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Hondureño becado en Taiwán: 'Con el éxito, uno no debe olvidar de dónde viene'

Un hondureño que destaca como uno de los mejores estudiantes en la universidad de Yuan Ze de Taiwán

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26.08.2016

Taiwán
Actualmente, el hondureño Gustavo Adolfo Miranda Salgado es uno de los mejores estudiantes latinoamericanos en la universidad de Yuan Ze, en Taiwán.

Obtener su maestría con buenas calificaciones le abrió el camino para el doctorado. Su nombre figura en la Phi Tau Phi Scholastic Honor Society de la República de China, una sociedad académica con base en Estados Unidos que anualmente registra a los mejores estudiantes entre nacionales, taiwaneses y extranjeros.

La verdad es que los sueños pueden alcanzarse con perseverancia, dijo Miranda al responderle a EL HERALDO.

¿Dónde nació?
En el barrio La Granja, en Comayagüela, pero crecí en la colonia Centroamérica Este.

¿Cómo vivió su niñez?
Fue una niñez bastante difícil diría yo, en el sentido que mis padres son divorciados y quien me terminó de criar fue mi mamá con mis abuelos maternos, doña Dolores y Domingo Antonio.

¿Abuelos estrictos o consentidores?
Muy estrictos. Mi familia proviene de oriente, del valle de Jamastrán. Mi abuelo siempre fue un hombre muy trabajador, gracias a él la familia salió adelante. Él fue un buen ejemplo. Era estricto, pero en la parte de los estudios siempre nos apoyaba ayudándonos a realizar las tareas hasta que la termináramos y la tuviéramos correcta.

¿Qué cosas buenas le dejó la niñez?
Aprendí a valorar que las cosas cuestan y hay que hacer un esfuerzo para poder salir adelante.
¿Qué castigo del abuelo recuerda?
Entre tantos y pocos, en un tercer parcial había sacado malas notas y esperaba con ansias la llegada de mi mamá, quien se había ido a trabajar al exterior, pero mi abuelo me dijo: “Por estas malas notas, tu madre no va a venir”... eso me afectó enormemente. Me dije: ¿Por qué no estudie más?... Siempre tengo eso presente.

Por su excelencia académica, la universidad de Yuan Ze le ofreció a Gustavo Adolfo Miranda la oportunidad para estudiar un doctorado.

Por su excelencia académica, la universidad de Yuan Ze le ofreció a Gustavo Adolfo Miranda la oportunidad para estudiar un doctorado.


¿Siempre fue buen estudiante?
Sí, siempre traté de destacar. Me gradué de bachiller en ciencias y letras en la Mayan School.

¿El inglés le ha servido?
Definitivamente abre muchas puertas, pero en la vida no solo el hecho de saberlo hablar y escribir, sino que uno también debe buscar las oportunidades.

¿A qué universidad hondureña asistió?
Empecé en la Unitec, pero por lo económico no pude continuar ahí. Mi mamá, madre soltera, optó por apoyar a mi hermana Linda Dolores. Entonces dejé de estudiar y me puse a trabajar en una empresa consultora. Luego entré otra vez y me gradué en la Universidad Católica. Recuerdo que al terminar me detuve a pensar: ¿Y ahora qué hago?...

¿Y cómo encontró la respuesta a esa pregunta?
De niño siempre me gustó la cultura asiática, me fascinaba todo lo que tenía que ver con China, Japón, Vietnam. Al salir de la universidad recordé que mi tío José Jorge Salgado aplicó una beca a España y se fue. Entonces me surgió esa inquietud e investigando encontré la oportunidad de las becas de Taiwán y comencé a ver cómo era el proceso de aplicación.

¿Y lo logró?
Apliqué y en mayo me confirman que se me concede la beca. Así llegué a la universidad de Yuan Ze en septiembre de 2014.

¿Y sus notas qué tal son?
En los últimos dos períodos fui primer lugar en mi facultad, gracias a ello se me confirió un reconocimiento y me inscribieron en el Phi Tau Academy Society, que es una sociedad académica con base en Estados Unidos. Cada año las universidades que están asociadas proponen quiénes son las excelencias académicas. Y gracias a mis buenas calificaciones, la universidad me ofreció la oportunidad para sacar el doctorado.

