Crímenes

Los relatos más leídos en la sección Grandes Crímenes de Carmilla Wyler este 2016

Las selección de Grandes Crímenes escritos por Carmilla Wyler son relatos de la vida real, donde se cambian los nombres de las víctimas y victimarios de los hechos

FOTOGALERÍA
30.12.2016

Tegucigalpa, Honduras
Los relatos de Carmilla Wyler fueron las historias más disfrutadas por los millones de lectores de EL HERALDO este 2016.

La precisión de los relatos y la manera de escribirlas de Wyler encantó a los seguidores de este rotativo, quienes no se perdieron ninguno de los sucesos publicados cada domingo en la sección de Grandes Crímenes.

Este viernes, EL HERALDO le presenta las historias más leídas de este año para que las pueda disfrutar y se despida del 2016 sumergido recordando diez casos estremecedores.

Retrato del estudiante universitario Kevin Solórzano, quien es acusado de asesinar al exfical Edwin Eguigure.

1-Kevin o el calvario de un inocente

MARÍA
Como todas las mañanas, María se levantó temprano. El desayuno, el esposo, los niños, la escuela, el trabajo y las colas de carros en los bulevares. Su papel de esposa, madre, ama de casa y fiscal del Ministerio Público le imponían un ritmo acelerado que la hacía levantarse temprano para cumplir con tantas responsabilidades.

Era la rutina de todos los días, sin embargo, el martes 11 de noviembre de 2014 sería diferente, sería un día trágico; horrorosamente trágico... Ese día asesinaron a su esposo Edwin Geovanny, frente a ella y a sus dos hijos...

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El terror se apoderó de doña Juana. Sin saber qué hacer o adónde ir, se le ocurrió dar cuenta a la Policía. Mala decisión”.


2-Miedo made in Honduras

Escape
Doña Juana dejó su casa en un barrio de San Pedro Sula. Había vivido en ella treinta y dos años. Allí creció nacieron y crecieron sus hijos y allí enviudó. Pero su casa la querían los pandilleros y ella no pudo resistir más.

“Mira, ruca, te vas o te matamos a vos y a toda tu familia; ahora nosotros somos los dueños de esta casa”.

El terror se apoderó de doña Juana. Sin saber qué hacer o adónde ir, se le ocurrió dar cuenta a la Policía. Mala decisión. Media hora después de poner la denuncia, lo sabían los pandilleros. Esa noche le mataron un nieto. Lo encontraron al día siguiente, en un saco de nailon, amarrado de manos y pies, con dos balazos en la nuca y con señales de haber sido torturado.

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Foto: El Heraldo

3-Un caso en el mall

Caso
El hombre, un hombre joven y de regular estatura, se acercó angustiado a uno de los guardias del centro comercial. Llevaba el ticket de estacionamiento en una mano.

“¡Hey, compa –le dijo–, tenés que ayudarme!”
El guardia, con la mayor educación, le preguntó: “¿En qué puedo servirle, señor?”

El hombre tragó aire, miró al guardia, paseó la mirada en varias direcciones y, al fin, se decidió a hablar, con acento desesperado:
“¡Me robaron el carro! –dijo–
¿Me lo robaron!”
“¿De dónde, señor?”
“¡De aquí, del mall! Mirá que aquí tengo el ticket del parqueo. Cuando fui a buscar el carro al lugar donde lo dejé, ya no estaba… Me lo robaron y ustedes tienen que ayudarme…!

El guardia, tranquilo y sereno, llamó por radio, dio la información en clave y esperó. El hombre, en silencio, parecía a punto de llorar.

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4-Complicidad siniestra

“Me violó –dice Carla–, me violó y yo no pude ni gritar porque me tapó la boca con una mano. Después, me metió al baño y él mismo me limpió, pero ese mismo día me violó dos veces más… Cuando mi mamá regresó del trabajo, yo estaba encerrada en mi cuarto y a nadie le importó que yo no apareciera… Esa noche no cené y tampoco desayuné al día siguiente… No vi a mi mamá sino hasta esa tarde, pero no le dije nada. No me iba a creer y era seguro que me golpearía… Lo peor de todo esto vino un año después, cuando mi tía, hermana de mi madre, le reclamó”..

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Foto: El Heraldo

5-Un momento de pasión

Juan
Es un hombre joven, no muy alto, delgado, piel trigueña y de buena presencia, a pesar de lo mal vestido que está y de la enorme ansiedad que consume su alma. Además de esto, hay en sus ojos una profunda resignación.
“Dígame –me dice, con voz apagada–, ¿qué puedo hacer?”.
Une los dedos de sus manos sobre la mesa de concreto y mira hacia ningún lado tratando de retener las lágrimas.

