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Dagoberto Rodríguez: Por poco y le ponen un nombre tomado del almanaque...

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10.02.2017

Tegucigalpa, Honduras
Dagoberto Rodríguez
creció en el barrio Santa Fe. En su juventud fue un rebelde sin causa, pero la rudeza de la vida le ayudó a crecer como persona y como profesional. Trabajó como ayudante de albañil, como peón lanzando asfalto caliente en las carreteras y hasta la hizo de dentista, hacía prótesis y enchapaba oro en los dientes. Una vez hasta le sacó la muela equivocada a un adolorido paciente.

Con los años se graduó de periodista, laborando como reportero, editor, jefe de redacción; luego fue secretario de prensa en el gobierno de Ricardo Maduro y ahora es el presidente del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH). Así se lo cuenta a EL HERALDO.

¿Si volviera a su niñez, qué travesura haría?
Volvería a nadar en el río Choluteca. Yo solo vivía metido en el río. Sin duda volvería al río Choluteca a pescar chacalines.

¿Qué puede contar de sus padres?
Mi papá se llama Casimiro Rodríguez, un campesino que luego se convirtió en capataz de carretera; mi mamá, Martha Coello, es una maestra empírica. Somos cinco hermanos, uno murió en el trayecto a Estados Unidos. Mi papá, a sus hijos les ponía el nombre conforme salía en el almanaque, pero afortunadamente conmigo no ocurrió eso, si no a saber qué nombre me habría puesto.

¿Cuál es su mayor logro en la vida?
Mi familia, mis hijos, Cristian, que ya se está graduando de abogado, Jhonatan, que está en la universidad, y mi niña Claudia.

¿Cuántos hijos tiene?
Cuatro. Tengo uno fuera de mi matrimonio. Es que cuando era estudiante en el Vicente Cáceres hice mis picardías, ja, ja, ja... Se llama Alan Josué.

¿O sea que de joven era tunante?
Ja, ja, ja….no, no, era muy introvertido, le tenía pena a las mujeres. Entrarle a una muchacha para mí era difícil, pero cuando le entraba, le entraba…

¿Cuál es el trabajo más difícil que ha realizado en la vida?
Mi papá me enseñó a trabajar desde pequeño. Trabajé de ayudante de albañil, de pintor, hasta fui dentista empírico. Hacía de todo. El trabajo más difícil fue como “poreador”, era ese ayudante que se subía a las volquetas a tirar el asfalto caliente a la calle para que luego le pasara encima la máquina. Mi trabajo más difícil fue “porear” asfalto a 300 grados centígrados. Los zapatos se me derretían.

Como “poreador”, ¿qué carretera construyó?
A mí me tocó trabajar en el proyecto de pavimentación de la carretera CA-5, desde El Carrizal hasta el Río del Hombre. Trabajé en varios proyectos. Es que mi papá era el capataz y me llevaba cada vez que salíamos de vacaciones porque de ahí comprábamos los uniformes y los cuadernos para poder salir adelante.

Como albañil, ¿a las 12:00 iba al almuerzo y a jugar potra?
Como todo buen albañil, a las cuatro en punto ponía el último ladrillo, ja, ja, ja... No, en realidad fui ayudante de albañil.

¿Cuál es el miedo más grande en su vida?
No poder alcanzar mis metas, pero Dios ha sido muy bueno conmigo y me ha llevado a lograr cada una de ellas.

¿Y cuáles eran sus metas?
Yo era un muchacho muy rebelde y no tenía muy claro lo que quería, intenté ingresar a la Academia Militar, fui a realizar el examen y lo aprobé, pero al final no fui. Soy un soldado frustrado. Luego hice el examen para ingresar a la Base Naval y tampoco fui. Creo que los planes de Dios era que estudiara periodismo porque aquí he tenido mis mayores experiencias y posibilidades de salir adelante.

¿Cuál ha sido su mayor logro como periodista?
Haber llegado a medios tan importantes como EL HERALDO y diario La Prensa. Siento que ahí es donde he crecido como profesional.

¿Pero también fue burócrata en el gobierno de Ricardo Maduro?
Sí, dos años, pero me arrepentí. Me fui con mucha expectativa. Trabajaba en La Prensa en ese tiempo, me invitaron a integrarme al gobierno y lo tomé como una oportunidad para experimentar, porque era un puesto importante, como director de prensa de Casa Presidencial, pero cuando uno ya está dentro y conoce todas las cosas que ocurren, cómo se manejan las situaciones en la burocracia estatal, uno se lleva unas grandes decepciones. Al final sentí que la burocracia no iba conmigo y que mi pasión era el periodismo.

¿Cuál es su defecto que más detesta?
Soy mecha corta. Soy tranquilo, la gente puede tratar conmigo, pero a veces tengo mal genio y he querido corregir eso, es que a veces soy muy explosivo y eso no es bueno.

¿Usted es cristiano?
Voy a la iglesia CCI, Centro Cristiano Internacional. Mi relación con Dios me cambió la vida. Desde muy joven yo era muy rebelde con mis papás y llegaba muy tarde a la casa. Ese espíritu de rebeldía me metió en muchos problemas, pero cuando alguien me compartió acerca de Dios, decidí seguirlo, y me cambió la vida de una manera radical.

