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Honduras: El mangle, la joya natural más bella del Sur

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27.05.2017

Valle, Honduras
La biodiversidad natural del Golfo de Fonseca es única a nivel mundial.

Sus hermosas playas, la vida marina, la exquisitez de su gastronomía y los esplendorosos atardeceres son la principal motivación de los turistas para visitar este paraje que genera miles de divisas anuales a los habitantes del sector.

El mayor protagonista de esa belleza sin igual son los bosques de mangle, que con su valioso aporte a la biodiversidad se convierten en la fuerza motora del ecosistema.

El ecosistema del manglar se localiza en zonas aledañas al litoral, principalmente desembocaduras de ríos, lagunas, esteros, terrenos con relieve plano y fangoso.

Una de sus principales características son las periódicas inundaciones que se producen en los sitios donde se encuentran, generalmente estuarios, islas o islotes en donde el cambio de marea es más marcado.

Entre las maravillas que el bosque de manglar tiene es que puede adaptarse a condiciones diferentes de salinidad, con agua muy dulce hasta hipersalina, de ahí su denominación de plantas halófitas, ya que pueden soportar la combinación de ambas.

Las regiones en donde se encuentra el mangle son de los más productivas que se conoce, puesto que las inundaciones diarias y la descarga de los ríos promueven la remoción constante de nutrientes.

El área protegida está ubicado entre los municipios de El Triunfo, Namasigüe, Choluteca, El Corpus, Santa Ana de Yusguare y Marcovia, en el departamento de Choluteca; Nacaome, Alianza, Amapala, San Lorenzo y Goascorán, en el departamento de Valle.

La palabra mangle se deriva de un
vocablo guaraní árbol torcido.

La mezcla de diversos tipos de organismos tanto marinos, terrestres, fangosos y duros lo convierte en el espacio perfecto para que tanto aves, mamíferos, moluscos y crustáceos puedan cumplir con sus ciclo de reproducción.

Dina Morel, coordinadora del Programa de Áreas Protegidas e Incidencia del Comité para la Defensa y Desarrollo de la Flora y Fauna del Golfo de Fonseca (Coddeffagolf), explicó que aún no se ha logrado definir la cantidad de especies que habitan en los mangles hondureños.

“La riqueza del manglar es tan amplia que sería difícil poder establecer cuántas son las especies de fauna que existe en la zona, puesto que cada año en temporada de migración tenemos a miles de aves anidando en nuestro ecosistema, pero estamos haciendo el esfuerzo para conocer un número aproximado de especies de aves que posee el golfo”, anunció la funcionaria.

Distinción

La biodiversidad del Golfo de Fonseca lo ubicó en el puntaje más alto de importancia de humedales a nivel internacional brindándole el título de sitio Ramsar No. 1,000 a partir del 10 de junio de 1999.

La distinción otorgada a la región sur forma parte de las acciones mundiales en la preservación de los humedales en todo el mundo y se le otorgó el número 1,000 por ser uno de los ecosistemas naturales más completos, ya que cuenta con siete especies diferentes de mangle.

Entre los nombres más comunes del árbol se encuentra mangle rojo, blanco, negro y botoncillo, los cuales se diferencian en el hábitat, tamaño y el aspecto de sus hojas.

Pese a las bondades naturales del golfo, son pocas las personas nacionales y extranjeras que conocen a profundidad de ellas, por lo que se propone fortalecer el ecoturismo sostenible.

El Golfo de Fonseca es uno de los
humedales más grandes del mundo.

“Tenemos que traer a las personas a conocer el manglar, que vean su riqueza e importancia para que así podamos actuar y crear políticas públicas que permitan su protección y proliferación”, dijo Morel.

Además de su importancia para el mantenimiento del ecosistema, el mangle filtra los sedimentos y nutrientes, protegen el litoral contra la erosión costera derivada del oleaje y las mareas.

Los manglares son un paliativo contra el cambio climático, ya que captan el Dióxido de Carbono (CO2), purifican las agua cloacales y disminuyen la oxidación del óxido nitroso.