Honduras

El Himno Nacional de Honduras, una marcha marcial de naturaleza histórica

A inicios del siglo XX se convocó un concurso para la adopción de un Himno Nacional. Años después se eligió la letra y melodía de Augusto Coello y Carlos Hartling, que ya lleva 106 años representando a Honduras

06.09.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El Himno Nacional de Honduras es la abstracción de la identidad y de la liberación del Imperio español, de aquella corona que por tres siglos había mantenido subyugada a la región. El Himno no solo es el estandarte musical de la Bandera, refleja a golpe de vista una noción básica en la construcción del Estado.

Pero para hallar el alumbramiento del Himno hondureño es necesario viajar hasta el principio del siglo XX (más concretamente hasta 1904).

Fue en aquel año cuando el presidente Manuel Bonilla (1849-1913), azuzado por un grupo de figuras visionarias, convocó a la concepción del cántico patriótico oficial.

“Su creación fue un largo proceso que inició desde la década de 1840, con los Cánticos Patrióticos. En 1904 el gobierno de Manuel Bonilla lanzó la convocatoria para que escritores y músicos crearan una letra y melodía para un Himno Nacional, y así nació nuestro Himno”, rememora Albany Flores Garca, escritor e historiador hondureño.

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En esa época, Honduras venía de un golpe de Estado. “Estaba en permanente conflicto político y social y había levantamientos armados en todo el territorio. En materia económica se había otorgado las primeras concesiones y florecía la industria bananera. Era un país en crisis, pero también un país que buscaba progreso e industrias”, afirma.

Once años después de haberse oficializado el concurso, cuyo marco infería un poema que pudiera representar y ser símbolo nacional del pueblo, el Himno se oficializó en 1915 en el gobierno de Alberto Membreño.

Fue ratificado mediante decreto número 42 en 1917, ya en el gobierno del doctor Francisco Bertrand Barahona (1866-1926). El mérito recayó sobre el amplio acervo histórico de Augusto Constancio Coello y la fina precisión del alemán Carlos Hartling.

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Detrás de la obra

Coello era un muchacho de 20 años de edad cuando escribió el poema que dio vida a la letra del Himno Nacional. “Pero era un joven inteligente, de gran tradición intelectual (venía de una familia de artistas). Se impuso porque su poema ‘A Honduras’ tenía una calidad superior al resto de obras presentadas, y porque contenía los elementos solicitados por el gobierno de Bonilla: un sentido patriótico, histórico y artístico”, apunta.

Su poesía es bien pensada, logra plasmar excepcionalmente las historia precolombina, colonial y la contienda emancipadora contra el yugo español. Reza un fragmento: “Por tres siglos tus hijos oyeron el mandato imperioso del amo”, es decir, España. El Himno resulta ser un estandarte de la Bandera por referencias al símbolo nacional: “Y se ven en su fondo sagrado, cinco estrellas de pálido azul”.

Para Flores Garca, su coro y siete estrofas son un punto diferenciador con otros himnos del mundo, es justificable y ceñido a nuestra realidad histórica.

“Está acorde a nuestra historia, nuestro sentido como pueblo y nuestras manifestaciones culturales. Es un hermoso recorrido por los siglos y un viaje por las expresiones hondureñas”, afirma.

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Nada alejado del pulido intelecto de Coello, Carlos Hartling (nacido en Schlotheim, Alemania, el 2 de septiembre de 1869) descolló como “un músico extraordinario como muy pocos en Centroamérica”. Había egresado de los más importantes conservatorios y escuelas de música del país de Europa occidental. “Aquí en Honduras no solo compuso la melodía de nuestro Himno, también fundó la Banda Marcial del Estado, que luego se convirtió en la Banda de los Supremos Poderes”. Debido a sus constantes problemas de salud, el Estado prescindió de sus servicios. Luego se mudó a El Salvador, donde falleció en 1920.

A él debemos el mérito de un Himno preciosamente construido y de evocación a la Marsella. Es simple y complejo a la vez. Posee simplicidad musical al no tener dos variaciones principales y no solo ser una rapsodia; y una complejidad lírica al ser una reseña histórica entera.

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