Siempre

Mossafer, la pasión por el fútbol según Kiarostami

Durante junio de 2019, un mes repleto de torneos de fútbol, reseñaré películas rebuscadas sobre el deporte rey bajo la inesperada óptica de grandes cineastas de autor. Hoy ‘juega’ Irán con Abbas Kiarostami

01.06.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En el ámbito intelectual se ha desdeñado al fútbol considerándolo como un opio más del pueblo, un sucio negocio lucrativo y un vehículo de propaganda política. Sin embargo, han surgido películas que reflexionan sobre el fenómeno social del fanatismo futbolero, que cuestionan los oscuros trasfondos del deporte rey o que cuentan dramáticas historias relacionadas con este deporte, y cuando esto es filmado bajo la “dirección técnica” de reconocidos cineastas de autor, el resultado son obras de visionado imperdible.

Niñez, escuela, familia y fútbol

En 1974, año en que el fútbol alemán dominaba Europa y ganaba el Mundial, en la lejana Irán un joven Abbas Kiarostami lanzó su segundo largometraje. Mossafer, traducido internacionalmente como The Traveler (“El viajero”), es una película de ficción en blanco y negro de 73 minutos de duración, con un marcado estilo neorrealista y con un elenco amateur.

En la primera escena, unos niños juegan fútbol en los polvorientos callejones de un barrio. Nuestro protagonista es Qassem, un cipote humilde pero tremendo, rigioso con la pelota, capitán del equipo callejero y, por ende, custodio de las porterías y del balón. Su pequeño cuarto está decorado con pósteres y fotografías de su equipo favorito. Durante las clases, desatiende la lección por hojear clandestinamente la revista deportiva recién comprada con el dinero que le habían dado para el transporte.

En la casa, su madre está cansada de lavarle todos los días la ropa sucia y luego coserle las rasgaduras que se hizo jugando en la calle. A pesar de ello, Qassem junto a su amigo Akbar -también futbolero, pero aplicado en sus estudios y obediente a sus mayores- se las ingenia para sortear esos peros y disfrutar de su única fuente de alegría.

Si los niños futboleros de escasos recursos de cualquier parte del mundo vieran este filme, se identificarían de inmediato con el protagonista, distraído en sus estudios ya que a toda hora vive y sueña fútbol, sobre todo el de su club favorito, el Persépolis.

El fútbol en tiempos del shá

Irán es, por lejos, el país más futbolero del Medio Oriente y el club capitalino Persépolis, el más popular no solo de Irán, sino de toda esa región (como dato curioso, en ese club jugó nuestro compatriota Jerry Bengtson entre 2015 y 2016).

Qassem se entera que el partido más importante de la temporada del Persépolis se jugará dentro de dos días en la capital. El problema es que él no vive en Teherán, sino en Malayer, una ciudad a 349 km de distancia. Además, no cuenta con el dinero para el viaje, pero, se obsesiona con ver jugar a sus ídolos y hará todo lo posible por cumplir su sueño.

Aunque se trate de uno de sus primeros filmes, se descubren algunos rasgos estilísticos de Kiarostami, como su forma casi documental de filmar en exteriores, algunos planos secuencia y finales inesperados y de honda reflexión.

¿De qué forma reunirá el dinero para ir al estadio a ver jugar a su ídolos? ¿Qué otros obstáculos se interpondrán entre él y su sueño? ¿Cómo se vivía el fervor futbolero en las calles de Irán en los últimos años del shá? Si quiere saber las respuestas, lo invito a que vea la película. Allí está en YouTube, esperando que usted dé el pitazo inicial.