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Rolando Kattán: 'No escribo por fama o dinero, es una forma de caridad”

Conocimos el refugio del poeta y él nos habló de su maldición en el amor, los tesoros de su biblioteca, su rebeldía contra la rapidez de los días y hasta de por qué no tiene ni estufa ni refrigeradora

11.05.2018

Tegucigalpa, Honduras
En su casa no hay televisor, no hay estufa, ni siquiera un refrigerador.

Rolando Kattán vive entre monta?as de libros, antigüedades, rodeado de pinturas y arte contemporáneo. En ese rincón silencioso el poeta hondureño escribe los versos más apasionados mientras observa por la ventana cómo el mundo sigue su curso.

¿De dónde nace el talento por escribir?...

De pequeño me gustaba escribir, era el que declamaba en el Día de la Madre, participaba en concursos de oratoria.

¿Tenía excelente ortografía de niño?

Fui buen alumno, me gustaba leer. Pero todavía el inconsciente me traiciona y tengo que ir al diccionario. El otro día escribí loza en lugar de losa.

¿Su niñez y juventud cómo fueron?

Todos fuimos felices en la infancia. Niñez normal, era un poco nerdo. No salía a jugar a la calle, pero sí era activo en los deportes.

¿Excelente alumno?

En primaria mi promedio fue de 98% en el San Miguel y en el San José del Carmen me gradué con 96%. Yo era malo en algunas clases como en Cívica, Artes Plásticas. Suelo ser torpe en algunos proyectos.

¿Cuál fue su primer poema?

Era muy mala, escribí algo de amor. Tengo un cuaderno único donde hay unos trazos míos.

¿A qué escritores admira Rolando Kattán?

Hondureños a Juan Ramón Molina, Froylán Turcios, Rafael Heliodoro Valle, Roberto Sosa, Rigoberto Paredes y José Luis Quesada.

¿Qué opina de Rafael Heliodoro Valle?

Hace de nuestro país un paraíso. Se deben hacer realidad sus escritos.

¿Sus libros favoritos?

La obra de César Vallejo, de Pessoa, Constantino Cavafis, disfruto mucho de Antonio Machado, Borges y Neruda.

¿Cómo fue la experiencia de publicar su primer libro “Fuga de sombras”?

Hermoso para mí, pero traumático. No fue bien acogido por los que sabían de poesía. Me despedazaron. En 2004 publiqué “Exploración al hormiguero” y me dejó muy tranquilo. He publicado nueve libros, en Puerto Rico, Costa Rica, China, Italia. Me han traducido en 10 idiomas. El éxito de un escritor es el éxito de un país.

¿Cuál es el sentido de publicar libros si el escritor no vive de las copias que vende?

Yo necesito la lectura para salvarme, la poesía salva mi vida.

Uno no escribe ni por fama ni por dinero, escribir es una forma de caridad, como dice un poeta. Uno se desvela por algo que no se vende.

¿Cuéntenos de su libro “Luciérnaga de otoño”?

Busca dialogar con todo aquello que no es el lenguaje. Voy explorando cómo habla la humedad de una casa.

¿Su libro favorito de los que ha escrito?

El que estoy escribiendo, porque es una obsesión. Anoche trabajé hasta las 4:00 de la mañana. Me puedo pasar toda la noche en un solo verso. Las palabras deben ir acomodadas de forma perfecta.

¿Hay buenos escritores en Honduras?

Maravillosos... Leonel Alvarado que vive en Nueva Zelanda, José Fúnez, residente en Francia. Pompeyo del Valle, Fabricio Estrada, Denis ávila, etc...

¿Un lugar inspirador?

Me gustan los lugares auténticos. Amo el barrio La Leona ahí viví en una casa muy vieja, pero la humedad estaba dañando mis libros. Creo que Copán debería ser tan importante como las pirámides de Egipto.

¿Se considera un poeta romántico?

La poesía tiene su base en el amor. Tengo poemas de amor a mi madre, a las parejas, a mis hijos. De todo un poco.

