Honduras

El mangle, el tesoro más preciado del Pacífico

Las Fuerzas Armadas, en cooperación con otras organizaciones locales, están promoviendo la recuperación del bosque de mangle con la siembra de unas 55 mil plántulas

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11.05.2019

CHOLUTECA, HONDURAS.- La riqueza natural con que cuenta el Golfo de Fonseca es única.

Sin embargo, los mayores protagonistas de esa belleza escénica son los bosques de mangle, que con su valioso aporte a la biodiversidad se convierten en la fuerza motora del ecosistema, ya que ejercen una función crucial en la vida de las especies marinas.

Una de sus principales características son las periódicas inundaciones que se producen en los sitios donde se encuentran, generalmente estuarios, islas o islotes en donde el cambio de marea es más marcado.

Entre las maravillas que el bosque de manglar tiene es que puede adaptarse a condiciones diferentes de salinidad, con agua muy dulce hasta hipersalina.

Las regiones en donde se encuentra el mangle son de las más productivas que se conocen, puesto que las inundaciones diarias y la descarga de los ríos promueven la remoción constante de nutrientes.

La mezcla de diversos tipos de organismos, tanto marinos, terrestres, fangosos y duros, lo convierte en el espacio perfecto para que tanto aves, mamíferos, moluscos y crustáceos puedan cumplir con sus ciclos de reproducción.

Tesoro protegido
A través del Decreto 5-99-E, se creó en el 2000 el Subsistema de Áreas Naturales y Protegidas de la Zona Sur de Honduras (SAPZsurH), que dio paso a la declaración de 10 sitios como protegidos: siete áreas de manejo de hábitat/especie, dos de usos múltiples y un Parque Nacional Marino.

En el área de manejo de hábitat está la bahía de Chismuyo, San Lorenzo, Los Delgaditos, Las Iguanas-Punta Condega, El Jicarito, San Bernardo y La Berbería.

La palabra mangle se deriva de un
vocablo guaraní que significa árbol
torcido.

Este sistema tiene una superficie de 82,591 hectáreas; 58 mil de ellas en superficie terrestre y más de 24 mil en superficie marina.

Esa biodiversidad con la que cuenta el Golfo de Fonseca lo ubicó en el puntaje más alto de importancia de humedales a nivel internacional, brindándole el título de sitio Ramsar 1000.

Se le otorgó la categoría por ser uno de los ecosistemas naturales más completos, ya que cuenta con siete especies de mangle.

Al momento de entregarle dicho título la región contaba con 69,711 hectáreas de mangle, dentro y fuera de las áreas protegidas, según los datos que recoge el Plan de Manejo del Subsistema de Áreas Naturales y Protegidas de la Zona Sur de Honduras hasta junio de 2015.

“Tenemos siete humedales, de los cuales al menos el 52% se han perdido por diferentes factores” comentó Dina Morel, directora del Comité para la Defensa y Desarrollo de la Flora y Fauna del Golfo de Fonseca (Coddeffagolf).

A la fecha no se tiene un registro exacto de la cantidad de bosque de mangle con que se cuenta en el ecosistema.

“Es muy importante que comencemos a actuar para preservar el ecosistema del mangle, ya que si lo descuidamos, nos puede pasar lo que ocurre actualmente en los ríos Choluteca y Goascorán, que desembocan en el Golfo de Fonseca”, dijo la entrevistada.

Esfuerzos
Recuperar la belleza que en los últimos años ha perdido el ecosistema es parte de la estrategia de las Fuerzas Armadas con el apoyo de otras entidades.

En los últimos tres años, los elementos castrenses han sembrado unas 55 mil plántulas de mangle y para este año se tiene una meta de siembra de 40 mil más, en el sector de Punta Condega, municipio de Marcovia. “El monitoreo que realizamos en los sitios donde hemos reforestado nos establece un éxito de al menos el 90%, es decir las plántulas están creciendo satisfactoriamente”, comentó Raúl Reyes, oficial de operaciones del C-9 de las Fuerzas Armadas.

Los mangles protegen el litoral contra
la erosión costera derivada del oleaje
y las mareas.

El capitán explicó que la institución cuenta con inmensos viveros ubicados en el 11 Batallón de Infantería, donde producen la planta para luego trasladarlos en lancha hasta su destino final. Los viveros están a cargo de ingenieros forestales, quienes han tenido que innovar y aplicar sus conocimientos para el manejo, ya que no es un proceso tradicional.

“Los ingenieros tienen que trabajar con las mareas, con las fases de la luna y hasta con la cantidad de agua que deben recibir a diario las plantas cuando están en un proceso de crecimiento, esto no es fácil”, confió Reyes.

Añadió que la integración de estudiantes, pobladores, autoridades locales y elementos militares convierten a la iniciativa en un proceso integral. Este 15 de mayo arranca una nueva siembra.