito de 20 años con capacidades especiales.
Como aún estaba oscuro, caminaron unos cuantos kilómetros hasta el centro de salud ubicado en el sector seis de la colonia Villa Nueva, contiguo al anillo periférico, pero su paso fue interrumpido abruptamente a unos metros de llegar a su destino.
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Iba a exceso de velocidad
Un vehículo que transitaba, al parecer a exceso de velocidad con dirección de norte a sur, embistió violentamente a la pareja de adultos, lanzándolos por el aire, yendo a caer a una orilla de la vía, cerca de las viviendas de ese sector. Vecinos manifestaron que eran alrededor de las 5:35 de la mañana.
Ambos murieron al instante.
El automotor que los atropelló es propiedad de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), conducido por un empleado de esta institución, quien dejó abandonado el carro a unos metros de donde los embistió, debido a que no pudo seguir con su marcha.
Los habitantes del sector seis de Villa Nueva salieron alarmados de sus casas al escuchar el ruido que provocó el fuerte impacto de los cuerpos con el automotor, pero aún más sorprendidos al ver cómo habían quedado. En medio de unos matorrales quedó el cuerpo de don René, a quien se le cercenó el pie izquierdo y más adelante, ya en la calle de tierra, el de doña María Antonia.
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El domingo estuvieron juntos
María González, hermana de la fallecida María Antonia, contó que “ella estaba padeciendo de varias enfermedades y por eso iban para el centro de salud”.
La familiar recordó que “el domingo habían estado en mi casa porque nos pidieron que les ayudáramos a comprar unos medicamentos porque no tenían con qué comprarlos”. Don René laboraba en un taller de zapatería, de donde obtenía el sustento para su familia y doña María se dedicaba al cuidado de sus hijos en la casa.
Al cierre de esta edición el empleado de la ATIC no había sido capturado, aunque se conoció que las máximas autoridades del ente lo entregarían a la Policía.
