Siempre

Maradona by Kusturica: mirada balcánica al '10”

Sigue esta serie juniana sobre el fútbol retratado por el cine de autor. En las dos entregas previas, Abbas Kiarostami plasmó el fervor futbolero en Irán y el checo Jan Švankmajer se burló del fútbol rudo

15.06.2019

TGUCIGALPA, HONDURAS.- Emir Kusturica es el cineasta surgido de la antigua Yugoslavia más famoso en Occidente. Debutó en el cine en 1978 con el cortometraje “Guernica”.

En los 80 obtuvo reconocimiento internacional con los filmes “¿Te acuerdas de Dolly Bell?”, “Papá salió en viaje de negocios” y “Tiempos de gitanos”, y en los 90 se destacan Arizona Dream, rodado en EE UU, y Underground, una alegoría de Yugoslavia desde la lucha partisana contra los nazis hasta la guerra fratricida de los años 90, un filme fascinante y controvertido, con el que ganó la Palma de Oro en 1995 y recibió críticas y hasta amenazas de muerte por su visión sesgada del conflicto interétnico que se desarrollaba en las Balcanes.

Su labor como realizador la alterna con su segunda pasión, la música, con Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra.

Maradona vs. Pelé en el cine
En el mundo del fútbol sigue el debate de quién fue el mejor futbolista del siglo XX, si Pelé o Maradona, pero en el ámbito del cine hay un claro ganador.

Mientras Pelé solo ha participado en Escape to Victory (de John Huston), la película referente sobre el fútbol, y en pequeños papeles en filmes conocidos solo en Brasil, Maradona ha sido el foco de atención de muchas películas de ficción y documentales, y de cineastas como el argentino Carlos Sorín, el británico Asif Kapadia y el serbiobosnio Emir Kusturica.

El “Pibe de Oro” según Kusturica
El título evoca algo más que la vida del futbolista argentino vista y retratada por el cineasta balcánico, es la afinidad y empatía mutua hasta el punto de formar cada uno parte del microcosmos del otro.

Kusturica lo admira, lo considera el Sex Pistols del fútbol, un ícono que Andy Warhol debió plasmar en serie, un auténtico revolucionario, y percibe un aire maradoniano en varios protagonistas de sus filmes.

A lo largo de la hora y media de metraje, Kusturica nos muestra al Maradona de entre 2005-2007, y mediante entrevistas se repasan aspectos ya conocidos de la trayectoria del “Pelusa” como sus inicios en la pobreza, su paso por el Napoli, lo hecho con su selección en los Mundiales, su adicción a la cocaína y su militancia en la izquierda latinoamericana, en los que nunca faltan las revelaciones sin anestesia.

Aunque sea un documental, se evidencian rasgos estilísticos propios de sus filmes de ficción, como la presencia de personajes locos pero interesantes (los feligreses de la iglesia maradoniana), un protagonista antihéroe y autodestructivo que vive intensamente a su manera, y la sempiterna música, en la que no solo toca la banda de Kusturica, sino que hace cantar al mismo Maradona una canción maradoniana y a Manu Chao en un homenaje en plena calle al “Pibe de Oro”.

A veces es un documental sobre Maradona, y otras, un documental sobre Kusturica haciendo un documental sobre Maradona.

Aparte de ello, se crea una especie de fraternidad serbio-argentina: Maradona recibe al cineasta en su casa y le presenta a su familia, y después Kusturica lo lleva a Serbia para que conozca a sus parientes.

Además los hermana otra situación, más atroz, la guerra: la de los argentinos con las Malvinas y la interétnica en Yugoslavia.

En fin, una obra imperdible para fanáticos de Maradona y/o de Kusturica.