Honduras

Deportación de menores, el dilema de los medios en Estados Unidos

'La tasa de homicidios de Honduras es seis veces mayor que la de Chicago. ¿Cómo podemos enviar a los niños de regreso a eso?', cuestionan la prensa estadounidense.

11.07.2014

Washington, Estados Unidos

La crisis humanitaria en la frontera sur de Estados Unidos, ha generado polémica en el país del norte.

Si bien muchos sectores son partidarios de la deportación de los más de 50 mil niños que han llegado desde octubre de 2013 al país, otros advierten sobre los peligros que corren los menores e invitan a evaluar la situación detenidamente.

Tal es el caso de New Republic, un diario crítico en materia política que circula principalmente en Washington y Nueva York.

Hoy, New Republic publicó un artículo en el que compara los índices de homicidios de Honduras con los de Chicago, la ciudad más violenta de Estados Unidos. En su análisis, valora la situación que orilla a miles de menores de edad a dejar el país en busca de un mejor futuro e insta a poner los ojos sobre un problema mayor.

A continuación, una traducción libre del artículo:

Durante el fin de semana del 4 de julio, 82 personas fueron tiroteadas en un lapso de 84 horas en Chicago, 14 de ellas murieron. El alcalde Rahm Emanuel lo calificó como 'simplemente inaceptable'. El comisionado de Policía lo describió como el 'Día de la Mamota'. Y un columnista de opinión del Tribune escribió: 'además de que las vacaciones del 4 de julio fueron particularmente sangrientas, lo que es aún más inquietante es lo ordinario que los asesinatos y la mutilación se han vuelto'.

Pero ni el terrible fin de semana de Chicago no se compara a la violencia en los países de Centroamérica que los niños migrantes están dejando, contribuyendo a la crisis humanitaria a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos.

En 2013, 'solo' se registraron 415 homicidios en Chicago, la cifra más baja en 48 años. Eso representó un 18% de mejoría, pero Chicago sifue siendo la ciudad con más homicidios en Estados Unidos (aunque se encuentra fuera de las 10 con más homicidios per cápita).

El año pasado en Honduras, más de 7,000 personas fueron asesinadas, un promedio de 19 al día. El país tiene casi el triple de habitantes que Chicago, pero eso no cuenta para la diferencia: En 2013, en Chicago tuvo 15 homicidios por cada 100 mil habitantes, contra 90 en Honduras. En la segunda ciudad más importante del país, San Pedro Sula, la tasa de homcidios es de 173 por cada 100 mil habitantes, lo que le ha ganado el título de la capital mundial de los homicidios.

En una historia publicada el jueves por el New York Times sobre la vida de las pandillas en Honduras, el diario reportó que 'los niños son asesinados por negarse a unirse a las pandillas, más venganzas en contra de sus padres o porque están atrapados en disputas de pandillas. Muchos activistas aquí sugieren que también son asesinados por agentes de policía que estén dispuestos a limpiar las calles de cualquier forma posible'. En el 2013, el rotativo informó que 1,013 personas menores de 23 años fueron asesinadas.

Honduras es uno de los tres países desde donde los menores no acompañados están huyendo en masa a Estados Unidos. En los otros dos, El Salvador y Guatemala, las condiciones son más seguras, pero solo en comparación con Honduras. En 2012, El Salvador tuvo cerca de 2,600 asesinatos, para una tasa de homicidios de 41 por cada 100,000 habitantes. El Times también reportó de que los asesinatos de niños de 17 años o menos, se han incrementado hasta 77 por ciento en lo que va del año. En Guatemala, la tasa de homicidios fue de 40 por cada 100,000 habitantes en 2012.

El lunes, Emanuel pidió algo más que una mayor presencia policial. 'También tenemos que dar a nuestros jóvenes alternativas a la calle y como comunidad tenemos que exigir más de nosotros mismos y de nuestros vecinos', dijo. Lo mismo podría aplicarse a nuestros vecinos de la región. Ciertamente, Honduras, El Salvador y Guatemala, tienen que hacer más por sí mismos para reducir el derramamiento de sangre. Pero con miles de sus ciudadanos jóvenes ahora corriendo a nosotros en busca de ayuda, vale la pena considerar si nuestra solución por defecto, la deportación, establece alguna posibilidad de resolver el problema más grande. Al igual que en Chicago, tal vez es hora de considerar un enfoque diferente.