Honduras

Día del Padre Hondureño: Michael y su papá se reencuentran diez años después

Hace una semana retornó a Honduras para continuar su vida al lado de su padre. Se ganan la vida en la lancha “Yaguasa”, llevando turistas que visitan las playas de San Lorenzo

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18.03.2018

San Lorenzo, Honduras
El mar agarra a la pequeña lancha de la cintura y la hace bailar suavemente. Adentro, protegidos por una lona desteñida, un hombre de gorra platica con su hijo.

Los rayos del sol, sin embargo, se cuelan, y son testigos de una conversación en la que hay muchas preguntas y carcajadas.

Unos minutos después, cuando el astro de luz comienza a ocultarse detrás de dos montañas que parecen los enormes pechos de una mujer, la lancha llega a la orilla.

“Mi hijo regresó de México… es el regalo del día del Padre que la vida me acababa de dar”, comienza contando Rony López, el hombre de la gorra.

Esta inspiradora historia ocurre frente a las playas de San Lorenzo, adentro de la lancha que López bautizó como “Yaguasa”.

El lanchero presta sus servicios a los turistas que quieran pasear por el Golfo de Fonseca o que se quieran trasladar a las islas cercanas.

“Los llevamos a los manglares –explica-. Y por mil lempiritas los trasladamos a la Isla del Tigre… O de Amapala. Es la misma cosa”.

Michael aprovecha el clima de San Lorenzo para zambullirese en el mar.

En sus tiempos libres, Michael, disfruta del mar en San Lorenzo.
Antes de buscar clientes en la playa, Michael se divierte con niños de su edad. Suben y bajan por los delfines de cemento que adornan el lugar y nadan en las cálidas aguas del Golfo de Fonseca. Michael llamó nuestra tención por su acento mexicano.

-¿De dónde sos, cómo te llamas? -le consultamos.

-Me llamo Michael Alexander Fuentes Cruz, soy hondureño y aquí estoy con mi papá -nos contestó.

-¿A qué se debe tu acento mexicano?

-Es que vengo llegando de Querétaro de vivir allí por más de diez años con mi mamá –responde. De pronto ha agarrado confianza para contarnos la historia que lo alejó por muchos años de su padre. Hoy, el tiempo y el destino los vuelve a unir.

“Cuando mi hijo tenía dos años su madre se lo llevó para Guatemala a donde su abuela y estando allí se trasladaron a México”, nos dice Rony López.

Siguió contando que lo vio por primera vez en el 2011 y hace una semana su mamá regresó a Honduras y decidió dejarlo definitivamente con él.

“Lo he extrañado muchísimo, aunque siempre hablaba con él. Nunca dejamos de estar en contacto, aunque fuera por teléfono”, dice el lanchero.

Michael tiene pocos días en San Lorenzo y ya ha hecho muchos amigos con los que pasa sus ratos libres.

Michael ya ha hecho varios amigos en San Lorenzo.
Michael también quiere intervenir en la plática y cuenta que Querétaro y San Lorenzo son muy diferentes.

-¿Por qué son diferentes?

-Porque aquí hay playa y allá no”-

-¿Cómo hacías para tener contacto con el mar?-

-Allá uno tiene que viajar hasta Ixtapa y a Acapulco.

-¿Qué otras diferencias encontrás entre Honduras y México?-

Mira aquí: San Lorenzo, la perla que resplandece y conquista Honduras

-Las comidas; aquí como mucho baleadas y allá solo tortas y tacos mexicanos.

Aunque Michael Alexander sabe que se alejará momentáneamente de su madre, dijo estar feliz porque ahora vivirá con su padre en las playas de San Lorenzo.

“Yo extrañaba mucho a mi padre; vengo a quedarme con él”, dijo con alegría.

Al escuchar las palabras de su pequeño, Rony López sintió como si las aguas del Golfo de Fonseca lo arrastraban a las profundidades.

Y luego de un suspiro, y “salir a flote” del Océano Pacífico, aseguró que a pesar del trabajo que tiene (conductor de una lancha para turistas), puede sostener a Michael Alexander y a las dos niñas que tiene con su segundo matrimonio.

“Si no nos va bien con los turistas, pues nos vamos a pescar, a curilear, aquí le hacemos de todo. De hambre no nos vamos a morir”, aseguró.

Michael pasa en la lancha que su padre utiliza para hacer viajes con los turistas que llegan a San Lorenzo, Valle.

Rony recibió el mejor regalo del mundo para el Día del Padre en Honduras.
El sol se ha ocultado. El sonido de las gaviotas también se va alejando. La marea ha bajado considerablemente y la presencia de turistas se presenta más escasa.

Michael Alexander y su padre Rony Alberto se alistan para regresar a casa, pero el pequeño que vivió su niñez en Querétaro, México, nos despide con la frase: “Yo lo que quiero es aprender a curilear (sacar curiles de los manglares) y disfrutar la compañía de mi padre”.

Este lunes 19 de marzo se celebra el Día del Padre Hondureño y don Rony Alberto tiene un motivo más para sentirse feliz en las aguas del Golfo de Fonseca. Esas mismas aguas que hace unos minutos tenían agarrada a Yaguasa de la cintura y la hacía bailar.