Siempre

Aventura y adrenalina le esperan en Santa Emilia

En el corazón del macizo montañoso Apagüiz se ubica la finca que ofrece paseos guiados a través del bosque y noches de campamento

FOTOGALERÍA
02.09.2017

Danlí, Honduras
Durante los meses de agosto y septiembre la ciudad de Danlí se llena de colorido y alegría por la celebración del Festival Internacional de Maíz, más conocido como Festima.

Las plazas se llenan de algarabía y música para recibir a los visitantes. El ambiente de feria es propicio para disfrutar de un sano entretenimiento familiar, pero para los corazones de espíritu aventurero y los amantes de la naturaleza el municipio tiene un lugar sin igual: la finca Santa Emilia.

Ubicada en el corazón del macizo montañoso Apagüiz y a tan solo siete kilómetros de la ciudad, este rincón ofrece un sin fin de actividades al aire libre como senderismo, avistamiento de aves y baños en potentes chorros de agua o en sus pozas naturales.

Con una extensión de 362 hectáreas y una elevación de 1,200 metros sobre el nivel del mar, los senderos de la finca ofrecen un acercamiento con la naturaleza en cada uno de sus senderos donde arcos de bambú y frondosos árboles, propios del bosque latifoliado de hoja ancha de la zona, conservan gran parte de especies de la flora y fauna local.

La hacienda conserva un diseño campestre
muy simple y rústico. Los senderos ofrecen
un encuentro con la naturaleza.



El colorido de las flores adorna los caminos, pues es común observar entre los troncos bromelias, unas plantas parásitas que poseen en su interior microreservorios de agua durante todo el año y que irrigan el ambiente con una leve brisa.

El camino predilecto de los visitantes es el que conduce a “los chorros”, potentes caídas de agua que hacen la vez de balnearios en el interior del bosque, donde sumergirse es un placer obligado.

Para muchos los pasos entre lazos, escaleras y pequeños riachuelos valen la pena con tal de tener la oportunidad de refrescarse en las pequeñas cascadas y las pozas naturales que han sido acondicionadas por los propietarios.

“Ofrecemos senderismo por los chorros, avistamiento de aves y monos aulladores, campamento y una variada alimentación a precios accesibles”, manifiesta René García, propietario del lugar.

En cada uno de sus senderos conservan gran parte de especies de la flora y fauna local.

Noches estrelladas
La principal aventura dentro de Santa Emilia son los campamentos entre el inmenso bosque. El lugar dispone de un espacio destinado a los campamentos para quienes desean disfrutar de la magia de dormir a la intemperie y tener como techo la bóveda celeste cargada de estrellas.

Y lo mejor de todo es el precio, pues con tan solo 100 lempiras por noche puede instalar su tienda y disfrutar de la vida de campo.

Si le preocupa que durante su estadía no tendrá nada que comer, aleje sus temores, pues en la estancia se ofrece comida tradicional elaborada en el momento.

El platillo principal es la carne asada con frijoles, chismol y tortillas recién hechas, delicias acompañadas con el vino artesanal -que se elabora en la finca- denominado Jaboticaba.

La exótica bebida debe su nombre al árbol del cual es extraído el fruto con el que se produce, del cual los propietarios poseen dos ejemplares de esta planta procedente de Brasil.

Degustar esta bebida es un privilegio para pocos, pues su cosecha se realiza entre los meses de junio y julio y apenas se producen unas 150 botellas al año.

Visión
Debido a la aceptación que han tenido los paseos guiados por la finca y a las sugerencias realizadas por los clientes, los propietarios trabajan en un proyecto para instalar cabañas a lo interno del bosque para que los visitantes puedan prolongar sus visitas en cualquier época del año.