Quien ha puesto en marcha este proyecto es Ludyn Daniel Castellanos, un joven de 26 años que estudia la licenciatura en Gestión Estratégica de Empresas en una universidad privada de la capital, pues es becario del programa 20/20.
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Ludyn trabaja desde los 13 años como ayudante de taller y desde pequeño tenía la inquietud de iniciar con una organización para apoyar a niños y adolescentes que, al igual que él, soñaran con terminar sus estudios y formarse en la universidad.
“Pienso que con la carrera que estoy estudiando podré iniciar una empresa y de esa manera poder ayudar a más jóvenes”, afirmó Castellanos.
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“Tratamos de enseñarles a pescar, de esta manera ellos podrán ser autosuficientes”, afirmó el solidario emprendedor. Los jóvenes que acuden a este taller en busca de conocimiento y habilidades provienen de las colonias pobres, aledañas al botadero municipal.
Todos los días, desde las 8:00 de la mañana a las 5:00 de la tarde, se trabaja en este taller y se da tiempo también a la formación en valores.
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Además de enseñarles cómo hacer desde escaleras, sillas, balcones, estantes y hasta reparar el motor de un vehículo, pero también hay tiempo para repasar las clases.
Por eso en el taller hay una enorme pizarra de formica que se utiliza para explicar problemas matemáticos sobre temas que los jóvenes están desarrollando en sus clases.
A pesar del corto tiempo que lleva el pequeño taller en funcionamiento ya se han cosechado frutos. Hay jóvenes, como Julio Lobo, quien antes se dedicaba a reparar las calles de la carretera a Olancho y desde que ingresó al proyecto ahora se encuentra a un año de ingresar a la universidad y su próximo peldaño a escalar es estudiar ingeniería en sistemas.
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Pasos hacia el futuro
El pequeñ o Taller Castellanos quiere transformarse en la organización llamada “ Una nueva vida en Dios”.Además, quiere multiplicar la capacidad para atender a más estudiantes que quieran alcanzar y cumplir con sus anhelos profesionales.
Por ejemplo, Jayson Castellanos tiene 19 años y desea estudiar ingeniería en sistemas, acude todos los días al taller y en él ha encontrado una forma de canalizar sus energías y también de colaborar con su familia.
“Nos gusta venir aquí porque aprendemos formas de salir adelante y ayudar en nuestros hogares “, comentó el aprendiz.
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