Honduras

'Le rogaré a Dios porque ustedes vayan al infierno como se lo merecen'

La asamblea de la Sociedad Civil se vio manchada por el zafarrancho de 15 organizaciones

28.08.2015

Tegucigalpa, Honduras

La asamblea de la Sociedad Civil para la elección de sus representantes a la Junta Nominadora se convirtió en una especie de tribuna para los más desagradables insultos y blasfemias.

Es así, que al calor de las emociones, dirigentes que se autodenominan representantes de la Sociedad Civil, se mandaron al infierno, se calificaron de Judas, de Pilatos y una y otra vez se dijeron “malditos”.

Los rumores ya se habían escuchado un día antes de este evento. Y es que 15 organizaciones de la Sociedad Civil que integran la Coalición contra la Impunidad no estaban de acuerdo con el proceso de elección que se llevaría a cabo ayer en el auditorio del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).

El conflicto empezó minutos después de iniciada la asamblea luego que el ministro de Gobernación, Rigoberto Chang Castillo, solicitara permiso a los miembros para hacer una invocación a Dios.

Esto despertó la molestia de Gilda Rivera, representante del Centro de Derechos de Mujeres (CDM), quien subió al escenario para protestar en contra de la solicitud realizada.

“Este país está en esta situación como resultado de la alianza perversa de muchas religiones, que esa cúpula religiosa ha montado con los gobiernos que están robando nuestros recursos naturales”, expresó.

“Es una vergüenza que de nuevo las iglesias se estén apoderando de los asuntos públicos de nuestro país, a las mujeres nos impiden que exijamos nuestros derechos, son las iglesias, son esas cúpulas perversas, pero un día les va a llegar su turno para rendir cuentas, no al Dios divino que ustedes proclaman, sino a la sociedad, a la justicia terrenal”, advirtió con evidente molestia.

Pero esas declaraciones solo eran el inicio de lo que culminaría con un zafarrancho.

Antes de que se terminara la elección de la Comisión Electoral que dirigiría el proceso para la elección de la Junta Nominadora, los 15 representantes de igual número de organizaciones determinaron abandonar la sala por no estar de acuerdo con el proceso.

La salida de estos fue turbulenta, uno de los representantes hacía sonar un objeto metálico que en su interior parecía tener piezas sólidas, haciendo un sonido similar al de una culebra cascabel.

Este sonido se confundió entre los gritos de los demás que a una sola voz gritaban “Judas, Judas, pastores vendidos”, mientras lanzaban monedas a los asambleístas.

Los protagonistas del escándalo se apostaron en la entrada del auditorio de donde lanzaron otra clase de ofensas a los presentes.

En ese momento el pastor Gerardo Facussé, que curiosamente regresaba del baño y se disponía a brindar una entrevista, se encontró con la turba enardecida que brindaba declaraciones a los medios de comunicación.

En ese momento uno de los miembros del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (Ciprodeh), identificado como Denis Muñoz y Donys Reyes, representante de la comunidad LGTB, comenzaron a gritarle que los pastores eran “mercaderes de la fe”.

Muñoz, en un acto de agresividad verbal, mencionó que los pastores “vendieron siete años de impunidad” e indicó de forma soez que eso afectaba a sus hijos.

En su defensa, Facussé mencionó que como iglesia también representan al pueblo en la parte de la reserva moral.
En la discusión intervino Wilfredo Méndez, activista de Libre y coordinador de Ciprodeh.

“Vamos a ver si este hombre de Dios puede responder a esto, yo les dije a ustedes como pastores, vienen ustedes a imponer como una maquinaria, miren en la votación, usted no reconoce la integridad del doctor Almendárez”, dijo Méndez, a lo que Facussé respondió: “yo voté por Almendárez”.

“Escúcheme, cómo es posible, yo les dije a la Confraternidad Evangélica den dos pasos atrás, sean más humildes en el proceso de reconocimiento”, dijo Méndez.

Después de un par de frases, Facussé preguntó a Méndez por qué no habían traído a su representación y reiteró que las iglesias representaban también a la sociedad.

La discusión llegó a un punto de colapso a Méndez, quien poniendo sus manos juntas sobre su boca, como en señal de oración, expresó “yo espero y le rogaré a Dios porque ustedes vayan al infierno como se lo merecen”.

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