Siempre

Artículo de Octavio Carvajal: Cámara de corrupción

El régimen del presidente JOH tiene el camino minado y le esperan muchas hogueras por sofocar. De entrada, la Maccih está en guerra con el Congreso Nacional por maquillar leyes que amparan a los corruptos

03.02.2018

Tegucigalpa, Honduras
Por los vientos que soplan, el gobierno del presidente Juan Orlando Hernández Alvarado abrió con pie izquierdo.

El Congreso Nacional ha sido señalado por la Misión de Apoyo contra la Impunidad y la Corrupción en Honduras (Maccih) de ser como un reino de pudrición donde las leyes se transan al por mayor. La decencia está en venta.

De 128 “padres de la patria”, 70 votaron por reformas a la Ley Orgánica del Presupuesto de la República, diez se abstuvieron y el resto ser hizo el loco (ver, oír y callar). En otras palabras, nadie puede alegar ahora que los mismos diputados visaron su impunidad sobre el manejo de fondos. Solo pueden rendir cuentos al Tribunal Superior de Cuentas (TSC).

Juan Jiménez Mayor, vocero de la Maccih, dejó entrever que en la cámara legislativa hicieron la jugada del tonto. Los parleros confesaron que lo aprobado conlleva “transparentar” el billete para diversos actos. Empero, el portavoz del ente internacional (ahora validado por vividores y picaritos) dijo que Mauricio Oliva lo espiaría hasta en el baño. Ja, ja, ja.

Rubor
La Maccih acusó a cinco congresistas por desviar fondos a través de unas ONG. Una magistrada de la Corte Suprema de Justicia perdió el alma y los exoneró tras conocer los afeites hechos a la Ley del Presupuesto, pero Jiménez Mayor intuye que la maniobra es vinculante con Oliva, quien es uno de los 60 diputados indagados por supuesto desvío de fondos.

Entre tanto, desde el hemiciclo gritaron que previo a una acusación penal se debe agotar la instancia administrativa (en este caso el TSC). Cada quien tiene su perorata. Divisamos que, lejos de la discutida reforma, la Maccih ha tenido el tiempo (dos años) y la logística necesaria para acusar a todo corrupto. En guerra avisada no hay muertos y punto.

Si buen mazo de legislativos es sucio, nos parece una burla inquirirlos por el presunto manejo ilegal de 120 y hasta 430 mil lempiras cuando tenemos sinfín de millonarios escándalos de corrupción como la cuarta urna, Seguro Social, en el Patronato Nacional de la Infancia (Pani) y otros entes saqueados por lobos y lobas.


En política no hay casualidades ni errores
involuntarios. En medio del fuego cruzado,
el oficialismo podría perder más.


Rosas
La Maccih logró -con este zipizape- levantar el crédito perdido frente a una población poco satisfecha, llena de odios, desquites y prejuicios. En medio de la polarización y el sectarismo, unos quieren ver presos solo a cachurecos por corruptos, pero otros no desean que se les toque ni con el pétalo de una rosa, aunque la rosa esté podrida.

Si en el Congreso blindaron a los bandidos de traje y corbata y luego le echaron colorete a la reñida ley que alivia o perdona atracos públicos, no cabe duda de que la noticia criminal -como le llamó Jiménez Mayor a los retoques- debe hacer meditar a todo funcionario y, sobre todo, a los legisladores electos para amparar a las masas y no a sus picardías.

Ahora, la Maccih anunció la investigación número diez denominada “Pacto de impunidad”... y se abrió el fuego no solo contra la cámara legislativa sino contra el fresco gobierno de Hernández Alvarado, quien pidió a Jiménez Mayor y a Oliva platicar y resolver este mayúsculo problema que en nada le abona a su segundo mandato.

No todo el Congreso estaría embarrado con el acuerdo, pero en esa loca “sesión” aprobaron una cosa y publicaron otra. ¡Santísimo! O sea que levantan su mano sin poner atención y así nos clavan sendos golazos de palomita, de medio lado, de taquito, de cabeza y por último se lucen con una tijereta para cortar el pastel y repartírselo.

Delito
En política no hay casualidades ni errores involuntarios, le dijo Jiménez Mayor a Oliva y compañía y dejó claro que existe todo un entarimado de corruptos –hombres y mujeres- que se impregnan de perfume para reducir el tufo de sus pétalos. Entendimos que el ladrón público roba y luego dice que no es randa.

En medio del fuego cruzado, el oficialismo podría perder más terreno que la oposición compuesta por “empresarios” (quiebrabancos y ladrones de energía eléctrica), exjueces, exsfiscales y hasta periodistas que jamás fiaron a la Maccih y hoy acreditan su labor. El pueblo ya no da fe a ciertas ratas del poder ni a ratas oportunistas.