Sargento técnico Luis Alberto Sánchez

'Me han violado mis derechos, no me dejan defenderme”

El implicado dice tener más de cuatro meses de estar detenido y lamenta que no se le ha llamado a otra audiencia. “No le están dando agilidad al trámite”

El sargento Técnico Luis Alberto Sánchez Rodríguez aseguró estar indefenso frente a un sistema judicial militar que no le quiere escuchar que él es “inocente” en el robo de los RPG-7 ocurrido a mediados del 2010 en el Comando de Apoyo Logístico de las Fuerzas Armadas (CALFFAA).

Sostuvo que lo involucran en el robo de armas por dos razones: Por haberle realizado un mandado al entonces comandante de la unidad, coronel Saúl Orlando Coca Cantarero, y por haber ingresado y salido del CALFFAA en un vehículo particular que había sacado prestado.

Acusaciones
A Sánchez Rodríguez, de 24 años de edad, primero lo acusaron por el delito de deserción en perjuicio del CALFFAA y luego por el delito de hurto de armas. En el primer caso quedó libre mediante sobreseimiento provisional. El segundo caso todavía está en proceso de investigación.

él fue señalado de desertor a pesar que ya había prestado su servicio militar en el CALFFAA, “causando baja reglamentaria el día 8 de mayo del 2009”. Este sargento detenido en el Primer Batallón de Infantería, relató que en 2010 volvió a laborar en el CALFFAA luego de obtener un contrato por dos años. Recordó que el fin de semana correspondiente al 18 de noviembre de 2010, él salió hacia su pueblo San Marquitos, Orica, Francisco Morazán, luego de obtener una autorización del comandante de la unidad, lo cual puede comprobarse en los libros de ingresos y salidas. Niega que haya desertado como se le acusó en el Juzgado Militar.

El domingo que venía para Tegucigalpa a presentarse a la unidad, recibió una llamada de su amigo, el soldado Edilson Paulino Rodríguez y le pidió que no se presentara, ya que lo andaban buscando, porque se perdieron unas armas.

Ante tal situación, el sargento respondió que no tenía nada que ver en eso. Además dijo que por qué tenían que andar buscándole si todo mundo sabía que él se presentaba los domingos, pero esa vez tenía autorización de hacerlo hasta el martes.

Ante la insistencia del soldado, Sánchez Rodríguez decidió esperar un poco y se fue para donde una pariente que vive en esta capital. Luego llamó a su familia y le confirmaron que, en efecto, unos militares habían llegado a buscarle a Orica, argumentando a unos “que estaban preocupados por mí, porque yo no me había presentado y que no era muy normal que yo me quedara faltista, y que yo estaba desaparecido”.

A otros familiares les dijeron que se habían perdido unas armas, “y que donde estaban esas armas yo manejaba las llaves de esa bodega” y a otros les llegaron con otras versiones.

Según el sargento, las llamadas de su compañero Edilson Paulino Rodríguez y las actuaciones de los militares le generaron miedo, por lo que decidió regresar a Orica.

En su casa pasó 9 meses, “ellos supuestamente me anduvieron buscando nueve meses y no me encontraban. Si no me encontraban era porque no me buscaban como debían, porque en ningún momento yo salí del país, siempre estuve en la casa”.

Luego, continuó, el 30 de junio de 2011 lo fueron a traer notificándole su captura por el delito de deserción.

“En efecto, me trajeron para el Juzgado de Primera Instancia Militar. Ahí me hicieron saber que el único delito que a mí me imputaban era el delito de deserción.

Cuando yo iba de salida porque se había pagado la fianza por el supuesto delito de deserción en el juzgado me preguntaron, ¿usted tiene conocimiento de una pérdida de unas armas? En efecto, le dije, escuché mencionar la pérdida de esas armas ¿y yo qué tengo que ver con eso? No, me dijeron; usted tiene que ir a dar una declaración al juzgado, entonces le hice saber a la juez -lastimosamente no me sé el nombre de la juez- yo le hice saber si en verdad hay acusaciones contra mí está bien, yo me voy a presentar al juzgado. En el juzgado me hicieron siete preguntas”.

