Honduras

Sequía golpea el campo: 'Todo se perdió, estamos preocupados'

Las milpas en el corredor seco no lograron crecer debido a la falta de agua, se quedaron enanas sin poder echar elotes. Las matas de frijoles se murieron y se viene una crisis, afirmaron los agricultores

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28.06.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La tierra mojada le daba de beber un poco de agua rezagada a una mata de maíz enana que se mantuvo viva por dos meses.

Habían pasado 12 horas de la segunda tormenta de junio, que levantó polvo en las áridas parcelas donde no germinó el alimento que necesitan las familias para sobrevivir los meses que restan del año.

Las matas enanas no son una nueva especie de cultivo en el corredor seco, es que no crecieron más por el clima que cada vez resulta más traicionero.

El equipo de EL HERALDO Plus se desplazó a los departamentos y municipios olvidados, aquellos donde solo Dios ve el sufrimiento de su gente por falta de granos, agua y apoyo para sembrar lo que consumen para alimentarse.

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Los agricultores creyeron que este sería un buen año, pues a finales de abril cayeron varias tormentas y corrieron a sembrar sus parcelas.

Una vez germinadas las matas de maíz y frijoles los cielos se cerraron y cuando los campesinos miraban hacia arriba los rayos de sol les quemaban la frente, ya no caía la añorada lluvia.

Las matas de maíz no lograron crecer, otras se quemaron, tomando un color amarillo, y las plantaciones de frijoles se perdieron por completo.

Las laderas, aquellas donde años atrás florecieron frondosas milpas, con elotes tupidos de granos que alimentaban a familias completas, esta vez quedaron “pelonas”.

EL HERALDO llegó a los municipios de Francisco Morazán, El Paraíso, Choluteca y Valle, donde los labriegos están confundidos, no se esperaban dos meses sin lluvias.

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Las matas de maíz se quedaron enanas, la falta de agua debido a la extensa sequía no les permitió desarrollarse y crecer, otras están amarillas por el extenso calor y no hay posibilidad de que den frutos. Foto: David Romero/El Heraldo

Las matas de maíz se quedaron enanas, la falta de agua debido a la extensa sequía no les permitió desarrollarse y crecer, otras están amarillas por el extenso calor y no hay posibilidad de que den frutos. Foto: David Romero/El Heraldo

Acurrucado, frente a las ubres de una vaca, don Arístides Ávila le ordeñaba lo más que podía la leche a su animal, es lo único que le queda para poder sobrevivir a la sequía en la comunidad de La Manzanilla, Sabanagrande, Francisco Morazán.

“Las cosechas están matadas, la falta de agua las mató, el verano fue más largo de lo normal y el maíz se quedó chiquito”, exclamó el agricultor.

Por un momento soltó las tetas de la vaca que lo sustentarán con su leche por los próximos meses para augurar que “se nos viene una escasez de granos, no vamos a sacar nada, tal vez probemos uno que otro elote”.

¿Y los frijoles?, preguntó el reportero de EL HERALDO; el agricultor hizo una pausa, se acomodó la gorra y soltó una expresión en tono de angustia: “ni los vamos a probar, las matitas solo nacieron y se murieron, otras no desarrollaron”.

Para comprobar que era cierto lo que estaba diciendo, don Arístides mandó a su hijo Marlon a mostrar la milpa. Solo verla daba tristeza, las plantas parecían agonizar y otras tenían una especie de abortos de elotes.

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Los productores manifestaron a EL HERALDO que se han quedado sin semilla debido a que la gastaron en la siembra de primera y la reserva de granos que tenían la utilizaron para poder alimentar a sus familias. Foto: David Romero/El Heraldo

Los productores manifestaron a EL HERALDO que se han quedado sin semilla debido a que la gastaron en la siembra de primera y la reserva de granos que tenían la utilizaron para poder alimentar a sus familias. Foto: David Romero/El Heraldo

“Mire amigo, todo quedó ralito, a este tiempo ya deberían estar los elotes, uno ni se miraría en medio de la siembra, pero esta vez no crecieron ni medio metro”, expresó al tomar una mata de las que más pudieron crecer.

En las que florearon, apenas asomó el jilote, no echaron grano.

