Honduras

El artesano de los mágicos barcos en botella

Jairo Cruz por curiosidad aprendió a elaborar los barcos en botella, los cuales obsequiaba a sus amigos y familiares, pero debido a la falta de empleo decidió vender sus manualidades para sacar a delante su familia

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28.05.2016

Tegucigalpa, Honduras
Ver un barquito de madera en el interior de una botella despierta curiosidad en la mayoría de las personas, y no faltará quién se pregunte si cortan el vidrio del envase para introducirlo o si se recurre a un truco de magia, seguido de las palabras “Abracadabra, pata de cabra, barco entra en la botella”.

Nada de eso. Lo que usted aprecia es parte de la capacidad y talento creativo de Jairo Cruz, un capitalino que ha aprendido a ganarse el pan de cada día con dignas piezas de arte como el barquito dentro de la botella de vidrio.

Cruz ha convertido las calles del bulevar Morazán en el campo de batalla donde ofrece a los conductores de vehículos sus obras artísticas, que llevan impreso el sello de “Hecho en Honduras”.

“Son más de 15 años los que llevo haciendo estas piezas para ganarme la vida de manera honrada”, expresó Cruz.

Todo se remonta al 2001, cuando Cruz decidió aprender esta manualidad. “Aprendí de un amigo, yo trabajaba en un taller donde se fabricaban muebles, él me pedía prestadas algunas herramientas para hacer tallados de madera, y cuando me di cuenta de lo que mi amigo hacía decidí aprender este arte”, señaló el artista.

Al inicio no fue fácil hacer un barco y más aún colocar cada pieza dentro de la botella, ya que resulta complejo y se requiere de mucha delicadeza, pero sobre todo de mucha paciencia.

Jairo comenzó a hacer los barcos a manera de pasatiempo para no aburrirse y obsequiarlos a familiares y amigos.

“Pero lamentablemente me quedé sin empleo, y fue ahí que vi la posibilidad de ganarme la vida haciendo los barcos de madera dentro de una botella”, manifestó.

Como se trata de una labor compleja, el ebanista a diario fabrica de dos a tres trabajos, pues para poder armar en el interior de la botella cada pieza del barco se requiere mucha paciencia y una mano firme y suave.

Proceso

Sobre una rústica mesa de madera, donde tiene todas sus herramientas y materiales disponibles, el artista comienza su trabajo desde tempranas horas de la mañana.

El artesano usa pegamento, botella de vidrio, madera, lija, papel, hilo y dos agujas que el mismo ha elaborado.

“Lo primero que se debe tener es una buena botella lo más transparente posible y sin algo que impida la visibilidad al interior y también debe tener un tapón de rosca”, detalló el artesano.

Además añadió: “la madera la compro en cualquier taller de carpintería, selecciono la mejor para poder hacer bien mis trabajos”.

Jairo recurre a un trozo de madera, donde dibuja el diseño del casco del barco para tallarlo y lijarlo, para que este pueda ser colocado en el interior de la botella, sobre una base del mismo material, además de hacer agujeros en donde se colocan los mástiles y las demás piezas que son como un rompecabezas.

Una vez hecha cada parte de la nave, con mucha precisión procede a colocar la parte principal, luego los camarotes, los mástiles y por último el hilo.

“Para hacer los barcos hay que tener mucha paciencia esto requiere de tiempo. La verdad, todos los barcos se introducen pieza por pieza por el cuerpo de la botella, las botellas nunca se cortan”, expresó Cruz.

Sus herramientas para colocar cada elemento del barco son dos varillas, una galvanizada con un dobles de 90 grados en la punta, con la cual manipula las piezas para colocarlas en sus respectivos lugares.

La otra varilla la extrajo de una sombrilla, la cual tiene un agujero en uno de los extremos donde coloca el hilo para ser puesto en los tres mástiles. De las ventas que obtengo de cada barco ayudo en mi hogar para poder comprar algo de comida y para que mis hijos asistan a sus centros de estudio, explicó Cruz.

A partir de las 6:00 de la tarde estoy en el semáforo del bulevar Morazán, para ofrecer mis trabajos a las personas, informó Jairo Cruz.

Los trabajos manuales los vende de 100 lempiras hasta 200, y según expresó el ebanista hace los trabajos que el cliente quiera y con el diseño que más le guste Esta es una forma honrada de ganarme la vida para poder ayudar a mi familia, dijo el entrevistado.