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Foto: El Heraldo

6-La bestia y el patrón de patrones

LA ENTREVISTA
“El Patrón de Patrones”, Miguel Arnulfo Valle Valle, estaba sentado al otro lado de la mesa junto a su hermano Luis Alonso, sin esposas, con el rostro encendido con un rojo que bien podía ser de cólera o de indignación. La luz de las lámparas se reflejaba en las canas de su barba y, aunque se mostraba abatido, conservaba algo del espíritu de hierro que lo caracterizó por tantos años y que lo hizo uno de los hombres más temidos de Copán.

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Foto: El Heraldo

7-El misterio de la fosa séptica

CLa llamada
El teléfono sonó una vez más y el detective de homicidios de la Dirección de Investigación Criminal (DIC) agarró el auricular con mano perezosa. Era una mañana pesada de enero de mil novecientos noventa y ocho.
“¡Mándelo!” –dijo, reteniendo un bostezo.

“Otra vez llama esa mujer –dijo la operadora–, pero quiere hablar con alguien de homicidios”.

“Pásela”.

Siguió a esto un momento de silencio, el detective esperó con el auricular pegado al rostro, bostezó por tercera vez y, al final, escuchó la voz agitada y misteriosa al otro lado de la línea que decía:
“Yo sé dónde mataron a una chava y dónde la enterraron”.
“¿Usted sabe?”
“Sí”.

“Ya. Y, ¿cómo se llama la víctima?”
La llamada se cortó de repente, el detective gritó “¡Aló!” varias veces, hizo un gesto de impotencia, miró el auricular y lo puso sobre el aparato. Era la tercera vez que aquella mujer llamaba, pero no pasaba de decir lo mismo.

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Foto: El Heraldo

8-Los sepulcros blanqueados

Profecía
El pastor, un hombre alto, delgado, de agradable presencia, de piel curtida por el sol y de mirada vivaz y sonrisa ligera, se dirigió una vez más a los niños que lo escuchaban entre asombrados y temerosos.

“¡Tuve una visión de parte del Señor! –dijo el pastor, por tercera vez–. El Señor me dijo: Los niños que no obedezcan a su pastor y que no honren a sus padres no honran a Dios, y Dios se apartará de ellos…”

Los niños no se movieron. Estaban como hipnotizados.
Eran cinco, el mayor tendría nueve años; el menor, seis.

“¡Y yo les digo –gritó el pastor, de repente y después de un instante de silencio en el que el miedo podía palparse–, los niños desobedientes se van a ir vivos al infierno!”

Dos niños soltaron un grito.

“Sí –agregó el pastor–, así como lo oyen: se van a ir vivos al infierno, y lo peor es que allí ni la Muerte se va a apiadar de los desobedientes… ¡El diablo los va a masticar por toda la eternidad!”

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9-El poder de la lengua I y II

En un camino solitario, en una aldea de Olancho, unos campesinos que volvían de la iglesia encontraron el cuerpo de un hombre. Estaba muerto, tirado boca abajo en una zanja llena de agua. Con miedo, los hombres se acercaron para ver quién era.

Continú la lectura de la Parte I

Resumen
A Juancho lo encontraron muerto a la orilla de un camino solitario en una aldea remota de Olancho. Estaba tirado boca abajo en una zanja llena de agua. Cuando su padre llegó a la escena del crimen, el agua se había secado y el cuerpo estaba hundido en el lodo. Violando la ley, se llevó a su hijo para velarlo, a pesar del fiscal del Ministerio Público. Lo único que el señor quería saber era quién mató a Juancho, para vengarse con sus propias manos.

Continúe la lectura de la Parte II

Foto: El Heraldo

10-El Mensajito

El mensaje
Eran las nueve de la noche cuando Evelyn recibió un mensaje en su celular. Era de su jefe, el dueño de una pupusería que le pedía que regresara al trabajo porque tenían demasiados clientes esa noche y una de las cocineras se había enfermado de repente.

“¿Vas a ir?” –le preguntó Javier, su esposo, que también acababa de llegar de su trabajo como guardia de seguridad en la Universidad Nacional Autónoma.
“Dice mi patrón que me va a pagar doble la noche y que me va a mandar a dejar”.

“¿Te va a mandar a traer?”
“No, allá me va a pagar el taxi”.

Antes de las diez de la noche, Evelyn salió de su casa, vestida con el uniforme blanco y negro de la pupusería. Fue la última vez que la vieron con vida. La encontraron tres días después, desnuda, amarrada de pies y manos y con señales de haber sido torturada. El forense dijo que la habían violado y que la causa de muerte fue asfixia por estrangulación. Estaba tirada en una hondonada antes de llegar a Santa Lucía.

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