Siempre

El artículo de Octavio Carvajal: Las narcoplanillas

22.07.2017

No resulta sorpresa, pero sí es inaceptable y una pena que tras nombrarse tres “filtros” para detectar dinero sucio en la política, los mandos electoreros dejaron la vía libre, por ineptos o cómplices, a nuevos y viejos candidatos a cargos de elección popular ligados al narcotráfico, según confesó el cachiro Devis Leonel Rivera Maradiaga ante la jueza Lorna Schofield.

Decir sus nombres está por demás en un país donde la mayoría de la población votante se queja de los parásitos que tenemos para ocupar curules y alcaldías, pero en sus estrados los abrazan y piquean a sabiendas de sus oscuros pasos. Quienes riñen de puercos a ciertos alcaldes y legislativos del gobernante Partido Nacional también están hasta el gorro.

Quemón
Nadie se salva del ojo inquisidor. A un diputado liberal por Olancho lo salpicó el jefe cachiro de los Rivera Maradiaga. Lo señaló de ser tentáculo de su cartel de bandidos entre ese vasto departamento y el litoral atlántico. Ya lleva dos periodos en el Congreso y en noviembre próximo luchará por una tercera oportunidad. ¡Un capo legislando!

La DEA y el Departamento de Justicia de Estados Unidos tienen ristra de nombres de políticos catrachos. Saltan hermanos y primos de influyentes hombres y de peligrosos narcos que aún siguen prófugos, pero dominan sectores públicos. Una joven de unos 32 años del mundo de la cocaína peleará un sillón para los comicios de noviembre. ¡Eres tú!

En la lista figura un palancón cuyo suplente es un hombrón de 1.50 metros de estatura que se atonta cuando entona narcocorridos. Este pequeño gigante del crimen organizado pone cara de tonto, pero es liebre. Maneja el mercado entre San Esteban, Olancho y zonas estratégicas de Colón. No hay kilo que se pierda en el camino para su ambición política.

Kilos
Bueno, al final de cuentas, los alijos van para que salgan los dos. Si el propietario no puede ir a “sesión” del parlamento, su vicario lo auxiliará. Ahí anda la pareja para arriba y para abajo pidiendo el voto. Será difícil que no salga pues va casi de primera en la planilla gracias al hermanito y a los favores que deben pagar desde la butaca.

Aunque muchos sectores no lo crean, los kilos de cocaína siguen teniendo su fruto y su impacto. Hace unos años vimos a uno de ellos amenazando a miembros del “Tribunal Electoral” de que lo metieran de diputado “por las malas o por las malas”. El muchacho no salía, pero está en el hemiciclo. Suerte de “dios” que el saber poco te importa.

No revelaremos su nombre, pero es muy amigo de un periodista que siempre cae parado con todos los gobiernos. También intimó con varios “héroes” que están de paseo por Nueva York y con la familia Rivera Maradiaga. ¿Te acuerdas cuando volabas en el helicóptero de aquel banquero que te enseñó a blanquear dinero del narcotráfico?

Pizza
El elenco también lo engrosan tres parleros y un alcalde de un mismo partido que van por la reelección. La identidad de otros está en el escritorio de Schofield y se presume que volarán, pero después de las votaciones. Por el occidente modelan al menos cinco candidatos a diputados que pegaron tremendas parrandeadas con Los Valle.

Uno de estos galanes anda con bajo perfil, ya no visita lugares públicos y su cabello parece puro apagado. Otro está medio cusco y lucha porque su lavandero se bautice edil de su ciudad natal. Si no pega bien los botones que aliste el lomo y la ficha. Los tiros del bajo mundo no fallan y, si se salva, tal vez le llevan su pizza preferida a Estados Unidos.

De todos es sabido que nadie es culpable mientras no sea vencido en juicio, pero cuando el río suena piedras trae y los cantos del canto del cachiro en Nueva York no creemos que sean mentira, en primer lugar porque ya no tiene nada que perder. Desde su encierro se le incautó todo en Honduras y pronto oirá su condena por tráfico de drogas hacia el norte. Según Devis Leonel, en tres de los partidos en pelea tiene socios. Buen parte va de diputados o alcaldes, por primera vez o por la reelección y nadie indaga, ni se apartan ni los quitan. Por experiencia propia, un candidato presidencial les aconsejó zocar el trasero