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Catrachistes, los mejores chistes para reír este fin de semana

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09.11.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Estos eran tres hombres que se fueron al cielo. Ahí, los premiaban con un auto según su menor grado de infidelidad con su pareja. Juan, le había sido infiel veinte veces a su esposa.

Cuando llegó, San Pedro le dijo:

–Tú le fuiste veinte veces infiel a tu pareja, tu recompensa es una Citroën de 20 años.

Juan se fue descontento, pero se resignó.

Luego, llega Diego y San Pedro le dice:

–Tú le fuiste 10 veces infiel a tu mujer; te llevas un Fiat un poco usado, pero en buenas condiciones.

Diego se fue satisfecho con su Fiat.

Después llega Roberto y San Pedro le dice:

–Tú nunca le fuiste infiel a tu pareja, por lo tanto, te llevas un Porsche 0 km con radio, bluetooth y todo equipado.

Roberto se fue feliz con su auto, pero de repente Juan y Diego lo encuentran en un semáforo celestial llorando:

–¿Qué te pasa amigo? ¿Por qué lloras? ¡Si tienes el mejor carro! Yo estaría feliz, le dijo Diego.

Roberto le respondió llorando:

–Lo que pasa es que acabo de ver a mi mujer pasar con una motocicleta del año 1980.

Un transportista llevaba una partida de pingüinos hacia el zoológico cuando a medio camino se le estropea el camión refrigerado. Preocupado, trata de reparar el problema, pero ve pasar un camión repartidor de leche y consigue que se detenga.

Entonces le dice al lechero:

-Mira, te voy a dar 500 lempiras para que me hagas el favor de llevar estos pingüinos al zoológico.

El lechero acepta el dinero y se lleva con gusto los pingüinos en su camión refrigerado.

Mientras tanto, el transportista logra arreglar el daño, y de inmediato enfila hacia el zoológico.

En cuanto llega, ve salir al lechero, con los pingüinos detrás de él, en fila. El chófer le pregunta al lechero:

-¿A dónde vas con los pingüinos?

El lechero se lo queda mirando y le responde:

-Ya los llevé al zoológico, pero como me sobró dinero, ahora los pensaba llevar al cine...

Se encuentran dos amigos y uno le dice al otro:

–Mira, te voy a pedir un favor muy grande. Por cuestiones de trabajo voy a estar varios meses de viaje, y se van a quedar solos en casa mi anciana madre y mi gatito Pufi (que es lo que más quiero en este mundo). A ver si les puedes hacer una visita de vez en cuando, a ver cómo les va, y si pasa algo, lo que sea, me mandas un mensaje de texto, y así me entero aunque esté trabajando

–¡Claro, responde el amigo. ¡Cuenta con ello!

Se va de viaje, y al cabo de unos días recibe un SMS del amigo que dice: A TU GATO LO HA ATROPELLADO UN CAMIÓN Y LO HA MATADO.

Inmediatamente lo llama por teléfono:

–Pero, hombre, ¿cómo se te ocurre darme así esta noticia? ¡Con lo que yo quería a este gato!

–Pero, ¿no me dijiste que te avisara de lo que sea?

–¡Sí, pero es que así no se dan las noticias!

–¿Y cómo se dan entonces?

–Pues eso primero me mandas uno que diga TU GATO SE HA SUBIDO A UN ÁRBOL.

Con eso ya se me va haciendo el cuerpo. Luego me mandas otro que ponga TU GATO SE HA CAÍDO DEL ÁRBOL Y ESTÁ GRAVE.

Así ya me empiezo a hacer a la idea. Y ya entonces me mandas otro que diga TU GATO HA FALLECIDO. ¿Comprendes?

–Ah, pues no lo sabía, perdona, hombre…

Pasa un mes, y recibe otro SMS del amigo que pone:

TU MADRE SE HA SUBIDO A UN CIRUELO...

Dios estaba creando el mundo y le estaba poniendo el nombre a los animales: Tú te llamarás gallina, y tú caballo. Tú burro, y así, siguió poniéndoles sus nombres a los animales.

Pasa un rato y el burro pregunta: ¿cómo me llamaba yo?

Y Dios contesta: Burro

Después de tres minutos más, el burro pregunta:

-¿Cómo me llamaba yo?

-Burro

Y así cinco veces más le vuelve a preguntar:

-¿Cómo me llamaba yo?

Él le responde:

-Burro, idiota

Y el burro dice: ¡Yo ya me estaba aprendiendo el nombre y usted ahora me dice el apellido!

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