Honduras

Décadas de cuidados a tortuga golfina en el sur de Honduras

En los últimos 45 años, el programa de preservación ha logrado liberar 654,061 tortugas a fin de que se puedan expandir a lo largo de todo el océano Pacífico

14.12.2019

CHOLUTECA, HONDURAS.-La riqueza natural del golfo de Fonseca es incalculable.

La biodiversidad existente en la zona lo convierte en uno de los sitios de mayor importancia de humedales a nivel internacional brindándole el título de sitio RAMSAR No. 1,000 desde junio de 1999.

La distinción forma parte de las acciones mundiales en la preservación de los humedales y se le otorgó el número 1,000 por ser uno de los ecosistemas naturales más completos permitiendo que miles de especies marinas hagan uso de los recursos naturales.

Tal es el caso de la tortuga Lepidochelys olivacea, más conocida como tortuga golfina.

El reptil acuático comienza su ruta migratoria anual desde Canadá hasta Tierra del Fuego, Chile, y utiliza el golfo de Fonseca como una zona de descanso, alimentación, apareamiento y desove.

El consumo humano de los huevos del reptil y, por ende, la disminución sustancial de su población motivó a las autoridades hondureñas a establecer una legislación para su conservación a través de la Comisión de Verificación y Control Ambiental en el Golfo de Fonseca (CVC-GOLF).

Es así que en 1974 se crea el Programa de Conservación de la Tortuga Golfina, logrando que en los últimos 45 años se recolectaran 968,697 huevos en 9,152 nidos durante el periodo de veda contemplado del 1 al 25 de septiembre.

Luego de la incubación de tres meses de los huevos, el programa ha logrado liberar unas 654,061 tortugas.

Actualmente, la región sur cuenta con cinco campamentos tortugueros ubicados en las playas de Punta Ratón, Carretales, Boca del Río Viejo, El Edén y Punta Condega.

Inversión

La ejecución del proyecto conlleva una inversión millonaria, la cual se logra concretar mediante el apoyo integral de diversos actores.

Y es que sólo este año el programa requirió de una inversión de más de un millón de lempiras.

“El proceso no ha sido fácil, hemos contado con el apoyo de empresas como Luz y Fuerza de San Lorenzo (Luffussa), la Fundación para el Desarrollo del Sur (Fundesur), la municipalidad de Marcovia, Comité para la Defensa y Desarrollo de la Flora y Fauna del Golfo de Fonseca (Coddeffagolf), pero sobre todo la cooperación de cientos de familias, sin ellos no sería posible el programa”, comentó Luis Turcios, director regional de la Secretaría de Recursos Naturales, Ambiente y Minas (MiAmbiente).

Y es que para lograr el empoderamiento de las comunidades se ha tenido que inculcar nuevas conductas y crear oportunidades laborales para las familias que subsisten de la comercialización de los huevos de tortuga.

Durante el más reciente proceso de veda se brindó empleo por alimento a 600 personas que residen en las comunidades donde funcionan los campamentos.

“Las comunidades estamos comprometidas a preservar los recursos del golfo, ya que son nuestra única fuente de vida. En el caso de las tortugas, sabemos que son una fuente importante para atraer el turismo y a eso le estamos apostando”, comentó Tomás Mercado, pescador del sector de Punta Condega.

Durante los días de veda, los pescadores alternan sus jornadas de faena en el mar con el patrullaje en las playas, donde recolectan los huevos y los trasladan a los campamentos tortugueros.

La experiencia y la formación que los pescadores y sus familias tienen en el manejo de los huevos permiten que los rendimientos de sobrevivencia de la especie mejoren considerablemente.

Por fácil que parezca, recolectar los huevos de los nidos que cavan naturalmente las tortugas se debe cumplir con protocolos brindados por especialistas en el área.

Los recolectores deben trasladar los huevos en pequeños baldes conteniendo arena en su interior a fin de evitar que se golpeen entre si y reducir la posibilidad de quebrarse.

Los huevos sólo pueden permanecer en el recipiente por un transcurso máximo de cuatro horas para luego ser depositados en la tierra en agujeros de al menos 45 centímetros de profundidad donde se incuban hasta nacer.

Cambios

Pese a los logros alcanzados por el programa de conservación, los efectos del cambio climático están obligando a las entidades que forman parte de la iniciativa a realizar cambios.

“Una de las medidas que estamos contemplado impulsar para el próximo año es ampliar el periodo de veda de la tortuga, ya que hemos logrado comprobar que las tortugas están llegando a las costas hondureñas hasta en el mes de octubre, lo cual nos puede ayudar a potenciar el tema turístico y mediante ello crear conciencia en la población sobre lo que estamos haciendo al ecosistema”, explicó Luis Turcios, director regional de MiAmbiente.

Y es que en los últimos años la generación de oportunidades turísticas a través de la conservación de la tortuga golfina ha aumentado en la localidad, ampliando así la oferta de aventura.

“Al ampliar la veda podemos ofrecer una nueva experiencia a los turistas en temporadas como el feriado morazánico y así cuidar la especie”, detalló Turcios.

Actualmente se trabaja en educar a los pescadores para que cesen de utilizar explosivos para pescar en el golfo de Fonseca, pues esta técnica acaba con el ecosistema que existe en la zona.