Honduras

Amigos Unidos desde hace tres décadas le canta a los difuntos

El trío conformado por Alejandrina Romero, Jeovany Zavala y Melvin Bueso es uno de los antiguos grupos de mariachis que a diario le cantan a la vida y a la muerte en la ciudad colonial.

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01.08.2014

Comayagua, Honduras

La armonía de las cuerdas de una antigua guitarra que hace sonar Alejandrina Romero se complementa con su inigualable voz de mariachi.

Su destreza manual para sacar las notas musicales, sin haber recibido preparación alguna en el arte musical, la llevó a convertirse en la reina del trío Amigos Unidos desde hace 35 años.

El grupo musical además está integrado por Jeovany Zavala y Melvin Bueso, que a diario recorren las calles de Comayagua en busca de clientes que soliciten sus servicios.

Las peticiones llegan desde cualquier punto de la ciudad, pero la mayor demanda con la que han contado desde siempre son los llamados de clientes que se encuentran a su paso, y las contrataciones para cantarle a difuntos en el cementerio de la localidad.

Los artistas se desplazan hasta el camposanto para entonar las melodías que, según los parientes de los fallecidos, eran sus preferidas. También han sido contratados en velorios, luego que los dolientes aseguran que el fallecido solicitó antes de morir que durante su velatorio estuvieran los mariachis. La mayor demanda en los cementerios se da en el mes de noviembre, con la llegada del Día de Difuntos, fecha en la que aprovechan para pasar días enteros en el interior del camposanto ofreciendo sus servicios musicales. El repertorio incluye desde boleros hasta rancheras y baladas.

Instrumentos

El trío se hace acompañar de tres instrumentos: guitarra, acordeón y bajo, con los cuales logran interpretar las diferentes melodías que ha guardado Romero en su memoria a través del oído, ya que carece del sentido de la vista. El grupo, aunque no porta el tradicional sombrero de mariachi y en algunos momentos ni las botas, es uno de los más reconocidos de la comunidad ya que también les contratan para amenizar festejos particulares en restaurantes y bares.

“Decidí trabajar como mariachi porque a uno que es no vidente lo discriminan porque creen que no puede trabajar y yo decidí no andar pidiendo en las calles”, dijo Romero. Su incursión en la música comenzó gracias a que una amiga le presentó a su hermano, que también se dedicaba a cantar, y este le dio la oportunidad de ser la vocalista de la agrupación. Desde los seis años, Romero aprendió a tocar la guitarra y también aprendió el sistema braille, lo que le ha permitido escribir canciones de su autoría. En su formación también logró aprender las técnicas de masajistas, pero nunca lo puso en práctica.

Salario

De acuerdo con los músicos, el salario que ganan les permite al menos subsistir, pues los precios por melodía varían así como las peticiones de los clientes. El costo de una melodía es de entre 30 y 100 lempiras, ya que a veces les toca sujetarse a la capacidad económica del cliente. En el caso de ser contratados, el precio es de 2,000 lempiras por hora.