Honduras

Pobladores de exbolsones van a El Salvador a cargar el teléfono por falta de energía

Saltando entre las piedras del río Torola, habitantes de Dolores cruzan la frontera en busca de servicios que no tienen en Honduras

11.09.2017

Tegucigalpa, Honduras
El caudaloso río Torola es la línea divisoria entre la civilización salvadoreña y el olvido en que están sumidos los habitantes del exbolsón de Dolores, ubicado en Opatoro, departamento de La Paz, Honduras.

A 25 años de que Honduras tomó posesión de ese territorio, los pobladores tienen que cruzar el río e ir a molestar a sus vecinos o familiares de El Salvador para cargar los celulares a falta de energía eléctrica.

Aquí los hondureños no saben que es tomarse un refresco helado en tiempos de calor, pues no pueden tener refrigeradoras y se alumbran con candelas y candil porque en pleno siglo XXI todavía no han recibido el fluido eléctrico.

“Vamos donde la familia al otro lado a cargar el teléfono y a veces pagamos, por eso deseamos que llegue la energía eléctrica y tiene que ser por parte de Honduras, porque El Salvador no quiere darnos”, dijo una las habitantes del sector.

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Riesgos
Una de las ventajas de los pobladores de Dolores es que tienen familia en El Salvador, otros quedaron con terreno y casa a ambos lados, pero tienen que cruzar el río saltando una o dos veces al día.

Otros muchachos van a estudiar a El Salvador y quienes tienen tienda o pulpería también deben cruzar por en medio del afluente.

Sin embargo, cuando llueve es una amenaza latente, muchos ciudadanos han estado a punto de ahogarse arrastrados por el caudal.

El equipo de EL HERALDO, debajo de una fuerte tormenta, llegó a la ribera del río Torola, que además de los riesgos de sufrir un accidente al cruzarlo, ahora también se ha vuelto peligroso por el ingreso de pandilleros salvadoreños.

Hay días que se escuchan disparos en la
ribera del río Torola y se mira gente extraña
en los alrededores, pero solo cuatro militares
no pueden dar seguridad, se quejaron los
pobladores.

Vecinos de Dolores

Para el caso, al momento que se hacían las gráficas, don Tiburcio Blanco, un señor que es oriundo de Dolores, venía del lado de El Salvador y al ver gente extraña en el paso desfundó su arma 9 milímetros y la cargó.

Mientras cruzaba y apuntado preguntó: “¿Quiénes son ustedes, qué buscan?”, pero al identificar que se trataba de periodistas y que un muchacho de la zona los acompañaba se tranquilizó.

“Pensé que eran mareros de El Salvador, aquí se está volviendo bien peligroso y la cámara parecía una Mini Uzi”, comentó el señor.

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Puente
Debido al movimiento de personas es urgente la construcción de un puente vehicular o peatonal, dijo don Tiburcio, pero se quejó de que las autoridades hondureñas no han querido, solo El Salvador ha mostrado interés.

El señor fue uno de los primeros ciudadanos en reunirse con el Comisionado Presidencial para los Territorios Delimitados por la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Abraham García Turcios.

Recordó que les prometieron que rápido les iban a entregar los títulos de propiedad y que llegaría el desarrollo a la zona, pero ahora están sufriendo problemas de invasión por parte de grupos campesinos de hondureños y salvadoreños.

Por parte del Instituto Nacional Agrario (INA) o del Instituto de la Propiedad (IP) no reciben ningún apoyo, y a pesar de que piden el respeto del derecho de sus propiedades, no hay acción por parte de Honduras.

“Honduras no cumple los derechos como estaban enmarcados en la Convención sobre Nacionalidad y Derechos Adquiridos, queremos que se cumpla”, demandó don Tiburcio, quien ya tiene sus parcelas registradas en El Salvador.

Los lazos de hermandad se mantienen vivos entre las poblaciones de la frontera, solo las autoridades no se acuerdan de ellos.