Siempre

¿Eres tímido? Aprende a vencer este problema

El tímido está pensando: “¿cómo me verán?”, “¿qué dirán de mí?”. El remedio es cambiar el enfoque; en lugar de mirarme a mí mismo, se trata de mirar a los demás: ¿qué puedo hacer yo por los demás?

FOTOGALERÍA
30.06.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS

La timidez es un problema que afecta a mucha gente, pudiendo casi afirmarse que cada tímido es un caso particular de timidez.

Por eso nunca vienen mal algunas recomendaciones para aligerar los contratiempos que causa a quien la padece.

Al igual que el miedo, la timidez se supera o se vence, pero no se llega a extirpar del todo nunca. Hay quien afirma que es simplemente un estado de ánimo.

Pero generalmente se entiende por timidez un “estado de inseguridad o vergüenza que una persona siente ante situaciones sociales nuevas, dificultándole o impidiéndole entablar conversaciones y relacionarse con los demás”.

Los síntomas son muy variados, pero los más comunes son de sobra conocidos: nerviosismo excesivo, sudores, rubor, bloqueo emocional, etc. Vamos a ver ahora las medidas o recomendaciones más importantes para superar la timidez.

Desarrollar la voluntad
Ante todo, el tímido debe reconocer el problema y no tratar de ocultarlo, pues eso dificulta más la solución. Una vez reconocido el problema, tomar la firme decisión de querer solucionarlo.

Muchas veces el problema es la indecisión o las dudas… La voluntad es algo que hay que desarrollar; de lo contrario, nos sentimos impotentes, y el tímido puede llegar al triste convencimiento de que no puede vencer su timidez.

Esta determinación debe llevar a la acción. El tímido tiene que actuar, tiene que atreverse, tiene que salir de su “zona de confort”, en la que se siente más o menos cómodo, y hacer lo que siempre había deseado hacer, pero que la timidez se lo impedía.

Actuar nos permitirá comprobar que muchos de los muros infranqueables que veíamos eran solo una pantalla de papel.

El tímido debe fortalecerse, desarrollando al máximo sus cualidades positivas, porque es seguro que las tiene. Debe practicar la virtud del valor, la valentía.

Cultivar la inteligencia
Es cierto que la timidez es algo irracional, y que los argumentos lógicos no son suficientes para solucionarla. Pero son necesarios.

El tímido debe reflexionar sobre su estado, pues, además, los tímidos suelen ser personas inteligentes y con un gran potencial, y deben utilizarlo.

Aquí la cuestión es aprender a reflexionar, aprender a pensar, lo cual no es fácil. El tímido debe aprender a estar atento y cuidar su mente, para no caer atrapado en obsesiones o pensamientos negativos de todo tipo.

Amar a los demás
El tímido debe desarrollar la virtud de la generosidad.

El problema de la timidez suele ir unido a la introversión y al estar muy pendiente de uno mismo. El tímido está pensando: “¿cómo me verán?”, “¿qué dirán de mí?” El remedio es cambiar el enfoque; en lugar de mirarme a mí mismo, se trata de mirar a los demás: ¿qué puedo hacer por los demás?, ¿cómo puedo ayudar a los demás, que podría yo aportarles?, etc., no esperar que los demás me traten bien, sino tratar yo a los demás como me gustaría que me tratasen a mí.

Se trata de ver a los seres humanos como parte de una misma familia, la humanidad, en la que todos somos hermanos.

Aunque exteriormente todos somos diferentes, esencialmente todos somos iguales, participamos de la misma naturaleza, y por tanto, puedo ver a los demás como me veo a mí mismo.

Todos los seres humanos tenemos nuestras inquietudes, nuestros anhelos, nuestros sueños, que en el fondo son los mismos aunque se manifiesten de distinta manera. Y viendo así a los demás, se deja de tenerles miedo.

La opinión ajena
Esta es quizá una de las causas más frecuentes de la timidez. El miedo al “qué dirán”, el miedo a las críticas, el miedo a ser rechazado, etc. Aquí la cuestión es reflexionar sobre qué valor damos a la opinión de otros, y qué valor damos a la nuestra, y cuál vale más.

En este caso, el argumento es muy sencillo: “Yo convivo conmigo mismo las veinticuatro horas del día, y por lo tanto, me conozco mejor que nadie; así pues, debo ser yo quien me juzgue a mí mismo”.

Y en cuanto a los demás, no se puede contentar a todo el mundo; siempre habrá alguien a quien no le guste lo que yo diga o haga.

Pues, de verdad, lo lamento. Mi mayor preocupación no será buscar la aprobación de los demás, sino la mía propia, y por tanto, hacer y hablar de la mejor manera que me sea posible. Si lo hago así, la opinión ajena no me va a afectar; puede llegar a ser molesta, pero no me intimidará.

La clave fundamental
La solución definitiva y segura para vencer la timidez consiste en buscarnos a nosotros mismos.

¿Cómo se hace eso? Pues muy sencillo: necesitamos la filosofía, las enseñanzas filosóficas, que nos ayudarán a conocer la naturaleza humana, es decir, conocer cómo somos y cómo estamos hechos los seres humanos, lo cual nos permitirá ser más íntegros y más auténticos.

Esto implica elevar nuestro estado de conciencia, ver la realidad, y nuestra propia realidad, desde un punto más elevado, y ver cómo la timidez está abajo, donde ya no nos molesta, porque nosotros estamos arriba, donde el cielo está limpio y azul y el sol brilla y da luz y calor.

Ahí es donde la timidez ha sido superada, ahí es donde encontramos estabilidad y seguridad, ahí es donde nos encontramos con nosotros mismos, y podemos sacar lo mejor que hay en nuestro interior.