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Honduras, bicentenario con visión de futuro

Estamos a menos de 100 días de la conmemoración del Bicentenario de Independencia, y damos una mirada a lo que celebramos, cómo comprenderlo, los logros alcanzados y la visión a futuro

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08.06.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El 15 de septiembre celebramos los 200 años de independencia del Imperio español… Quizá se preguntará ¿qué celebramos?

Pero sí, aunque nuestra situación actual nos invite a no celebrar, debemos valorar nuestra historia, y a pesar de que como nación tenemos muchas conquistas que alcanzar, retos que superar y proyectos que realizar, celebramos que nuestra nación al igual que el resto de Centroamérica, el 15 de septiembre de 1821 finalmente logró firmar la independencia de España.

Como menciona el historiador Albany Flores Garca en un artículo publicado en EL HERALDO a propósito del Bicentenario, la población de ese tiempo “era casi enteramente analfabeta y vivía en la autarquía; no podía dimensionar la magnitud de lo que estaba ocurriendo… Aunque la noticia recorrió el territorio, la Independencia no significó demasiado en las mentalidades colectivas, pues aunque se anunciaba el fin del dominio peninsular, los imaginarios sociales, la religión, la lengua, la cultura, la estructura administrativa y las formas de vida en general siguieron siendo las mismas que en la Colonia”.

Pero, como todos los grandes procesos que inician, los cambios no son cortoplacistas, un proceso como la independencia sería el inicio de una historia de grandes logros, así como de grandes caídas.

Seguimos, 200 años después, construyendo nuestra historia, no todo está dicho ni hecho, y es nuestro compromiso como ciudadanos apropiarnos de nuestra identidad, nuestra historia y nuestro futuro.

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Con los historiadores Albany Flores Garca e Ismael Zepeda abordamos en cuatro preguntas un esbozo del Bicentenario, las claves para entenderlo, los logros que como nación hemos alcanzado en 200 años y cuál debe ser la apuesta de Honduras de cara al futuro.

Cada uno desde su perspectiva responde -con diferencias y similitudes- y da un aporte breve pero rico, para valorar los procesos históricos de Honduras y tener la esperanza de que aún nos aguarda un futuro que podemos construir como ciudadanos comprometidos con nuestra tierra.

Foto: El Heraldo

El objetivo de las actividades es que las nuevas generaciones conozcan más sobre los 200 años de historia de Honduras.

Albany Flores Garca ¿Qué celebramos?

Celebramos la Independencia de Centroamérica del Imperio español. Un proceso histórico que supuso el final del dominio de España en las provincias, y que marcó un nuevo destino político, administrativo, económico, social y cultural para los territorios del istmo.

¿Cuáles son las claves para entender el Bicentenario?
Las claves para comprender la importancia del Bicentenario están en el estudio de los hechos y procesos históricos que han señalado el camino del desarrollo de la sociedad y del Estado hondureño en todas sus formas. Algunas de esas claves son las siguientes: Comprensión del proceso independentista en la primera mitad del siglo XIX, así como los hechos, etapas y personajes que construyeron los grandes hitos de la nación hasta nuestros días.

¿Cinco logros que hemos alcanzado en 200 años?
1. Estaticidad: la creación de un marco jurídico, delimitación geográfica, creación de instituciones, organismos, instancias y burocracia en favor de la administración pública.

2. Formación de la academia: la creación de una academia de estudios superiores que educó a los ciudadanos y funcionarios, dirigió la educación nacional en todos sus niveles y fue vital para la creación y funcionamiento del Estado.

3. Centralización del poder: la consecución del respeto de los poderes locales al poder central que emana de la capital de la nación. Durante más de un siglo, después de la Independencia, los caudillos regionales no obedecían las órdenes y disposiciones de la capital, lo que causó caos guerras y conflictos políticos. Pero la fundación de la Fuerza Aérea, el telégrafo y la radio, sumados a la imposición del régimen de Tiburcio Carías, terminó con esos conflictos regionales y consiguió, por primera vez, la centralización del poder político y militar en la capital Tegucigalpa.

