Honduras

Más de 500 familias aún habitan sobre una enorme falla geológica en Comayagua

Ajuterique tiene una población de unos 3,000 habitantes distribuidos en cuatro aldeas y 19 caseríos. Cuatro de esas comunidades están bajo amenaza de una laguna formada en lo alto de la falla más grande y activa del país

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09.07.2018

COMAYAGUA, HONDURAS

Son zonas declaradas inhabitables, pero la necesidad de vivienda y de una parcela para cultivar, hace que 525 familias vivan bajo la amenaza de quedar sepultadas por una avalancha de tierra en cualquier momento.

Y es que estas personas residen sobre una de las fallas geológicas más grandes y activas de Latinoamérica, con una extensión aproximada de 20 kilómetros cuadrados que abarca los municipios de La Paz, Ajuterique y Lejamaní, estos dos últimos del departamento de Comayagua.

En Ajuterique hace muchos años se formaron las comunidades de San Rafael, El Playón, Playoncito y El Misterio, y en 2008 se vieron afectadas por fuertes derrumbes que por fortuna solo dejaron pérdidas materiales. Diez años después de esa catástrofe, el temor de que vuelva a suceder con similar o peor magnitud le roba el sueño a los atemorizados habitantes, desde los más jóvenes hasta los ancianos.

“Estamos preocupados porque es tiempo de invierno. La gente tiene mucho miedo porque a diario vemos cómo nuestras casas se rajan y crujen por los movimientos del suelo”, relató Dina Pacheco, habitante de El Playón.

La vecina señaló que la mayor parte de habitantes no quieren ser reubicados por no perder sus casas o fincas de café y de granos básicos que son el único sustento familiar.

En un recorrido realizado por EL HERALDO, por el centro de la falla geológica se observaron severos deslizamientos de tierra y fisuras en la carretera que comunica El Playoncito y El Misterio debido a las lluvias.

También se constató cómo las personas han convertido las zonas de derrumbes en fincas de cultivos poniendo en riesgo sus vidas. En la comunidad de San Rafael, una zona de constantes derrumbes, existen alrededor de 20 viviendas con grandes grietas en paredes y pisos. La casa de Erick Montoya es una de ellas y tiene fisuras por todos lados. Para esta época de lluvia, las noches se traducen en desvelo.

“Cuando llueve mucho, no dormimos viendo que no se vaya a rajar más la casa, porque estamos en una de las zonas de bastante movimiento y por lo general las pérdidas que tenemos es en la finca de café”, expresó.

Riesgo inminente
Después del derrumbe del 2008, se formó en la parte alta de la montaña de El Playoncito un dique que con el tiempo se ha transformado en una laguna de unos 100 metros de largo por 40 de ancho, siendo una amenaza para las familias que viven en la parte baja.

Según el presidente del Codem, Juan de Dios Rivera, han logrado reubicar unas 90 familias de las comunidades en peligro a una zona más segura. Pero aceptó que tienen mucho trabajo por hacer porque el objetivo es desalojar más familias que viven en medio de la falla.