¿Cuántos latinoamericanos han estado en este listado?
Desde hace cuatro años, ningún latinoamericano había alcanzado este reconocimiento, incluso el último había sido también un hondureño.

¿Qué piensa de la perseverancia?
Que si uno quiere, uno lo puede lograr. Con la perseverancia, los sueños se hacen realidad, aunque esto nunca será de la noche a la mañana. Uno construye el camino para alcanzar los sueños. Se va paso a paso.

¿Se arrepiente de algo como persona?
Quizás no haber apoyado a mi mamá, por ejemplo trabajar de lleno y ayudarla, no dejarle esa carga a ella sola. Si uno lo piensa, no es nuestra responsabilidad, pero uno como hijo tiene que apoyar a los padres.

¿Un buen hijo debe ser agradecido con sus padres?
El agradecimiento es algo que nace del corazón. Reconocer a los padres es un valor que se ha ido perdiendo. Hay personas que cuando logran el éxito se olvidan de dónde vienen, quién lo apoyó, quién estuvo siempre con ellos.

Si pudiera cambiar algo de su vida, ¿qué cambiaría?
Definitivamente nada. Los caminos de Dios son un misterio. Si mi abuelo siempre hubieras estado ahí, o mi mamá, no hubiera vivido ciertas situaciones, yo me habría acomodado y no hubiera hecho el esfuerzo para lograr lo que soy ahora.

¿La comodidad aleja las aspiraciones?
Hay padres que se sacrifican para pagar la matrícula, comprarle los útiles, uniformes a sus hijos, pero hay unos que no aprovechan; pero quienes reconocen el esfuerzo logran ser personas triunfadoras, grandes profesionales, grandes académicos.

¿Cuál es la comida más rara que ha comido en Taiwán?
¡Híjole! Hay muchas... hay un platillo que se llama stinky tofu, que traducido sería como un tofu apestoso, literalmente el olor no le ayuda mucho.

¿En algún lugar de Asia ha comido carne de perro?
No, no me he atrevido. En Taiwán la carne de perro está prohibida, donde es natural es en Vietnam, ahí tienen cría de perros especialmente para el consumo humano, pero ya no es tan abierto como antes, incluso se habla de un proceso de certificación. Me contaba un local que de repente en el barrio desaparecen los perritos y el mercado vietnamita se surte, ja, ja, ja...

En su tiempo libre en Taiwán el hondureño practica deportes, trata de estudiar el idioma y viaja.

En su tiempo libre en Taiwán, el hondureño practica deportes, trata de estudiar el idioma y viaja.


¿En su tiempo libre qué hace en Taiwán?
Practico deportes, trato de estudiar el idioma y viajar.

¿Y ya habla mandarín?
Un poco, lo básico. Como el programa de la beca es en inglés entonces el mandarín uno lo estudia por aparte.

¿Qué le dice a esos hondureños que luchan por estudiar en el exterior?
No desistir. En un principio, varios compañeros frustrados porque habían aplicado y no les había salido nada me decían “no perdás tu tiempo, tu dinero”, pero a mí eso no me importó. Hay que tener claro que la experiencia de los otros no necesariamente se reflejará en uno.

¿Actualmente cuál es su mayor entretenimiento?
Desde pequeño me llamó la atención los videojuegos, obviamente por las limitantes económicas nunca pude conseguir una consola hasta que trabajé. Mi mamá siempre fue meticulosa en ese sentido, porque la consideraba una distracción. Hay un juego que siempre me gustó que es “La leyenda de Zelda”. Este juego siempre me mantiene entretenido.

¿Significa que todavía lo juega?
Sí, aunque estos dos últimos años no he podido hacerlo porque mi objetivo era ir a estudiar. Al darme cuenta que tenía tiempos libres decía: ¡Púchica, la hubiera traído! Ahora ando una consola más portátil.

Al terminar el doctorado, ¿qué piensa hacer?
Me lo planteé al terminar la maestría. Pienso que sería compartir mi experiencia y conocimiento, ejercer la docencia en Honduras, inspirar a otros para que salgan adelante.