4. Creación de un mercado interno: a partir de la Reforma Liberal, la fundación de un mercado interno a través de vías de comunicación, puentes, rutas, industrias, mercados, productos y, más tarde, un sistema financiero, fue un hito imprescindible en el desarrollo de Honduras.

5. Legitimidad de las instituciones: una vez fundadas las instituciones, organismo e instancias que dieron forma al aparato estatal, hizo falta crear una conciencia social de respeto por la ley y por esas instituciones. Solo así fue posible el funcionamiento del sistema jurídico y de la administración pública.
Para nuestra desgracia, muchos de esos logros, conquistados con sangre y prolongadas luchas, han sido destruidos en los últimos gobiernos.

¿A qué debemos apostar en el país?
Debemos apostar por la recuperación del estado de derecho, la legitimidad de las instituciones, la democracia participativa y la reformulación de un sistema educativo que responsa a las necesidades y demandas del siglo XXI.

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Foto: El Heraldo

Hay un plan listo con más de 30 actividades en cada departamento.

Ismael Zepeda ¿Qué celebramos?

Realmente no celebramos, aun cuando sea una efeméride importante en la construcción de la nacionalidad centroamericana; conmemoramos un camino que iniciamos el 15 de septiembre de 1821, en medio de contradicciones, vicisitudes y miedos.

Un recorrido lleno de alegrías, tragedias, sinsabores, de sueños y esperanzas fallidas. Ese camino no ha sido fácil, pero la voluntad de construir una nación con identidad propia superó los obstáculos, conflictos e intervenciones extranjeras.

Esas lecciones fortalecen nuestra creencia en la patria, y eso hace muy importante la conmemoración del bicentenario. Conmemoramos la posibilidad histórica de crear una institucionalidad que respondiera a los intereses generales de la hondureñidad.

La herencia colonial fue muy difícil de arrancarla de un solo tajo, sobrevivió largas décadas del siglo XIX, y primeros años del siglo pasado. La celebración fue efímera en los primeros momentos, que apenas duró unos 110 días. La decisión de anexarnos al imperio de Iturbide ahogó la alegría popular del 15 de septiembre.

Tras la proclama de la independencia absoluta del 1 de julio de 1823, el proyecto de la República Federal levantó un optimismo y los actores políticos y sociales colocaron su sueño en un sistema político exitoso en los Estados Unidos. La figura de Herrera, Valle y Morazán se alzan en el firmamento cívico. Hoy a 200 años requerimos de un nuevo altar cívico que incorpore a la figura de la mujer, de los grupos étnicos y de nuevos actores. Un altar cívico que fortalece la legitimidad social.

La larga trayectoria por construir nuestra nacionalidad, del civismo y ciudadanía son parte integral de la conmemoración. Procesos inconclusos pero perfectibles por la educación y formación ciudadana. Esa es la tarea de la conmemoración del bicentenario.

¿Cuáles deben ser las claves para entender el bicentenario?

1. El nacimiento del culto republicano por la idea de Patria, Nación y República. El civismo, ciudadanía y el altar del olimpo nacional.

2. Identidad como expresión de las raíces étnicas, culturales, tradiciones y costumbres. Procesos de multiculturalidad y plurietnicidad que acompañan la idea de nación.

3. Formación del altar cívico o panteón de los héroes y próceres. Los procesos de creación de la nacionalidad. Un Himno Nacional, mapa y plazas cívicas y desfiles.

4. Monumentos conmemorativos: la Picota en Comayagua, el Obelisco en Comayagüela, 1921, y los bulevares de estatuas de héroes y próceres.

