Honduras

Violencia en Honduras ha dejado más de 22 mil niños huérfanos

La situación ha arreciado en los últimos diez años, período en que la violencia en contra de la mujer ha tenido un repunte significativo. alrededor de 266 mil menores ya no tienen con vida a sus padres

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18.06.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS

El único testigo presencial de cómo fue ejecutada la mujer que apareció metida en un freezer en la colonia El Sitio de Tegucigalpa pudo haber sido su hijo, de apenas cuatro años.

Los hermanos del supuesto homicida relataron que el hombre llegó nervioso a la casa de su madre, con el niño sujetado de la maño, se lo entregó y luego se marchó. Nadie más lo volvió a ver.

El pequeño no dijo nada... ahora su abuela, quien solo lo cuidaba, pasó a ser su figura materna.

En medio del ambiente de violencia que azota sin piedad a las mujeres hondureñas, hay un sector de la población que se queda sola y vulnerable, son los hijos de las víctimas.

“A mi sobrina la mató el marido, tenía tres niños. Él mismo me dijo que la mató”, narró la tía de una joven ejecutada a la Asociación Calidad de Vida (ACV).

Esta organización que por más de 20 años ha venido luchando por los derechos de las mujeres y sus hijos, recientemente publicó su informe “Situación de la niñez huérfana a causa de femicidios”.

El documento cuenta el relato desgarrador de una tía que narra el crimen de su sobrina, madre de tres hijos. “Los vecinos oyeron cuando ella gritaba pidiendo auxilio, yo le fui a preguntar a él (el esposo y presunto hechor) y me dijo que ella se había ido”.

A la mujer la encontró la Policía a los tres días de haber sido asesinada por su propio marido, quien la metido en un costal y la reportó como desaparecida.

“Él me mandó los niños”, confesó la tía, pero se los devolvió por miedo a ser agredida por el homicida.

Ahora ella teme por el futuro de los pequeños que se quedaron sin madre y en poder de la familia del padre, que cometió el femicidio. Hasta ahora se desconoce su condición de vida.

Los huérfanos por muerte violenta de su madre prácticamente quedan desamparados, sin la protección de la familias y mucho menos del Estado.

Establecer un número exacto de cuántos niños se quedan sin la mujer que les dio la vida porque se las mataron resulta difícil para las autoridades, debido al mal manejo de las cifras.

Estimaciones
Para tratar de dar una respuesta y mostrar un problema que hasta ahora ha sido poco visible, la ACV trabajó con base en el apartado de orfandad de la más reciente Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Según datos del INE de 2016, en el país existen más de 3.4 millones de niñas y niños. De ese total, casi el 8 por ciento están en situación de orfandad por diversas causas. Lo anterior significa que aproximadamente 266 mil menores no tienen madre o padre, o no se sabe si estos progenitores están vivos o muertos.

De ese total, al menos 51,921 sufrieron la muerte solamente de su madre o no se sabe si está viva, esto representa el 1.5 por ciento de los 3.4 millones de niños en Honduras.

Sin embargo, la estadística no precisa la forma en que falleció la mujer. Solo detalla que de la totalidad de 51,921 niñas y niños, 47,572 perdieron a su madre por muerte y 4,349 en casos “no se sabe si está viva”, es decir que está desaparecida.

No obstante, la ACV hace una relación de cifras estableciendo que de 5,058 mujeres víctimas mortales de la violencia en los últimos 12 años, aproximadamente 15,174 niños y niñas quedaron en orfandad materna, tomando en cuenta que un promedio de tres hijos cada una.

La cifra es resultado de un ligero cálculo y puede ser mayor en vista de que en el país hay mujeres que tienen hasta cinco o diez hijos, explica el informe.

EL HERALDO consultó a organizaciones del Estado como la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf) sobre los menores que han quedado sin madre o padre, pero no dieron una cifra oficial.

Foto: El Heraldo

Cifras del Conadeh
No obstante, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) estima que alrededor del 8.6 por ciento del total de huérfanos que hay en el país perdieron a su madre de forma violenta.

Eso significa que, del universo de huérfanos, a por lo menos 22,879 menores un homicida les robó el calor maternal para siempre. Estimaciones del mismo Conadeh revelan que entre 2008 y 2017 a unos 1,300 menores les mataron a la mamá cada año.

