Crímenes

Nicolás Guyot, un artista que cambia la fotografía por la imagen

FOTOGALERÍA
25.03.2017

Tegucigalpa, Honduras
En cada imagen hay un deseo de expresión física y pictórica, un deseo de plasmar las molestias y los dolores, que no son siempre los del autor, sino quizás los del espectador, y el deseo de reflexionar sobre el pasado y el futuro...

Nicolás Guyot invita a reflexionar sobre las fronteras entre la fotografía, la pintura y la imagen.

El fotógrafo francés, nacido en 1976, exhibe sus vivencias como corresponsal de guerra en “Imágenes de lo insondable”, una exposición que devela la crueldad de los conflictos bélicos.

La muestra, que se estaciona en América Latina, exactamente en el Centro Cultural El Taller de Tegucigalpa, luego de una gira por Europa y áfrica, es una colección de imágenes sobre las crudas realidades de Siria, Congo y Nepal, captadas con una cámara que se sumerge en las antiguas técnicas del rollo de película y el revelado con bromuro de plata.

Guyot afronta un nuevo reto en su carrera, dejó de lado la cámara digital y se internó en mundos de brutal violencia para captar los rostros y los paisajes del dolor como lo hacían los fotógrafos antes de la era digital.

Un artículo de la Agencia AFP devela cómo parte de esa aventura está expuesta en el Centro Cultural El Taller, un conjunto de 60 obras impresas en papel, madera y tela, retocadas con pincel y con las propias manos del artista.

La técnica

Guyot afirma que su técnica es sencilla: es solo hacer desaparecer la fotografía para que nazca la imagen.

“La técnica del revelado con bromuro de plata regresará. Regresará también la fotografía analógica, estas técnicas están vivas porque no hemos terminado de agotar sus posibilidades”, dijo el artista a la AFP.

Pero, ¿qué lo llevó a distanciarse de los cánones fotográficos contemporáneos? Recordemos que sus imágenes carecen de la incandescencia de la fotografía digital y de los retoques conseguidos por programas.

La respuesta de Guyot es simple: “Estaba cansado de hacer las mismas fotos que me pedían” de los conflictos armados. “Traté de hacer algo diferente”, que pasaba necesariamente por resistirse al recurso fácil de la cámara digital, afirma.

“Tenemos piezas de un valor histórico singular, como por ejemplo algunos retratos de Siria”, resaltó Melina Torres, fundadora del recinto cultural, ubicado en la colonia La Campaña.

Torres destacó en particular una foto de ruinas de la época del imperio romano destruidas por el grupo Estado Islámico en Palmira, en el centro de Siria, que busca reflejar, más allá del dolor por el derramamiento de sangre humana, la trágica destrucción del patrimonio cultural de la humanidad.

En su biografía hay una descripción de su obra que afirma que esta asalta el ojo, el olfato (porque sigue desprendiendo el olor a químicos), el tacto.

“Algo sorprendente es que podemos cerrar los ojos y abandonarnos a la contemplación de las obras a través del influjo de otros sentidos”, detalla la publicación firmada por José Manuel Torres Funes.

Detalla que el poder de su trabajo también reside en esa particular muestra de ductilidad. “Imágenes de lo insondable” es también una propuesta poética, como es sin proponérselo, una propuesta historiográfica, antropológica, etnográfica u onírica, con imágenes difuminadas y entidades desprendiéndose de su propia historia, como sombras independientes que después, con la ayuda del espectador, se convierten en figuras”, continúa Torres Funes.

En las imágenes fotográficas impresas sobre soportes diferentes como la madera, la tela o el papel de acuarela, fabricados por el propio artista, hay lo que el crítico define como “la búsqueda de la otredad, de una otredad capturada previamente a través de la cámara, que comienza a adquirir su nueva forma en el pasaje al negativo y que termina de evolucionar durante el revelado e impresión”.