5. Construcción de imaginarios, mentalidades y orgullo nacional.

6. Modelos de integración regional para reconstruir la Republica Federal.

¿Cinco logros que hemos alcanzado en 200 años?

a) La posibilidad histórica de construir un modelo de Estado Nacional con identidad, nacionalidad y territorio propio. La discusión de cuál debía ser el modelo político para las naciones que proclamaron su independencia el 15 de septiembre de 1821, tras guerras civiles y contradicciones entre las élites locales, se impuso el modelo del estado centralizado, y el sueño de la República Federal solo quedó en proclamas e intentos fallidos. Después del fusilamiento del General Morazán, el estado hondureño proclamó en sus constituciones políticas la reconstrucción de la Republica Federal como parte integrante del imaginario unionista. El proyecto del modelo del Estado le permitió a Honduras iniciar su propio proceso de historia nacional con un altar cívico, con su propia historia de hierro donde sus héroes y próceres figuraran en el imaginario social y el forjamiento de una mentalidad con orgullo e identidad nacional. Y tras las guerras antifilibusteras nació una identidad regional: catrachos.

b) Posicionarse como nación en el concierto de los países, mediante una política exterior soberana para edificar alianzas militares, políticas, y económicas para fortalecer una imagen de república libre e independiente.

c) Edificar un país con fronteras y límites territoriales definidos tras largos procesos de negociaciones con intervenciones de mediadores, arbitrajes y tribunales internacionales. Los procesos de delimitación territorial con los países vecinos alcanzaron hasta más de un siglo en las negociaciones. La configuración territorial de Honduras ha sido un proceso que involucró recursos e inteligencia de los mejores ciudadanos con formación en asuntos limítrofes.

d) Implementar un sistema económico que permitiera desarrollar los recursos naturales y lograr una inserción en el mercado internacional con políticas económicas coherentes con los intereses nacionales. La búsqueda de una diversidad productiva que compitiera con los demás países que superara los monocultivos heredados del mundo colonial, fue parte esencial de los programas económicos impulsados por las administraciones gubernamentales en favor del mejoramiento social y bienestar para todos. La idea de un mercado interno, un proceso de industrialización y la formación de una clase económica con intereses nacionales es parte integral de las políticas públicas. Ese pensamiento cubrió las iniciativas por el crecimiento económico y el desarrollo sostenible y humano

e) La oportunidad histórica de responder a los retos y desafíos del mundo globalizado, integrándose a economías regionales y creación de instancias de cooperación con instituciones internacionales. La posibilidad de formar parte de instituciones regionales para reconstruir el modelo unionista de Morazán.

¿A qué debe apostarle el país?

A un modelo educativo que, partiendo de nuestras raíces históricas, inicie la búsqueda de formación de un ciudadano con espíritu de competencia, que sea capaz de interpretar su lugar en este mundo de las economías del conocimiento. Invertir en ciencia y tecnología un mínimo del 2% del PIB, es el camino.

El futuro solamente se puede enfrentar con mayor inversión en educación, ciencia y tecnología y una plataforma de identidad, memoria y orgullo nacional. Fuera de esos ejes transversales no hay porvenir.

Iniciar un programa sistemático de fortalecimiento de la identidad y orgullo nacional. Sin educación no hay porvenir. Y fortalecer nuestra institucionalidad en el marco del estado de derecho, es un desafío de nuestro tiempo. Sin estado de derecho no hay democracia, y sin democracia no hay respeto por los derechos humanos que asegure la sostenibilidad del desarrollo social para los hondureños.

A esto debemos apostarle como nación. Son los retos y desafíos de Honduras en el mundo globalizado.

La conmemoración del Bicentenario de la Independencia patria, 1821-2021, debe tener más lecciones para el siglo XXI, y no enfocarse con solo mirar el pasado por el pasado.

La Honduras bicentenaria debe iniciar el proceso de consolidación de una nación con más identidad, orgullo y memoria colectiva. Ese debe ser el camino del bicentenario. A eso hay que apostarle.