¿Y su papá lo castigaba por rebelde?
Yo tenía problemas serios con mi papá. Una vez le tiré la puerta y me fui de la casa como dos días, luego estaba muy arrepentido porque crecí con el principio de que uno debe respetar a los padres. Haber hecho esa acción me dolió mucho. Regresé y le pedí perdón. Mi mamá también era muy estricta. Recuerdo que me corregían con una correa de cuero, un azote o chilillo.

Si no hubiese sido periodista, ¿qué le hubiera gustado ser?
Me hubiera gustado ser odontólogo. De hecho fui dentista, aprendí a sacar muelas y dientes con un tío y un primo. Aprendí a hacer placas (prótesis dentales) incluso llegué a poner oro en dientes.

¿Y por qué no sigue practicando ese oficio?
No, porque ahora me dediqué al periodismo... y no me da tiempo. Recuerdo que las últimas muelas que saqué fueron las de un vecino.

¡Ay Dios! ¿O sea que también hacía extracciones?
A un montón de gente le saqué las muelas, incluso a miembros de mi familia. Es que yo tenía el equipo, los fórceps... Al último que traté fue a un vecino que llegó y me dijo, mire que quiero ponerme la placa y les saqué los dientes, años después el viejitio murió, él siempre me agradeció porque no le cobré nada.

¿Pero no les dejaba la raíz de la muela adentro?
No, no, no… pero me pasó. Una vez, a una persona le saqué una muela y le quedó un pedazo adentro y el dolor era increíble, pero luego lo resolvimos y le extraje el resto.

¿Y cómo hacía para hacer la extracción, les daba guaro o les ponía anestesia a los pacientes?
No hombre, les ponía anestesia. Te cuento que una vez en Trojes, El Paraíso, donde mi tío tenía su laboratorio, llegó una persona que me dijo: fíjese que quiero que me saque una muela. No hay problema le dije, tomé el fórceps y le pregunté: ¿cuál es la muela que le duele? Esta, me dijo él, y me la señaló. ¿Seguro?, le pregunté. Sí, esta es, me respondió, y entonces se la saqué. Al día siguiente entró nuevamente el señor y me dice: no he dormido del dolor, usted me sacó la muela equivocada. Así que tuve que sacarle la muela mala, pero de gratis para compensar la otra extracción. Adonde mi tío llegaba mucha gente, entre ellos comandantes de los contras.

¿Y le sacó los dientes a algún comandante?
No, no, pero conocí al comandante “Camarón” y a otros. A ellos no me atreví a sacarles alguna muela, porque si les sacaba la equivocada me podían agarrar a tiros.

¿A qué personajes mundiales admira?
A Billy Graham, al papa Juan Pablo II, a Nelson Mandela…

¿Cómo le gustaría que lo recordaran?
Como un periodista que contribuyó a generar cambios en el país.

¿Si pudiera cambiar algo de este país, qué cambiaría?
La forma de hacer política. Los políticos no han aprendido que se deben al pueblo. Muchos de los males de Honduras son el resultado de decisiones políticas y de políticos. Pensé que los políticos iban a aprender la lección del 2009, pero no fue así.

Ahora como presidente del CPH, ¿cuáles son sus expectativas?
Hay mucho que hacer. El trabajo en el Colegio de Periodistas es muy incomprendido, dice alguien que hay que tener complejo de piñata para llegar ahí, porque solo se va aguantar palo. Uno no recibe ni un cinco.

Si no se recibe nada, ¿por qué ha existido disputa por la presidencia del CPH?
Yo realmente no sé, siempre se ha manejado que el Colegio responde a los intereses del gobierno de turno, esa ha sido la percepción que se tiene y se maneja al interior. Otra cosa es que de alguna manera ser presidente del CPH da un estatus, me imagino que alguna gente lo hizo por eso. Pero mi deseo no es buscar protagonismo, lo que quiero es servir.

¿Y es cierto que un corresponsal quiere quebrar el Instituto de Previsión?
Ha habido una campaña muy fuerte contra el IPP (Instituto de Previsión del Periodista) en el sentido de que está quebrado, de que se han robado los fondos, eso no es cierto. El IPP, a pesar de que es muy pequeño, tiene un sistema muy consolidado y está garantizado las jubilaciones y pensiones de sus afiliados.

¿Y el caso del corresponsal cómo lo manejará?
Creo que está en su derecho de pedir transparencia. Nosotros queremos hacer una gestión muy transparente.

¿Qué hace Dagoberto en su tiempo libre?
Paso con la familia, a veces juego fútbol, salgo a correr, me gusta leer, estar informándome.

¿Usted es docente en la Escuela de Periodismo?
Sí, doy la clase de Periodismo de investigación, trato de compartir un poco lo que he aprendido en estos 25 años.

¿Es cierto que hay mucha intriga entre los maestros de esa escuela?
¡Eh! Sin comentarios...