¿Actualmente dirige un taller de poesía?

Sí, se llama Alicanto, es más, el 24 de mayo traeremos al poeta argentino Jorge Boccanera y a Emilio Coco, poeta, hispanista y traductor italiano.

¿Cuántos libros tiene en su casa?

Unos 6 mil y he leído el 80 por ciento de ellos.

¿Colecciona primeras ediciones de libros?

Tengo hasta de Julio Verne. He repatriado libros hondureños que estaban en bibliotecas de China y Alemania.

¿Cuál es el libro más antiguo que posee?

Uno que compré en Roma y es de 1541. Es de papel perdurable.

¿Y el más lindo?

“Crónicas frívolas” de Marcos Carías Reyes, fue impreso en Japón en 1939 y tiene un dibujo original de Foujita, posee dientes de marfil para cerrarlo y está impreso en papel mezcla de seda.

¿Qué libro lo marcó?

Muchos, pero recuerdo que “El viejo y el mar” mi papá me lo pidió prestado y se lo leyó de un solo y eso me dejó sorprendido.

¿Por qué colecciona antigüedades?

Quiero vivir en un estado de resistencia hacia lo volátil de los días. Yo conservo cartas de mis abuelos, bisabuelos. Objetos y fotos de nuestros hombres ilustres. Antes las cosas eran hechas para que se usaran toda la vida. Yo tengo máquinas de escribir, vitrolas, teléfonos, fósiles. Poseo manuscritos de Ernest Hemingway. Colecciono estampillas hondureñas.

¿Qué le gustaría que recordaran de Rolando Kattán?

Mi poesía a la que le he dedicado tantas noches. Quisiera dejarle al país mi biblioteca.

¿Qué tal la experiencia en los festivales de poesía?

Maravilloso porque llegan poetas de todas las culturas y lenguas. Uno puede conversar con personas muy sabias. El intercambio es lindo.

¿Cuál es el sueño que le falta por cumplir?

Quisiera que la gente pudiese acercarse más a la literatura. Me gustaría dejar un legado en lo que fue una ruta de trabajo.

¿Es casado o soltero?

Vivo solo, pero no soy soltero. Actualmente tengo pareja (se llama Lorenza Durón). Soy muy complicado en temas de las relaciones y me divorcié. Los poetas tenemos una especie de maldición en el amor. Tengo dos hijos, uno nada y el otro juega baloncesto. Trato de inculcarles la lectura.

¿Usted vela por sus propias necesidades?

No tengo estufa ni refri, ni televisión. No cocino porque si cocinara tendría que ir al supermercado y perdería tiempo. Lo que menos tengo es tiempo. No me alcanza la vida para todo lo que quiero hacer.

¿Practica un deporte?

El rácquetbol y lo hago por salud. El cerebro funciona con oxígeno y eso lo da el deporte. Lo practico tres o cuatro veces por semana. Gané el primer lugar en un torneo. Me gusta el fútbol, pero sobre todo leer las crónicas de Juan Tallón, ya que mezcla el escenario cultural con el fútbol.

¿Qué no sabemos de Rolando Kattán?

Soy ingeniero en sistemas. Los sistemas generan orden, transparencia. Trabajo en la banca.

¿Qué música disfruta Rolando Kattán?

No soy una persona de música. Me gustan mis discos de acetato viejos, mis vinilos. En el carro voy escuchando poesía. En mi vitrola pongo la marcha del general Carías.

¿Es de izquierda o de derecha?

Toda la escritura y la poesía siempre va a ser revolucionaria y va a buscar que el individuo cambie. Uno no puede reconocer que la sociedad está bien. Yo invito a mis lectores a una revolución interior. No soy ni de derecha ni de izquierda.

¿Qué piensa del Gobierno de Juan Orlando?

Ha trabajado seriamente en sus objetivos propuestos en campaña. Resiento que la cultura no ha estado dentro de esas promesas. Siento mucho la división en el pueblo hondureño. Tiene años para mejorar lo que no ha hecho hasta ahora.