El equipo de EL HERALDO siguió la ruta hacia El Paraíso, pero antes se detuvo en Nueva Armenia, donde los agricultores están confundidos, en realidad perdieron sus cuentas.

“Mire, habíamos sembrado en seco en abril, estábamos alegres porque cayeron unos aguaceros, luego todo fue un desierto, las matas se pusieron amarillas, hasta que se murieron de la sequedad”, narró el labriego Ángel Benito Vásquez.

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Canícula

A los campesinos de estos castigados municipios de Honduras no les queda más que fijar la mirada en Dios y volver a tirar la semilla en la tierra, con la esperanza que esta sea bondadosa.

“Estoy limpiando con mi suegro para volver a sembrar, porque hasta ahora están cayendo las primeras tormentas, abril y mayo fueron meses secos”, aseguró el agricultor.

Más adelante, en el mismo municipio don Humberto López estaba limpiando su parcela, nada había que rescatar, las matas de maíz que le quedaron no daban esperanza de cosechar ni una sola mazorca.

Lo que sí encontró el señor fueron los efectos de las plagas, como la langosta. Igual, se está expandiendo el chapulín, animal de gran tamaño que en una noche consume una milpa.

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Aparte de la sequía, las milpas también sufren de plagas como la de chapulín y la langosta, que no pueden ser combatidas por los productores debido a la falta de recursos para insecticidas. Foto: David Romero/El Heraldo

Aparte de la sequía, las milpas también sufren de plagas como la de chapulín y la langosta, que no pueden ser combatidas por los productores debido a la falta de recursos para insecticidas. Foto: David Romero/El Heraldo

“Estoy preparando para volver a sembrar, dicen por la radio que dentro de poco va empezar la canícula, pero uno ya no sabe cómo va a estar el clima”, confesó.

Don Humberto dijo que mejor sembrará maicillo, porque es más resistente y puede aguantar un mes sin lluvia. Al no haber maíz, esta es la mejor alternativa para poder tener tortillas.

Las personas que sí podrán cultivar algo son aquellas que están a la orilla de los ríos, que con las lluvias que cayeron a inicios del año tenían un poco de agua.

Desde lo alto de las sierras, en Texíguat, El Paraíso, el sol era abrasador y las parcelas esta vez fueron cubiertas por un pasto que hasta ahora comienza a verse verde, por las lluvias que cayeron días atrás.

“Aquí se perdió todo, lo peor es que la gente es pobre, unos pocos tienen animales y andan con ellos buscando pasto para que sobrevivan”, dijo un aldeano del sector de El Comercio, en Texíguat.

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Ni a la rodilla le llegaron las matas de maíz a don Humberto López, de Nueva Armenia, Francisco Morazán. Ahora solo le queda limpiar para tratar de volver a sembrar en la postrera y ver qué pasa. Foto: David Romero/El Heraldo

Al fondo, en las praderas de este municipio se ve a hombres con sombreros, camisas manga larga y cumas en la mano, tratando de salvar lo poco que les queda de los cultivos.

La misión resulta imposible, pues no depende de ellos, sino de la lluvia, hace falta que llegue el agua para que las matas florezcan y les den el alimento que tanto necesitan.

En el paso por Liure (El Paraíso), Orocuina (Choluteca), Nacaome y San Francisco de Coray (Valle) el panorama es desalentador.

Los agricultores no hayan qué hacer, el tiempo que ellos esperaban que lloviera se esfumó, ahora no saben cuánto durará la canícula y si es propicio volver a sembrar, o desperdiciarán la semilla.

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“De primera ya no tenemos esperanza de nada, todo se perdió, no solo uno, todos los que sembramos perdimos, no vamos a cosechar la comida, estamos preocupados”, expresó Patrocinio Reyes, agricultor de El Quebrachal, La Libertad, Francisco Morazán.

EL HERALDO consultó a los campesinos de toda esta zona si recibían el bono agrícola de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) o si aparecieron los militares con el Programa de Desarrollo Agrícola de Honduras (PDAH).

“Nadie viene, somos el pueblo olvidado, del que nadie habla, ni el gobierno ni la alcaldía. A veces aparecen ONG, pero no hay soluciones para salir de esta crisis que nos golpea cada vez más seguido”, lamentó uno de los entrevistados.

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