En ese sentido, 13,000 niños se quedaron solos en el periodo de los últimos 10 años, cuando han arreciado los niveles de violencia contra las féminas.

Mientras que en el 2010 el denominado Sistema de Indicadores Sociales de Niñez, Adolescencia y Mujer de Honduras (SISNAM), de Unicef, publicó el estudio “Niñas y niños de 0 a 17 años huérfanos en Honduras”.

En sus cifras, Unicef incluye la niñez huérfana por causas múltiples; por su parte, la investigación estatal de 2010 revela que el 6 por ciento de los menores de 18 años de Honduras vivía en orfandad.

En total había 202,032 infantes huérfanos y de esa suma de menores en orfandad, el 8.9 por ciento perdió a su madre por homicidio, eso quiere decir que 17,981 niñas y niños quedaron en la orfandad por la muerte violenta de su madre.

En medio del ambiente de pobreza, crispación política y violencia, este enjambre de inocentes criaturas víctimas se vuelven invisibles ante la vista de la sociedad.

Al quedarse solos y sentirse discriminados por su familia, abandonan la escuela y su propia casa y hacen de la calle su hogar.

Solitarios
EL HERALDO
recorrió algunos lugares públicos de Tegucigalpa y no hubo que hacer mucho esfuerzo para encontrar menores en harapos, descalzos y en medio de jóvenes mayores que los hunden en el mundo de las drogas y la prostitución.

En el centro de Tegucigalpa, a las 11:00 de la mañana, dos niños de unos 10 y 12 años son parte de una partida de naipes.

Sus tutores son un joven que inhala pegamento de una botella de refresco y otro que fuma frente a ellos un cigarrillo, mientras que un perro los acompaña y alrededor las trabajadores sexuales los merodean.

Nadie sabe qué pasó con su madre y su padre y se niegan a hablar, para ellos la calle y los desperdicios de comida que encuentran en el basurero son todo en la vida. Pero hay muchas historias de hermanos que deciden unirse y afrontar la vida solos y se esfuerzan para ser personas de bien.

Según la ACV, hay varios casos que son dolorosos, por ejemplo, un alumno del primer curso del Instituto Mixto Hibueras de Comayagüela , de solo 13 años, contó que vivía con la abuela porque a la madre se la mataron por robarle un videojuego.

Realidad
Desde que se quedaron solos decidió estudiar por la mañana y en la tarde le ayudaba a su abuela a vender mangos en el mercado para ganarse el sustento de sus hermanos menores.

Carmen Martínez, coordinadora de Programas de la ACV, declaró a EL HERALDO que las muertes violentas de mujeres cada año se incrementan en Honduras y sus hijos quedan desamparados.

“La gravedad es que los niños y las niñas al morir sus madres quedan desprotegidos y en Honduras no hay un mecanismo de protección”, lamentó Martínez.

Precisó que los niños quedan en manos de familiares, generalmente en manos de las abuelas, o el mismo asesino se queda con ellos, volviéndose vulnerables.

Muchos no tienen acceso a la educación, a la salud o a algún programa del gobierno que les brinde atención para la reparación del daño emocional y se ven desprotegidos.

Según el Instituto Nacional de la Mujer (Inam), la muerte violenta de la mujer causa un impacto directo en sus familiares cercanos, sobre todo en sus hijos.

Sufren problemas adversos de salud física, tienen dificultades en la escuela, así como trauma psicológico severo y de largo plazo. Teresa Romero, integrante de la oficina de certificación de la Dinaf, declaró a EL HERALDO que el Ministerio Público (MP) realiza las investigaciones de las muertes de mujeres y si identifican que sus hijos quedan vulnerables, la Dinaf asume la responsabilidad de protección.

Precisó que los primero que hacen es buscar un entorno más favorable para las niñas y niños o devolverlos a un circulo familiar que pueda garantizarles no solamente protección, sino que la satisfacción de todas sus necesidades.

Indicó que tienen varios niños bajo protección porque les asesinaron a sus madres y se quedan desamparados.

La Dinaf no se hace responsable directo de los niños desprotegidos, el mecanismo que están siguiendo es buscarle una familia sustituta o una organización donde le den las atenciones necesarias.

Sin precisar datos exactos, Romero declaró que “hay una cantidad considerable de niñas y niños que hemos tenido que reintegrar a entornos familiares, como otros de diferentes edades que han tenido que ser institucionalizados”.