Honduras

La magia del Central Vicente Cáceres causa derroche de emociones durante desfiles patrios

El colegio más grande y antiguo de Centroamérica no defraudó a los hondureños y se hizo sentir con una espectacular presentación

FOTOGALERÍA
15.09.2017

Tegucigalpa, Honduras
Apenas ingresaron al Estadio Nacional Tiburcio Carías Andino y el fervor patriótico se desató por completo. El Instituto Central Vicente Cáceres (ICVC) no defraudó y lo volvió a lograr.

A pesar de ser el último colegio en hacer su presentación oficial ante las autoridades, nadie se movió de su lugar hasta que las agujas del reloj marcaron las 3:45 de la tarde y dos bandas musicales, un espectacular cuerpo de pallillonas, pomponeras, pelotones, cadetes, y alumnos de excelencia académica hicieron su esperado y respetado recorrido.

Durante su ingreso al Nacional, las miradas se centraron en el variado show que duró apróximadamente 15 minutos, y como si fuera un espectáculo sin igual, las graderías del coloso se estremecieron ante la ovación y aplausos del público asistente.

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¡Nos enamoramos!
Las palillonas más esperadas por los capitalinos brillaron con sus llamativos trajes en tonalidad rosa y negro.

Con sus sensuales movimientos, dulce sonrisa y hermoso rostro conquistaron las cámaras de fotógrafos y medios de comunicación del país.

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La hermosa Marbella Baca se robó las miradas durantes estos desfiles patrios.
Al ritmo de la icónica canción 'La chica del Central' interpretada por los redoblantes, liras, bombos y trompetas, las coquetas jóvenes le pusieron los 'pelos de punta' a todos aquellos que conservan en su memoria el orgullo de ser un centralista.

Sus pasos enamoraron a todos aquellos que les siguieron la pista durante más de dos meses de práctica para lucir impecables este día.

Algarabía y emoción
Tal y como lo esperaba toda la población hondureña, el ICVC montó un show de alto nivel y por tercera vez consecutiva desde el 2009 realizaron una de las mejores presentaciones para festejar el 196 aniversario de emancipación política.

Mientras la banda de guerra sonaba a todo vapor, una enorme barra centralista flameaba una enorme manta y pancartas con el escudo del colegio.