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La hondureña Shirley Paz: 'Sueño con ser una misionera de la música”

Todavía llora a Guillermo Anderson y lamenta que en vida no pagaran por verlo y ahora se tatúan su nombre

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04.08.2017

Tegucigalpa, Honduras
En el conservatorio Crescendo las notas musicales flotan en el aire. Las paredes están llenas de afiches de jazz y de música de todo el mundo. Ahí encontramos a Shirley Paz, la chelista, cantante, compositora y productora musical, una de las más importante del país.

¿Quién es Shirley Paz?
Soy de Tegucigalpa, nací en 1978, tengo una hermana (Tatiana) y mis padres son Cleofas Paz, un ex-árbitro del fútbol hondureño, e Irma de Paz, quien es diseñadora de alta costura.

¿De dónde surge la pasión por la música?
Mi mamá sí es un músico frustrado, ella trae la vena artística y toda la vida se tomaba fotos con instrumentos, pero no tocaba. A ella le encantaba la música de orquestas y antes de dormir me ponía la Radio Panamericana y Estéreo Concierto.

¿Desde cuándo supo que la música sería parte de su vida?
De decisión desde los 13 años, pero de vocación desde los 5. Yo toda mi vida estudié música, primero en la Escuela Experimental de Niños y luego en la Escuela Nacional de Música. Estudié una licenciatura en la UNAH y me gané una beca para estudiar en Chicago.

¿Su primer recuerdo en un escenario?
Tenía tres años y declamé “Mi madre es una rosa, mi padre es un clavel...”, dicen que tenía un montón de mujeres llorando. Creo que mi mamá fue mi primer mánager.

¿Y por qué el violonchelo y no otro instrumento?
Guitarra toco desde los 6 años, piano desde los 14, pero cuando escuché tocar a la maestra Lillia Woloviatnikova en el Teatro Nacional, me enamoré de ese sonido.

También tuve al maestro Wolfgang Lapemberg. Yo toco batería, flauta dulce, bajo... No soy muy amante de tocar instrumentos de viento.

El primer instrumento que Shirley Paz aprendió fue la guitarra.

El primer instrumento que Shirley Paz aprendió fue la guitarra.

¿A qué artistas populares admiraba?
A muchos, hay gente buenísima. Yo no tengo un preferido, pero soy como un prisma, soy como el triángulo de Pink Floyd. Me gusta de todo lo bueno, el mejor exponente de cada género. No le voy a decir “me muero por Alejandro Sanz”. También me encanta el rock.

¿Qué música consume?
Me gusta la clásica de Tchaikovsky, Beethoven, vivaldi y Bach. Luego está el jazz de John Coltrane, Miles Davis, Ella Fitzgerald y Pat Metheny, y hasta hemos tocado con algunos de ellos. Toco mucho tango, flamenco, me gusta la salsa, la música garífuna.

¿Quiénes son los máximos exponentes de la música en Honduras?
Melina Pineda, una cantante de ópera, es mezzosoprano graduada en Washington. Juan José Micheletti. Jireh Wilson, Moisés Canelo, Guillermo Anderson, único en su estilo... Nilo Espinal. A veces la gente buena no se conoce, pero sí tenemos grandes músicos.

¿Disfruta la ópera?
Sí, claro, pero yo soy cantante de jazz, soy músico de orquesta y de cuarteto. El chelo lo he metido en la música de Guillermo Anderson, igual que las a canciones de Diablos Negros y Wayo Cedeño.

¿El momento top de su carrera cuál ha sido?
Hay un montón de momentos maravillosos. Tocar en la orquesta del Wheaton College de Chicago en el Parque Central y ser una de las mejores chelistas. Era una orquesta de 250 músicos. Eso fue cuando yo estaba estudiando allá en los Estados Unidos. Es que no hay un momento top. Estar en el escenario pequeñito de Crescendo ante 50 personas también es algo que tiene vida. Uno tiene que tocar de forma apasionada ante una o 700 personas.

Aquí en Honduras ya llegué al top, pero lo importante es mantenerse arriba. Tengo una productora de música, un estudio de grabación, produzco muchísimo, soy muy inquieta y siempre estoy pensando en qué hacer.

