Honduras

Manos sureñas con historias de fe, amor y redención

Desde hace cuatro décadas, la vivienda de doña María Martínez de Pinel se convierte en el sitio más visitado del barrio Alegría durante la temporada navideña

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16.12.2018

CHOLUTECA, HONDURAS.- El canto de las aves, los colores y las texturas de la naturaleza marcaron la infancia de María Esther Martínez de Pinel, de 86 años.

A los 15 años decidió que todos esos recuerdos y las experiencias vividas en las montañas de la aldea de Tierra Blanca, jurisdicción del municipio de Namasigüe, dejaran huella en la vida de sus descendientes.

Las tradiciones de las fiestas decembrinas y los valores religiosos que sus padres le inculcaron fueron la motivación perfecta para que desde hace más de siete décadas doña María elabore uno de los más grandes y visitados nacimientos de la ciudad de Choluteca.

Actualmente, la señora reside en el barrio Alegría, donde cada 14 de diciembre abre las puertas de su casa para que cientos de personas puedan visitar su gigantesco y tradicional nacimiento, conformado por más de 200 pequeñas piezas y con una longitud de más de 20 metros y que ocupa la sala de la vivienda de doña María.

“El 14 de diciembre es una fecha especial en mi hogar y es que, además de festejar mi cumpleaños, le damos la vivienda a la Navidad y todo lo que esa celebración representa”, comentó la señora.

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Comienzos
Durante su juventud, y ante la pobreza de sus padres, doña María se vio obligada a elaborar personalmente las primeras piezas de sus nacimientos.

“Tomaba un poco de barro y comenzaba a darle forma a las figuras, algunas me quedaban bien y otras no, pero siempre las incluía en mi nacimiento ya que me hacían sentir orgullosa”, recuerda la octogenaria.

Con el paso de los años, y luego de casarse, la tradición de doña María cobró más fuerza, ya que su esposo le ayudaba a elaborar las estructuras para poner los nacimientos y adquirir más piezas. El misterio del nacimiento de Jesús, es decir la representación de cuando Jesús nace en el pesebre, son de las piezas más valiosas que doña María atesora, ya que fueron adquiridas en Guatemala.

“La persona que me compró las piezas en Guatemala sólo me cobró 20 lempiras por ellas. Le estoy hablando que eso fue hace 40 años, y en gratitud a ellos yo guardo las cajas originales en las que las seis piezas venían”, asegura la señora.

Este año doña María cumplió 86 años de vida, por lo que montar y decorar su nacimiento es cada vez más carga para ella, por lo que sus hijos, nietos y hasta nueras unen esfuerzos para tenerlo listo para su cumpleaños. “Nos preparamos con un mes de anticipación, ya que tenemos que movilizar todos los muebles de la zona, traer los soportes de las estructuras, sacar de sus cajas cada una de las piezas, traer el musgo y los objetos naturales que se utilizan para adornar el nacimiento y eso lleva bastante tiempo”, confió Moisés Pinel, nieto de doña María.

El esfuerzo que ella y su familia realizan cada año por cumplir con una de sus tradiciones es recompensado con las visitas diarias que recibe de vecinos, amigos y pobladores que admiran el talento de Pinel Martínez para elaborar nacimientos.

“Me da mucho gusto cuando las familias vienen a la casa y los padres les cuentan a sus hijos sus memorias de navidades pasadas, esos son los recuerdos que deben perdurar”.

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