Estados Unidos
Ella se había vuelto adicta al bótox, a tal punto que parecía haber perdido las expresiones de su rostro.
Alarmada consultó con algunos especialistas hasta que le ofrecieron un tratamiento que permitiría que la mujer recuperara el volumen de su frente y pómulos que, según los doctores, había perdido.
Le inyectaron nuevos rellenos combinados en una zona de su rostro. El resultado fue terrible: su cara terminó hinchada y desfigurada a tal punto que se sentía un monstruo al verse en el espejo. Entonces, se sometió a una cirugía correctiva, pero no salió bien, se le dañó un nervio óptico y quedó ciega de un ojo.
+El rechazo más cruel de una mujer
La mujer habló acerca de su historia en el programa The Doctors y confesó el infierno que vivió. “No salía de casa, me encerraba en mi habitación, no sabía si iba a sobrevivir. Pensé en suicidarme”, reveló.
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“Ellos hicieron que quedara groseramente desfigurada. No me sentía cómoda de andar en público y me aislé, tanto de mis amigos como de mi familia, durante tres años y medio”, contó.
También detalló que usaba “sombreros, pañuelos y gafas de sol con la esperanza de que algún día iba a ser capaz de mirarme de nuevo en el espejo y reconocerme. Me sentía como un monstruo”.
Según ella, “sentía la cabeza de un alienígena, mi frente era tan pesada que se caía y me cubría los ojos sin que pudiera ver, a menos que me atara una cinta o me aguantara la frente. Para las personas que estén leyendo mi historia, espero que entiendan que son guapos tal y como son y merecen ser queridos. Nuestra perspectiva en relación con la belleza es tan imperfecta que cada vez es más extraño conocer a alguien que vea su propia belleza”, recomendó.
