Honduras

Sor Joana da Silva: Hay que ver a los migrantes con los ojos de Dios... como hermanos...

La nueva directora del Centro de Atención al Migrante Retornado recibe ya a decenas de deportados

04.01.2018

Tegucigalpa, Honduras
Sor Joana da Silva es la nueva directora del Centro de Atención al Migrante Retonardo (CAMR). Apenas lleva 18 días en Honduras y vino para ocupar el puesto que dejó Sor Valdette Willeman, protectora por años de los migrantes hondureños.

La nueva encargada del CAMR platicó con EL HERALDO. A continuación sus declaraciones.

¿Que representa para usted llegar a Honduras?
Para mí es una alegría, un honor muy grande poder ayudar a los hondureños que vienen deportados y con muchos problemas, situaciones de desempleo, en lo que es una crisis mundial de desempleo y economía, es importante poder dar un poco de paz a estas personas, ellos no tuvieron otra salida que salir del país en busca de mejores condiciones de vida y para mí es una alegría poder ayudarles.

¿Conversó con sor Valdette Willeman sobre el CAMR de Honduras?
En mayo del 2017 mi superiora me dijo “yo necesito que usted nos colabore en la misión de Honduras” y yo dije sí, vámonos. luego en octubre pase una semana aquí con ella (sor Willeman), me pasó toda la información del trabajo.

¿Cual será su función principal en el CARM?
Yo soy la directora del CARM y voy a colaborar en todo lo que pueda a los hondureños.

¿Ya interactuó con los migrantes retornados?
Sí, claro, aquí estamos con ellos, la gente es muy querida, amable, educada, estamos con un vuelo que llegó ahora (ayer), son gente que realmente busca la paz, la tranquilidad en su espíritu.

¿Cuántos años ya en la Orden Scalabriniana?
Me integré a los 18 años, voy a cumplir 60 años, ya hace 40 años que estoy en la congregación, una vocación sólida para trabajar con los migrantes y nuestra congregación nació para acoger a los migrantes, y esta será mi misión hasta el fin de la vida.

¿Cuál es su experiencia con migrantes?
Yo trabaje 11 años en Ecuador con los refugiados colombianos, estuve en Colombia con más refugiados y ahora estoy aquí en Honduras. En Ecuador teníamos dos misiones, una en la capital Quito y otra en Ibarra, ahí logramos atender cinco o seis provincias de Ecuador.

¿Sus expectativas en suelo hondureño?
Es que Dios pueda proveer muchas bendiciones primero a ellos, a las familias hondureñas, al país, para que la paz pueda reinar, y es importante que todos podamos ver a los migrantes con los ojos de Dios, mirando que es un hermano, una hermana que necesita de cada uno de nosotros, sin importar la nacionalidad de quienes los reciban acá en Honduras.

¿Se imaginó venir a servir a Honduras?
Sí, bonito, las hermanas nos decían que había una misión bonita en Honduras, hermosa, yo tenía el sueño de conocer y ahora tengo la dicha de estar conociendo y trabajando con la gente en este país tan bonito, con una cultura muy bonita, muy rica.

¿Que ofrecen a los migrantes que regresan a Honduras?
Nosotros brindamos primero la acogida, palabra de Dios, después damos un apoyo con cafecito, baleada, típica de aquí de Honduras, hablamos con ellos, es más que todo un recibimiento cargado de esperanza para ellos.

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