¿Le ha tocado ser jurado y artista?
He estado en ambos lados y cuando compito he peleado por puestos de violonchelo y canto. Cantar completo el Himno Nacional de Honduras no es fácil. Yo tengo mucho respeto por mi país. Soy muy patriótica y si me equivocara en una palabrita me desmayaría.

¿A estas alturas siguen presentes los nervios?
He estado en cientos de escenarios y siempre esos dos segundos antes de la primera nota son como una caída libre sin paracaídas, es una adrenalina tremenda.

¿Cómo estuvo esa faceta en “Escalera al triunfo” y “Bailando por un sueño”?
En “Escalera al triunfo” me tocó estar en el jurado y en “Bailando por un sueño” yo era directora de orquesta, no calificaba. Recuerdo que “La Barbie” (Diego Vázquez) duró bastante por duro, pero es que lo querían ver ja, ja, ja. ¡Tan lindo él!

¿Es perfeccionista?
Odiosa y tengo que calmarme mucho. No es que quiero ser estricta, solo que las cosas deben hacerse bien. Yo todavía le presento piezas a mi maestro Lapemberg y él me las corrige. Hay personas que quieren ser artistas de un día para otro y no es así.

Shirley Paz cantando un tema de jazz con Hibriduz.

Shirley Paz cantando un tema de jazz con Hibriduz.

¿Cuesta mucho destacar en Honduras?
Sí cuesta... Gracias a Dios yo siempre pongo los planes en manos de Dios. A veces uno toca puertas que no se abren porque no convienen. Siempre tengo puertas abiertas en los medios, pero es porque me interesa destacar lo positivo de mi país, no critico a los demás. ¿Para qué?

¿Hablamos de política?
Soy apolítica por mi posición de artista y representante nacional.

¿Cuáles son las manías de Shirley Paz?
Estar tocándome los colochos, es como energético para mí.

¿Qué colecciona?
Lápices grafito de todos los lugares que visito. Si usted va para Chile, tráigame un lápiz. Colecciono estampillas. Mi cuarto parece una tiendita. Colecciono mandalas y bufandas también.

¿Qué le molesta?
Que en nuestro país se venda lo negativo. Nosotros siempre hacemos famosas las cosas que no sirven. Cuando te ven de afuera dicen que en Honduras solo hay chabacanes, ladrones, y que es peligroso. Yo lucho porque hablen bien de mi país. Aquí es peligroso, pero no te van a caer bombas como en Siria.

¿Es futbolera?
Soy olimpista de herencia. Me volví fanática por mi papá. Los domingos después de venir de la iglesia, él con su sopa y viendo los partidos. Escuchaba de Pelé, de Maradona etc... Wilmer Velásquez es amigo y fuimos a su despedida.

¿Es verdad que de la música y el arte no se vive aquí en Honduras?
No se vive de nada si no se trabaja. El arte es difícil en estos países pequeños, pero el que no trabaja no come. He vivido de la música todo el tiempo. No me voy a quedar en una silla con mi violonchelo esperando que alguien me contrate. Yo tengo que crearle a usted la necesidad de mí. Si el artista deja de tocar se le quita el oxígeno a la sociedad.

¿Cuánto extraña a Guillermo Anderson?
Muchísimo, lloro todavía. A los 17 años lo conocí y le dije que algún día tocaría con él y lo conseguí. Cuando lo teníamos ni 20 pesos pagaban por verlo, ahora todo el mundo tatuándose a Guillermo. No seamos hipócritas. Valoremos lo nuestro.

¿Cuál es el lugar más inspirador de Honduras?
Los pueblos, amo manejar, tomar fotografías en la ruta maya, la lenca. Yo estoy con mi chelo y le hago reportajes a mi país. Pronto voy a hacer la ruta del café y, por cierto, amo el café.

¿Un sueño frustrado?
Tenía un sueño con Guillermo. Queríamos hacer giras por las escuelas y tocar música. Otro sueño frustrado es quizá ser una gran cantante de jazz en Nueva York. Yo sueño con ser misionera de la música. No estoy hablando de ir a Afganistán, si Honduras necesita misioneros.

¿Sus próximos proyectos?
Tengo como 17 temas que he compuesto y los tengo regados. Quiero juntarlos en un DVD de un concierto unplugged. Voy a invitar a un montón de artistas. Además quiero hacer una gira por Europa