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¿Cómo hace Nicaragua para mantener bajos niveles de homicidios?

La estrategia de seguridad apuesta a los comités ciudadanos, claves en la denuncia y limpieza policial, para prevenir delitos

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23.08.2016

NOTA DEL EDITOR
Un significativo avance en materia de seguridad, un reto por vencer en materia de atracción a la inversión privada y mucho por debatir en el tema de una posible reelección de Daniel Ortega es parte de lo que se vive en Nicaragua en estos días. EL HERALDO comienza hoy algunas entregas en las que se abordarán los cambios que está viviendo este país centroamericano que enfrenta retos similares a los de Honduras.

Managua, Nicaragua
Con un promedio de homicidios de ocho por cada cien mil habitantes, Nicaragua está recibiendo los beneficios de un largo proceso de depuración y modernización de la policía que inició a comienzos de la década de los noventa y terminó en el año 2007.

Si Honduras sigue estos pasos, como en efecto ya comenzó con la reestructuración de la Policía, seguramente que se avizoran tiempos mejores para el pueblo hondureño.

Si bien es cierto Nicaragua tiene un contexto histórico político diferente, las políticas de seguridad tienen características similares a las que se están aplicando en Honduras.

Una vez que se modernizó el aparato policial, Nicaragua consolidó el “modelo preventivo, proactivo y comunitario” que permite a la policía tener una estrecha relación con la comunidad a través los “comités de prevención del delito”.

Pero para que esto ocurra necesariamente tiene que haber una policía confiable y los nicaragüenses lo están logrando al tener la fuerza del orden -hasta ahora- un nivel de aceptación de un 79 por ciento de parte de la ciudadanía, según cifras oficiales.

No solo las entidades oficiales destacan el nivel de seguridad en este país centroamericano, también lo reconocen el Foro Económico Mundial y el Departamento de Estado de Estados Unidos, mientras un informe de la Vanderbilt University de Nashville, Tennessee, dice que “solo el 4.7% (de la población) cree que la inseguridad es el mayor problema del país”.

Foto: El Heraldo

En Nicaragua la policía está presta a atender las denuncias de la ciudadanía.
De acuerdo con el informe Global sobre Homicidios de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), reproducido por el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas de Nicaragua a finales de 2013, “la región presentaba más de 25 homicidios por cada cien mil habitantes, tasa similar a la región del sur de áfrica y mucho más elevada que el resto del mundo”.

Según informes oficiales recientes divulgados por la prensa oficial de Nicaragua, El Salvador registra 68.6 homicidios por cada cien mil habitantes, Honduras 66, Guatemala 31, Panamá 16, Costa Rica 9.5 y Nicaragua 8 por cada cien mil.

Las autoridades hondureñas dan cuenta, a través del Sistema Estadístico Policial en Línea (Sepol), de que el país tiene actualmente una tasa de homicidios que ronda los 56 por cada 100 mil habitantes.

El comandante Ortega junto a la directora de la policía, Aminta Granera, en una actividad oficial.

El comandante Ortega junto a la directora de la policía, Aminta Granera, en una actividad oficial.


El ambiente
Al solo cruzar la frontera, ya adentro de Nicaragua, comienza a sentirse un ambiente de tranquilidad, de ausencia de temor de parte de la ciudadanía que visita este país centroamericano gobernado con mano dura.

Las políticas preventivas del pasado y del presente, combinadas con una actual represión del delito, están haciendo de Nicaragua un país diferente pese a estar muy cerca de Honduras y El Salvador, donde las pandillas juveniles amenazan con socavar las bases de la sociedad.

EL HERALDO recorrió varias comunidades y ciudades de este país, entre ellas Somotillo, Chinandega, León, Managua, Ciudad Darío, Estelí y Somoto, además de los sitios rurales que comunican estas ciudades, y se nota que hay diferencias en materia de seguridad ciudadana.

