Honduras

Enfermos de covid-19 venden y se endeudan por alto costo de tratamiento desde casa

Ante un sistema sanitario colapsado, las personas acuden a tratarse desde el hogar o van a centros privados, a un costo elevado: desde 15,000 hasta un millón de lempiras es el precio de la vida

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09.07.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La asequibilidad de un paciente a la asistencia médica por covid-19 es cada vez más dificultosa en el sistema sanitario público de Honduras, mientras que los altos costos en el sector privado hacen que no sea una opción para todos.

Algunos contagiados de covid-19 han gastado, como mínimo, unos 15,000 lempiras, pero en otros casos el precio que pagaron fue de más de 100,000, sin que se garantice su vida.

Y es que debido a que no se cuenta con un tratamiento específico para la atención del virus, los médicos que se encuentran en la primera línea de atención deben recetar múltiples medicamentos que, además de ser escasos, son costosos debido a la alta demanda.

A esto se suman gastos adicionales a la medicación, como los equipos de oxígeno, recargas de oxígeno, mascarillas, termómetros, oxímetros, solución salina, así como una alimentación nutritiva.

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La ineludible saturación hospitalaria pública, además, ha obligado a la población, como parte de la supervivencia, a buscar inasequibles alternativas en hospitales privados que ha provocado que familias vendan sus casas, carros y acudan a préstamos con otros familiares, amigos o bancos.

Esta situación surge porque el gobierno no garantiza el apoyo hospitalario ni la medicación para todos aquellos que lo requieran por covid-19, siendo “un privilegio” que “una persona pueda ser ingresada por la saturación”, dijo a EL HERALDO Plus el director de uno de los hospitales públicos más importantes de Tegucigalpa.

EL HERALDO, además, conoció que funcionarios públicos llaman constantemente a directores de los centros hospitalarios para pedir un cupo para un familiar o amigo, pero el abarrotamiento lo impide.

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Los triajes lucen repletos de personas sospechosas de covid-19. Foto: Emilio Flores/El Heraldo

Los triajes lucen repletos de personas sospechosas de covid-19. Foto: Emilio Flores/El Heraldo

“No hubiésemos podido”

Los síntomas le comenzaron un viernes del pasado febrero. Fue cuestión de horas para que Hernán Castro, de 34 años, empezara a sentirse aún peor, “como si la cabeza y el cuerpo me explotara por el fuerte dolor”.

Su modesta familia, al día siguiente, le llevó un doctor para que realizara una prueba para confirmar o descartar la presencia del virus en el organismo de Castro, quien se dedica a la carpintería desde hace más de dos décadas.

En consecuencia, tras dar positivo, fue aislado en uno de los tres cuartos de su casa por más de 20 días, recomendación del médico para reducir el riesgo de propagar la enfermedad a su familia compuesta por seis personas.

Aunque el covid-19 no fue violento con Castro, sí le causó dolores en la cabeza, el cuerpo, fiebre y fatiga, además de que la saturación la tuvo abajo de 90%.

“Entre el oxímetro, el termómetro, la comida especial porque me dijeron que él (Hernán Castro) no podía comer nada de grasas ni colorantes ni picantes, más las consultas médicas y los estudios, gastamos más de 15,000 lempiras”, detalló Claudia López, esposa de Castro.

“Gracias a Dios que no se puso grave ni ocupó oxígeno porque sencillamente no hubiésemos podido con el gasto”, agradeció.

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Gastos se multiplicaron por siete

A casi dos años de la confirmación de los primeros casos de coronavirus en Wuhan, China, sigue siendo un enigma el comportamiento del virus en los organismos.

El covid-19 es un ejemplo extremo del misterio de la infección: puede matar a algunos y pasar desapercibido para otros.

Para Ana Ordóñez, haber padecido de covid-19 significó estar al borde de la muerte por la alta neumonía que afectó a sus pulmones durante los más de 20 días que estuvo grave.

Todo comenzó con los síntomas generales: dolor de cabeza, de cuerpo, fatiga, gripe y fiebre, por lo que consideró que se trataba de un resfriado común.

