Sucesos

El dolor de una madre hondureña: Medicina Forense se llevó el cuerpo de su hijo en pleno velorio

Doña Ana María Mejía esperaba la mañana de este jueves en las afueras de la morgue capitalina el cadáver que le arrebataron

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08.12.2016

Tegucigalpa, Honduras
Darle cristiana sepultura es el único consuelo, en medio del amargo dolor, que le queda a un doliente, pero a doña Ana María Mejía y su familia la han privado -por el momento- hasta de eso.

Tras la muerte repentina de su hijo, identificado como Marlon Fabricio Sánchez Mejía (32), la señora de 80 años movió cielo y tierra, tocó puertas y corazones y estiró cada lempira posible ajustar un velorio modesto, pero digno.

Era imposible, entre tanta pobreza, acentuar el dolor en esa humilde morada levantada con esmero en un barranco orilla del río Choluteca cerca del estadio Nacional, pero Medicina Forense sí pudo.

Los forenses aparecieron en el velorio sin mayor aviso el pasado miércoles para llevarse el cuerpo del difunto.

'Le ajusté las flores y la cruz para la vela porque un hijo, sea como sea, es lo que más ama uno en la vida. solo las flores me dejaron', comentó con tristeza ese día al diario El Caliche.

Las autoridades se llevaron el cuerpo para practicarle la autopsia, aunque el procedimiento obligatorio haya siginficado una tortura más prolongada para la mujer.

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Muerte
Según la madre, su muchacho había llegado una noche antes sin hacer ruido. Sobrevivía de recoger latas y 'tenía su vicio, pero era bueno conmigo'. No imaginó que Marlon daba su último aliento.

'Yo lo vi acostadito, no pensé que había muerto, me duele que no lo voy a ver, uno a los hijos los ama con el alma, aún con el vicio', expresó.

En la mañana salió a matricular a su otro hijo al colegio y al regreso la infausta noticia quebraba su corazón como un edificio que sucumbe ante un terremoto.

Un día después, su mundo sigue en pedazos, descompuesto e incierto. Ella espera sentada en las afueras del portón del edificio de Ciencias Forenses para poder velar a su amado hijo.

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