En las calles se ven muy pocos carros con vidrios polarizados. Una persona que compra un carro no tiene dentro de su agenda la polarización de su vehículo.

En ciudades como Chinandega, León y Managua, las más importantes del país, muy pocas patrullas con policías a bordo se ven las calles.

Lo mismo pasa con los agentes de tránsito, y los pocos que hay son implacables con las sanciones a quienes violan las leyes de circulación.

Sí se ven agentes de seguridad privada en los principales negocios. Si un extraño estaciona su carro y le pide orientación a un ciudadano sobre determinada dirección que busca, el transeúnte se acerca y colabora sin ningún tipo de temor.

Aquí hay una especie de miedo y respeto al gobierno de Ortega, un hombre que sale poco en los medios de comunicación, pero que todo mundo lo conoce y sabe de su trayectoria política. En las instituciones bancarias los clientes pueden “mensajear” con sus celulares, hacer o recibir preguntas mientras hacen filas para llegar a las ventanillas.

En las calles, por lo menos por donde pasó EL HERALDO, la gente camina tranquila con sus teléfonos en uso, sin temor a ser asaltada.

Las familias salen a las calles con la tranquilidad y confianza del caso.


Los testimonios
Hay tres componentes que están influyendo para que Nicaragua no tenga los mismos problemas de inseguridad que Guatemala, El Salvador y Honduras. Lo primero es que las autoridades no permiten que se formen células o pandillas juveniles en barrios y colonias. Y las que se van formando las van desarticulando.
“Nosotros no estamos en competencia con nadie, con ningún país, pero con la delincuencia organizada somos recios, no le andamos con paños tibios”, dijo un alto oficial de la policía que pidió omitir su nombre. “Sería un error dejarlos pasar”, expuso.

Este oficial no ignora lo que está pasando en el Triángulo Norte, como se le ha llamado a una parte de Centroamérica en estos tiempos de integración.

Contó que las autoridades tienen organizada a la ciudadanía en comités de seguridad de tal forma que la misma población es la principal colaboradora en la prevención del delito.

“Aquí si notamos algo extraño en una cuadra, si vemos a chavalos (jóvenes) tatuados, desconocidos y sospechosos, lo primero que hacemos es llamar a la policía para que los capture”, dijo una aseadora de un hotel en Chinandega.

Añadió: “Aquí la policía tiene a raya a los delincuentes, aquí la gente trabaja, come y duerme tranquila. Si usted hizo algo malo en Estados Unidos y regresa, aquí tiene que andar formal, si no tiene problemas”, aseguró la entrevistada.

Hay un aspecto que influye para que la ciudadanía no tenga temor en colaborar y es la percepción hacia la policía. La gente llama a la autoridad sin temer a ningún tipo de represalia. “La clave es tener contacto con la población, si no lo tenés no andaríamos bien”, dijo el alto oficial.

Pobladores de Nicaragua captados en uno de los parques recreativos.


No todo es color de rosa
Pero no toda Nicaragua está feliz con la seguridad. Hay quienes la cuestionan y ponen en duda las cifras oficiales. Uno de ellos es el empresario, excandidato presidencial y político de oposición, Fabio Gadea Mantilla.

“Ese es puro cuento chino, aquí matan gente y la CNN no dice nada. En cambio, en Honduras matan un individuo y la CNN hace un escándalo. Aquí mataron a una familia entera en las Jagüitas y dicen los guardias que la confundieron con un carro de narcotraficantes, le hicieron parada y no se paró y le dispararon a la familia, en vez de dispararle a las llantas del carro”, cuestionó.

Michaelle Lacayo, presidente de la Unión Nacional de Productores Agropecuarios de Nicaragua, entrevistado por EL HERALDO tras una reunión de empresarios, dijo que “nosotros tenemos un diálogo constante tanto con el ejército como con la policía, donde buscamos soluciones prontas. Somos preventivos, no proactivos. El ejército y la policía nos apoyan fuertemente”.