Tegucigalpa, Honduras
“Ayuda por parte de Honduras no ha venido y por parte de El Salvador es lo mismo, estos bolsones están abandonados”, exclamó con pesar el líder comunitario de Dolores, Francisco Chávez.
En este exbolsón los únicos que los visitan como autoridad del gobierno de Honduras son los integrantes de la Comisión de Seguimiento Fronteras y Límites de la Secretaría de Derechos Humanos, Justicia, Gobernación y Descentralización (SDHJGD), pero a los ministros o presidentes no los conocen.
Recordó que después del fallo les ofrecieron de todo, como si fueran una muchacha bonita, que les iban apoyar, pero ahora todas las autoridades los han olvidado.
Hasta la Alcaldía de Opatoro los ha abandonado, no llegan a preguntar qué necesitan para ir a gestionar a las secretarías en Tegucigalpa a ver si se acuerdan de ellos.
Lamentó que la carretera es una amenaza y están prácticamente incomunicados, porque los carros que bajan corren el riesgo de darse vuelta o no salir si los atrapa una tormenta.
Debido a ello las personas que necesitan hacer un mandado tienen que caminar o montar a caballo.
Por ejemplo, si alguien quiere tomar el bus que pasa a las 7:00 de la mañana por el desvío de San Sebastián, tiene que salir a la 1:00 de madrugada de Dolores y caminar por montañas para estar en la mañana en la estación por donde pasa el único bus.
“Por eso estamos deseando que el gobierno ponga cartas en el asunto, porque en El Salvador, aquí cerquita, las calles están mejor, se han puesto las pilas”, recriminó.
Don Francisco comentó con tristeza que, tras 25 años de pertenecer a territorio de Honduras, algunas autoridades les han dicho que no les ayudan porque los toman como salvadoreños.
Aquí la gente sobrevive del cultivo de la tierra, pero cuando hay sequía sufren, por ejemplo, el año pasado recibieron una bolsa de alimentos, pero solo para unos días.
“Este invierno el cultivo de maíz está más o menos, va a haber comida para el próximo año, pero cuando sobra se vende a la misma gente de la zona que no tiene”, declaró.
El comercio es una fuente de ingresos, pues desde El Salvador les van a dejar el producto y solo tienen que cruzar la frontera para ir a traerlo al otro lado del río.
Otras familias sobreviven gracias a la remesas que sus familiares en Estados Unidos les envían cada año.
“Le pedimos a las autoridades que pongan cartas en el asunto, principalmente en la carretera, porque todo el producto lo traemos de El Salvador”, demandó el líder comunitario.
En cuanto a la negativa que muchos no querían tener la nacionalidad hondureña, dijo que eso fue al principio porque se sentían abandonados.
“Eso era al principio, pero ahora que miran a las 53 personas que tenemos doble nacionalidad, ya quieren”, concluyó.