Cuatro días más tarde su saturación bajó a menos de 70%, empezó con dificultad para respirar, además de que perdió por completo el olfato, el gusto y el apetito.

Ante ese panorama, Ordóñez, madre de familia, unió conjeturas y confirmó lo que se rehusaba creer: era portadora del coronavirus.

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Desde ese momento, el golpe emocional contribuyó a que empeorara, pues con una prueba que le confirmara que era positiva, se enteró que la neumonía ya estaba en más de la mitad de sus pulmones y, en consecuencia, requirió oxígeno.

“Por el oxígeno, las recargas de oxígeno, el remdesivir, el solumedrol, varias pastillas, la comida libre de grasas, la atención médica, los rayos X y las tomografías, gastamos unos 113,000 lempiras”, detalló Fredy Alvarado, esposo de Ordóñez, infectada -según ella- en una reunión familiar.

“Recurrí a un préstamo bancario que, por la gravedad del momento, lo obtuve a una alta tasa de interés. Era eso o ver morir a mi esposa”, argumentó.

Alvarado, quien también padeció de covid-19 pero asintomático, lamentó que obtuvo un nueva deuda, más la venta de un vehículo porque para su cónyugue no había cupos hospitalarios en el sistema público.

“Esta enfermedad (el coronavirus) no es broma, mucho menos algo sencillo. Estuve cerca de morir, pero la fortuna fue que hubo medios. Perdimos cosas materiales y tenemos más deudas, pero tengo salud”, comentó Ana Ordóñez.

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Los hospitales capitalinos están colapsados, algunos no tienen espacio para otro paciente. Foto: Emilio Flores/El Heraldo

{$Los hospitales capitalinos están colapsados, algunos no tienen espacio para otro paciente. Foto: Emilio Flores/El Heraldo

Caótica situación

“Sin cupos en los hospitales públicos, tuve que empeñar mi casa para pagar el depósito y los demás gastos en un hospital privado”, recordó André Franco, quien ante la crisis sanitaria que tiene sometida a Honduras apeló al despojamiento de sus bienes para centralizar los recursos que se gastaron en la salud de su papá.

Los 150,000 lempiras era la primera prueba, una prima que piden -según testimonios- la mayoría de hospitales y clínicas privadas para atender a un persona con coronavirus.

“Rechazados en los hospitales públicos y con mi papá muy mal, fuimos a un hospital privado para ingresarlo, pero nos pidieron un depósito y yo no lo tenía, entonces no lo quisieron ingresar”, explicó.

“A las dos horas, luego de hipotecar mi casa con un prestamista, ingresaron a mi papá, pero faltaba lo más importante: los otros gastos”, precisó. “Es una lastima cómo los hospitales privados trafican con la salud de las personas en un momento tan complicado”, añadió.

Sin el dinero para cubrir los gastos que se fuesen desprendiendo, acudió a su mejor amigo, a un tío y, también, a sus tarjetas de créditos que en total logró juntar casi 700,000 lempiras.

“No me duele, no me importa el precio que pagué, lo importante es la salud de mi papá, que él esté sano”, aseveró.

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Bioseguridad, clave

Médicos involucrados en la gestión contra la pandemia tienen un denominador común para evitar las infecciones de covid-19 en Honduras.

“El cumplimiento de la bioseguridad es clave para evitar el contagio porque estamos viviendo una temporada compleja en la pandemia”, consideró el doctor Tito Alvarado.

Son tres puntos capitales, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), para reducir las probabilidades de enfermarse de covid-19: uso de la mascarilla, distanciamiento físico y la menor exposición posible.

“Lamentablemente la población le ha perdido importancia a la bioseguridad mientras el virus se sigue fortaleciendo”, dijo.

Para la jefa de Neumología de El Tórax, Suyapa Sosa, las normativas de autocuidado son la mayor garantía para esquivar al coronavirus, aunque no sea un 100%.

“Vivimos tiempos críticos, con saturaciones en los hospitales y con mayores cantidades de enfermos. Hay que extremar aún más las medidas”, planteó.

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