Honduras

El Mes de la Familia en medio de la pandemia

En Honduras hay más de 2.1 millones de hogares, conformados por nueve millones de personas. El covid-19 tiene al mundo de cabeza, pero es momento de darle el lugar a la familia que se merece en la sociedad

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02.08.2020

TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Nunca antes la familia había permanecido tanto tiempo bajo el mismo techo. De la noche a la mañana, un diminuto virus lo cambió todo, trajo consigo dolor, luto, miedo e incertidumbre en los hogares hondureños, pero también una oportunidad para rescatar a la célula de la sociedad.

Este mes que inicia y que, por decreto legislativo, es dedicado a rendir tributo a la familia se conmemorará de una manera totalmente atípica.

Desde agosto de 1991 se remonta la fecha en que también la Conferencia Episcopal publicara la carta pastoral sobre “Identidad y misión familiar”, y desde entonces el octavo mes del año tiene como sentido homenajear y fortalecer la unión familiar.

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Una empresa llamada familia

En Honduras hay más de 2.1 millones de hogares, conformados por nueve millones de hondureños, es decir que hay cuatro personas en promedio por hogar, según la Encuesta Permanente de Hogares de 2018, elaborada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Más del 40 por ciento de los hogares viven en condiciones de pobreza extrema, aunque con la pandemia de covid-19 la cifra sube como la espuma.

En cada hogar hay entre dos y tres hijos, que nacieron en el seno del hogar.

La edad promedio en los hombres para casarse está entre los 25 y 30 años y en el caso de las mujeres es entre los 20 y 28 años de edad.

Para el sociólogo Pablo Carías, atrás quedó aquel concepto de familia en la que el respeto entre sus integrantes primaba y que permitía inculcar valores y tradiciones, sobre todo la hermandad, la solidaridad y la honradez.

La pandemia ha generado que muchas familias se encuentren desprotegidas.

La pandemia ha generado que muchas familias se encuentren desprotegidas.

“La familia ha perdido su rol protagónico en una sociedad individualista, al núcleo familiar se le ha quitado importancia, lo que vale es el interés individual”, lamentó Carías.

Para el experto en sociología, la familia debe enfrentar desafíos como la desintegración familiar, migración ilegal y precariedad económica.

Además, con la crisis sanitaria han perdido la batalla contra el covid-19 más de 1,300 hondureños, muchos jefes de hogar, y como consecuencia las familias han sentido fracturado su pilar.

Para Carías, el significado de la familia puede tener un cambio que puede desencadenar en mayor desintegración, pero que si se lograran fomentar las políticas orientadas a proteger la unidad familiar se podrían contrarrestar los efectos.

“La sociedad debería de liderar una estrategia para el desarrollo humano y eso podría crear una base para la reconstrucción de la familia, pero el Estado mismo está más debilitado que la propia familia”, aseveró.

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Fortalezas y desafíos

Para Óscar Osorio, destacado consejero matrimonial, el confinamiento que se obliga a cumplir a miles de hogares, debido al nuevo coronavirus, ha dejado a su paso una oportunidad para mayor interacción y recordar que la familia es un equipo.

Sin embargo, la cuarentena ha confirmado que la mujer sigue siendo víctima de violencia doméstica, conviviendo con su agresor y sin que las autoridades brinden atención y respuesta ante este problema social.

Entre los desafíos que tienen las familias hondureñas es que muchos de los matrimonios que tenían situaciones no resueltas les ha llevado a vivir en un ambiente tenso y frágil.

“El covid-19 para la familia, para todos los matrimonios debe ser visto como un proceso de aprendizaje para desaprender cosas y replantear la vida”, afirmó Osorio.

Y es que, antes de la pandemia, los integrantes de la familia eran cada vez más apartados, cada quien miraba por su proyectos, sin tiempo para interactuar en el hogar, y con muchas horas para destinar a otras personas.

Sin embargo, la familia post pandemia debe saber valorar el ambiente basado en respeto, la comunicación y la afectividad, pero sobre todo mantener estilos de vida más sobrios y responsables en las finanzas, a criterio de Osorio.

En el país hay hijos huérfanos con padres vivos, por lo que la Iglesia Católica promueve a través de más de 45 mil voluntarios en la Pastoral de la Familia la integración de la gran empresa llamada familia.

Antes de la pandemia se brindaban reuniones en las parroquias para estrechar los lazos familiares y durante todo el mes se realizaban actividades en favor del núcleo social.

Para la pequeña Sofía Manzanares, no hay lugar más seguro que su hogar porque está su madre que ora por ella y un padre que la cuida.

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