Honduras

Constituyente de 1980 y el anhelado retorno al estado de derecho

La presión del poder civil y el temor de Estados Unidos a que se alentara la subversión en Honduras obligaron a los militares a entregar el poder de una forma pacífica.

07.04.2014

Las elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente celebradas el 20 de abril de 1980 se desarrollaron después de casi veinte años de los regímenes militares que llegaron al poder por la vía menos democrática: los golpes de Estado.

Fueron en varios períodos, a partir de 1963, que los militares gobernaron con mano dura el país hasta 1980 cuando, por fin, cedieron a las presiones nacionales e internacionales de devolver a los civiles el poder usurpado.

El 3 de octubre de 1963, el coronel Oswaldo López Arellano encabezó un cruento golpe de Estado que depuso al liberal Ramón Villeda Morales, padre del actual candidato presidencial Mauricio Villeda.

López Arellano se “constitucionalizó” mediante elecciones fraudulentas en 1965 en las que predominaba el interés de controlar la Asamblea Nacional Constituyente para que lo ratificara en su mandato, como en efecto ocurrió.

Estos comicios fueron bautizados por la prensa de Estados Unidos como “elecciones estilo Honduras” por el fraude descarado que hubo.

De esta forma, López Arellano estuvo en el poder hasta el 6 de junio de 1971 cuando le entregó el cargo al nacionalista Ramón Ernesto Cruz, que había ganado las elecciones generales.

Pero “Monchito” Cruz, como le llamaban sus simpatizantes, solo duró en la silla presidencial año y medio porque al final de 1972 fue derrocado por el mismo López Arelllano que se había quedado como jefe de las Fuerzas Armadas.

Este segundo mandato de López Arellano se prolongó hasta el 22 de abril de 1975 cuando fue víctima de un “golpe de barraca”, al interior de las Fuerzas Armadas, dirigido por el entonces coronel Juan Alberto Melgar Castro, esposo de la posterior lideresa del Partido Nacional, Nora de Melgar.

Las Fuerzas Armadas comenzaron a sentir la presión nacional sobre la necesidad de restituir a los civiles sus derechos a elegir y ser electos.
Sin embargo, Melgar Castro fue sustituido el 7 de agosto de 1978 por una Junta Militar de Gobierno presidida por Policarpo Paz García, Domingo

Antonio Álvarez Cruz y Amílcar Zelaya Rodríguez.
Al final quedó solo Paz García que sentó las bases para un retorno pacífico al orden constitucional.

Paz García comenzó a recibir visitas de los partidos políticos (Nacional y Liberal) y representantes de Estados Unidos que le pidieron convocara al pueblo a una Asamblea Nacional Constituyente.

El presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, mandó a William Bowdler el 11 de septiembre de 1979 y el 23 de enero de 1980 para sentar las bases para una Asamblea Nacional Constituyente.

Estados Unidos se dio cuenta que continuar con los regímenes militares, muy dados a la represión, podría alentar la subversión en Honduras que ya había triunfado en Nicaragua con la Revolución Sandinista.

Fue así que se creó el Tribunal Nacional de Elecciones que convocó al pueblo hondureño a elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente que se realizaron el 20 de abril de 1980.

Estas elecciones fueron ganadas por el Partido Liberal que obtuvo 35 diputados contra 33 del Partido Nacional y 3 del Partido Innovación y Unidad (PINU), que participaba por primera vez.

En números, el Partido Liberal recibió 495, 789 votos equivalentes al 51.67 por ciento; el Partido Nacional obtuvo 423, 623 (44.15 por ciento) y el PINU, 35,052 votos o sea el 3.65 por ciento.

La Democracia Cristiana, que ya figuraba como partido, no participó porque aún no lograba su inscripción por los obstáculos que le pusieron, especialmente los nacionalistas, en el Tribunal Nacional de Elecciones.

Estas elecciones significaron el ansiado retorno constitucional que solo fue interrumpido con la crisis política creada por Manuel Zelaya Rosales, pese a lo cual las elecciones no fueron interrumpidas.