Siempre

El artículo de Octavio Carvajal: ¡Adiós amores!

Mauricio Oliva está lleno de antenas, unas a su favor y otras en contra. Parece que no está tan solo como se cree. Alas caídas del cielo y del más allá están a sus órdenes para afrontar el traqueteo. ¿Tiene buena prensa?

23.06.2018

Ese amor entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo sigue cayéndose a pedazos, aunque los jefes y discípulos lo nieguen o traten de ocultarlo. No todo es color de rosa como se ve ni como lo pintan en los domos. Intrigas, perjurios y mucho billete de por medio afloran entre grandes buscando derribarse unos y otros por llegar o sujetar el poder de la nación.

Y el divorcio se originó, como siempre, por el maldito dinero. Se sospecha de zancadillas por procesos abiertos por la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih). Saltan “millones” de lempiras que habrían parado en manos de más de 60 diputados mientras los acusados niegan todo. Entonces ¿quiénes se los peinaron?

Rubor
De enero a la fecha casi nadie está tranquilo ni mucho menos en el hemiciclo sacudido por la denuncia de la Maccih de que en su interior alteraron el artículo de la Ley del Presupuesto 2018 para proteger a funcionarios corruptos. Según el brazo de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Fiscalía quedó atada para procesarlos.

Los congresistas ajustaron las cargas penales, civiles y administrativas. Claramente, ningún “padre de la patria” ni otros servidores públicos serían acusados hasta dilucidar o probar sus “gastos” de “fondos especiales” ante el Tribunal Superior de Cuentas (TSC). Por la embestida, el Congreso mostró una “fe de erratas” para pulir el presunto error legislativo.

Por delitos de falsificación de documentos y otros la Unidad Fiscal contra la Corrupción y la Impunidad del Ministerio Público (Ufecic-MP) acusó a los congresistas Román Villeda y Tommy Zambrano por suponerlos “cerebros” del colorete dado al presupuesto en el calificado “pacto de impunidad” para driblar la Maccih.

Trifulca
Esto y otras cosillas tienen al borde del divorcio, por no decir que ya están durmiendo en camas separadas, al Poder Ejecutivo y Legislativo. Es un pleito de gran magnitud donde también se la está jugando Porfirio Lobo Sosa, cuya esposa, la digna Rosa Elena Bonilla, está cautiva por el juicio “La caja chica de la dama”.

Como en política no hay amigos ni enemigos, nomás meras ambiciones, el honorable “Pepe” está moviendo teclas por cielo, mar y tierra para montar un bloque político que le permita salir airoso, caso contrario rodará él y buen grupo de sus amigos. Guerra entre cachos. Hasta Ricardo Álvarez (traicionado por Lobo) se le puso firme, a sus órdenes.

Pagos
Pero en medio de esta pelea entre oficiales, muchos ignoran que una “respetable” abogada guerrea tras bambalinas contra la Maccih. Su procurador es quien entrega los recursos y, si es posible, los valen otros por su “onerosa” firma. Por su incondicional trabajo es fuerte candidata a suceder al fiscal Óscar Chinchilla. ¿Saben quién es?

Esta matrona no es del agrado de un ala cachureca, pero es el as bajo la manga de quienes dominan el Congreso Nacional (aliados de “Pepe”). Si declaran desierta la elección del nuevo fiscal, la poderosa dama ascendería a ese puesto para hacer sinfín de quiebres en los próximos cinco años. Así que en el trono no la tienen nada fácil. Será una lucha titánica.

Limpio
¿Ganará JOH o lo arrollará Oliva y compañía? En el hemiciclo hay inquietud porque la Maccih ve adentro una “red” de mafiosos que tocaron a manos llenas colosales sumas de pisto a través de buen mazo de ONG entre 2011 y 2015. Por ahí surge de nuevo una señorona que domó parleros en la compra irregular de remedios.

Es una melcocha dulce para unos y amarga para otros. Nadie quiere morir en está apacible guerra vista en públicas, secretas y extrañas pláticas con simulada lealtad. Empero, hay tedio con el Ejecutivo y serias diferencias con la Maccih cuya gestión ahora es ovacionada por opositores, entre ellos Manuel Zelaya, quien visto como honesto ríe y gana terreno a los cachos desde su intocable barda.

La cosa está peluda. En el Congreso están ariscos y en el Ejecutivo sigilosos. Lo cierto es que los políticos (muchos mañosos) perdieron el recato. No les importa el país, les interesan sus egos y codicias. Mediten, púrguense, están a tiempo.