Siempre

'La tumba de las luciérnagas”, un lacerante poema visual sobre la vida y la muerte

Un homenaje El próximo sábado, a las 2:00 de la tarde, en el Museo para la Identidad Nacional (MIN) se presentará esta obra maestra del cine mundial...

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17.03.2018

Tenía pendiente el firme propósito de compartir con nuestros lectores la figura de Isao Takahata, uno de los autores de cine que más admiro y, por ende, un referente en mi trabajo personal como artista. Creador insigne y cofundador, junto a Hayao Miyazaki y Toshio Suzuki, del afamado estudio japonés de animación:
Studio Ghibli.

Recientemente visitó nuestro país la doctora en historia del cine Laura Montero Plata, invitada por Japan Foundation España y la Embajada de Japón en Honduras en el marco de sus actividades de extensión culturales y educativas.

Laura Montero, con la que tuve el placer de departir largamente, es considerada una autoridad académica en el cine de animación japonesa y una conocedora en profundidad de la obra del autor y muy querido director Hayao Miyazaki; de tal manera que su tesis doctoral fue publicada por Dolmen con el libro -bellísimamente editado- “El mundo invisible de Hayao Miyazaki”; y ahora contamos además con su último libro editado por Héroes de Papel, el que es justamente un monográfico dedicado a su película favorita de Miyazaki: “La princesa Mononoke.”

La entrevista
Entrando ya de lleno, comienza la conversación y ante una pregunta general y obligatoria, ¿cuál es tu película favorita del Estudio Ghibli?, me encuentro con una grata sorpresa.

Laura manifiesta que “hasta hace cuatro años podía responder claramente que su película favorita del Estudio Ghibli, en general, es “La tumba de las luciérnagas”, pero, después del lanzamiento de “El cuento de la princesa Kaguya”, ya no lo tiene claro, pues esta última, además de tener una gran carga emocional, tiene un componente feminista que nos permite ver el papel de la mujer desde una perspectiva muy contemporánea. Por lo tanto, concluye que no tiene una película favorita de este extraordinario y prolífico estudio de cine de animación, sino que son dos: “La tumba de las luciérnagas” y “El cuento de la princesa Kaguya”, ambas obras dirigidas por el gran Isao Takahata, increíblemente uno de los creadores de cine de animación injustamente subvalorado, como muchos otros grandes directores de anime, probablemente por la apabullante sombra de Hayao Miyazaki.

¿De entrada qué podemos decir del estudio Ghibli? “Si tuviese que destacar algo del Estudio Ghibli, lo primero que me viene a la cabeza es valorar la figura de Toshio Suzuki”, confiesa Laura. “Este genio para los negocios es el gestor primario y el estratega en la producción de las películas; a él se debe la creación de Nausica del Valle del Viento, tanto como manga como película”. Como ya sabemos, en la historia de esta casa productora, esta película es prácticamente el germen y el impulso que hizo que estos tres visionarios Takahata-Suzuki-Miyazaki se unieran y crearán en 1985, lo que hasta hoy día se mantiene como el referente mundial del cine de animación japonesa.

Es él (Suzuki San) el artífice de las mejores campañas de promoción que han hecho el gran impacto en el lanzamiento de las películas, y es Ghibli, su productiva filosofía de trabajo y, sobre todo, su altamente comprometido equipo humano, quienes pueden preparar dos proyectos a la vez para el lanzamiento de dos películas simultaneas en el mismo año; como así ocurrió en 1988, después de trabajar por un lado Hayao Miyazaki dirigiendo “Mi Vecino Totoro” e Isao Takahata, por otro, dirigiendo “La tumba de las luciérnagas.”

Centrándonos en Hotaru no Haka, título original de “La tumba de las luciérnagas,” obra maestra que cumple ya 30 años de creación, es necesario recordar que está basada en una novela homónima de tinte autobiográfico, escrita por
Akiyuki Nosaka.

La historia nos ubica en la Segunda Guerra Mundial, Japón, y su ciudad Kobe siendo prácticamente destruida estratégicamente con bombas incendiarias.

La trama sigue a Seita y su pequeña hermanita Setsuko que, dentro de su gran inocencia, ignora no solo los motivos de esa terrible situación, sino también las consecuencias reales y mortales que los envuelven.

Podría enumerar aquí muchas razones por las que esta magnifica película es imprescindible; no obstante, hoy nos ceñiremos a algunas pocas, las más reseñables. A esto, Laura me argumenta una muy importante: “Esta película cambia un punto de dirección en la manera que el cine japonés retrataba el tema de la guerra”. Hasta este momento en la filmografía nipona no se había realizado una autocrítica sobre el nivel de responsabilidad que tenemos como seres humanos y como sociedades en los eventos inmediatamente posteriores a la guerra; esta película, igual que la novela, hace un ejercicio de introspección sobre el trato que damos a las personas víctimas de un conflicto bélico, especialmente los niños y niñas que, huérfanos, quedan en el desamparo y sin protección. Desde los primeros instantes de la película, advertimos dos claros opuestos que llaman nuestra atención, por un lado la incomodidad desmedida por la conmovedora presencia de estos niños y, por otro, la atención hacía ellos y dentro de las pocas posibilidades, la ayuda para su supervivencia. En este sentido, “‘La tumba de las luciérnagas’ marca una evolución en el discurso que el cine japonés tenía sobre la guerra hasta ese momento”.

En términos de técnica, esta magnífica pieza del cine de animación también nos lleva a otro nivel, como comparte Laura, “por su calidad narrativa y estética.”

Desde el punto de vista narrativo, fiel a la novela, es destacadamente realista e intimista, pues acompañamos en un duro viaje al pasado a nuestro protagonista Seita. Sin embargo, centrándonos en la tierna figura de la pequeña Setsuko, podemos ahondar en esta triste historia a través de secuencias cada vez más duras.

En cuanto al trabajo de animación, es un deleite técnico-visual, la anatomía humana es tratada con un alto nivel de naturalidad y la imagen está pensada en tonos grisáceos, con el fin de transmitirnos esa sensación de un ambiente de postguerra, con poco espacio para la esperanza.

Finalmente quisiera reseñar algo esencial en nuestro departir específico sobre la obra de Isao Takahata, donde Laura acota que “es un director que hace cine no para todos los públicos, y lo hace conscientemente. No le interesa llegar a un público general; muchos no lo saben pero, a diferencia de Miyazaki, él no es animador, solo dirige. Esto le permite ser variable y cambiar de estilos, o adaptar las imágenes a la narrativa y no al contrario..., el cine de Takahata no es un cine tan divertido, como otros directores, pero es un maestro en el realismo”.

La película
Este sábado 24 de marzo, entrada gratuita -filmin- a las 2:00 de la tarde, en un homenaje al estudio Ghibli, presentamos en el Museo para la Identidad Nacional (MIN) esta obra maestra del cine mundial: “La tumba de las luciérnagas.”

Quedan todos cordialmente invitados a disfrutar de esta importante proyección y, si gustan, sigamos conversando sobre la maestría narrativa del maestro Isao Takahata, con su especial poética sobre la vida y la muerte.