Al final un fiscal del Juzgado de Primera Instancia Militar me preguntó si tenía algo más que añadir a la declaración. Le dije que sí. Que en ningún momento sabía de qué se me estaba acusando, si cuando para mí el responsable de la pérdida de esas armas debía buscarse en la comandancia de la unidad, porque de hecho yo no trabajaba en ninguna bodega que contuviera armas, sino que yo trabaja en clase cinco, no en clase siete. Incluso, en clase cinco (El Polvorín) nunca manejé llave y mucho peor de otra clase. Entonces, yo dije que con eso no estaba acusando al comandante de la unidad porque en ningún momento lo había visto, pero que de esa unidad militar salían rastras cargadas de chatarra sin supervisión alguna”.

Ha pasado el tiempo, “tengo más de cuatro meses de estar aquí y no se me ha llamado a otra declaración a otra audiencia, no veo que me solucionen el caso. En efecto, no sé por qué no le están dando agilidad al trámite”.

Incluso, “pregunté por un testigo en el juzgado, pregunté por el muchacho que me había estado llamando, Edilson Paulino Rodríguez, entonces me dijeron que ese soldado lo habían matado vestido de militar, en la represa Los Laureles”.

Mandado
Sánchez Rodríguez rememoró que el ahora occiso era su testigo porque él miró cuando le hizo el mandado al coronel Coca Cantarero de entregar unas llaves a la teniente Banegas.

“Yo fui llamado de la comandancia por el mismo soldado, o sea por el soldado Edilson Paulino Rodríguez, y lo más que hayan estado esas llaves en mis manos es de un máximo de cinco minutos y yo las entregué. Eran como eso de las 15:30, las (3:30 pm, un día de agosto del 2010), a mí me tocaba salir franco a las 4:00. Cuando vengo de la guardia, va pasando el soldado Edilson y me llama, ¡hey! mi sargento Sánchez, ¿qué pasó? le digo. Lo llaman de la comandancia, dice mi coronel que se le presente. Ok (está bien) ya voy, le dije. Me corregí y me fui a presentar y luego él (Coronel Orlando Coca Cantarero) me dijo, mirá sargento, llevámele estas llaves a la teniente Banegas.

No pues, habíamos tenido ciertas adversidades con mi coronel, porque decía que yo era general y me había puesto como castigo pintar unas instalaciones, en eso estaba ese día.

Luego me dijo que le llevara las llaves a la teniente Banegas, entonces yo salí corriendo porque me tocaba salir franco; llego donde la teniente Banegas, y le digo, disculpe mi teniente, aquí le mandan estas llaves, ella iba hablando por teléfono, no me paró bola y me dijo que se las entregara a un cabo, Alan Geovanny Ramos Fúnez.

Entonces, yo le dije, ¡hey Culuco!, porque así le decíamos por broma, ¡hey Culuco! aquí te mandan estas llaves. él había estado intentando abrir el contenedor, pero no lo abrió porque no estaban las llaves. Cuando yo le entregué las llaves él abrió, entonces en eso llegó la teniente Banegas y le dijo el cabo Ramos Fúnez, mi teniente, fíjese que aquí no estaban las llaves y son estas llaves que me trae Sánchez, estas sí abrieron.

Entonces, la teniente Banegas me preguntó ¿y usted, Sánchez qué hacía con esas llaves? Yo solo ando cumpliendo órdenes, yo solo cumplí con entregárselas, le respondí. Entonces, ella me dijo, si en algún momento pasa algo aquí en este contenedor usted es el principal sospechoso. Entonces, yo le dije que sí porque no había ningún problema como no tenía nada que ver en pérdida de armas.
Luego le dije, está bien pero no ande bromeando de esa manera. No, usted es el principal sospechoso me dijo, pues está bueno, le dije. Entonces, yo salí de franco y me vine. Esa entrega de esas llaves se las hice como en agosto. Pero en la unidad no manejan una fecha específica.

Por eso cuando en el juzgado me preguntan ¿que si yo estaba autorizado a manejar llave de clase siete? Yo contesté que no, que nada más estaba cumpliendo una orden.

También ellos me culpan y dicen que me miraron salir en carro. Es cierto, yo salí una vez en un carro, pero ese carro yo lo quité prestado. En el carro que ellos dicen que supuestamente salieron las armas no caben esa cantidad de armas. Se le solicitó al CALFFAA, mi primer abogado que tuve, probar si cabían las armas en el carro que manejé y no dejaron porque sabían que estaban engañando. El carro era un Honda Civic, turismo. Bueno, la verdad como le digo, tantos abusos de autoridad, me han violado mis derechos, no me dejan defenderme'.

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