Honduras

Devotos acompañan el cortejo del Cristo Yacente

FOTOGALERÍA
15.04.2017

Tegucigalpa, Honduras
Durante 33 horas Jesucristo permaneció en el mundo de los muertos para hacer la obra de amor más grande: salvar a la humanidad.

Este memorable acontecimiento lo vivieron los capitalinos la tarde-noche del viernes durante la procesión del Santo Entierro.

Una multitud de fieles salieron a las calles para acompañar el cortejo fúnebre de Jesucristo hacia el santo sepulcro.

La Iglesia organiza anualmente los actos religiosos para conmemorar la pasión, crucifixión, muerte y resurrección del Señor.

Una vez que Cristo falleció en la cruz, su cuerpo fue bajado y entregado a su madre para que junto a los discípulos lo llevaran a sepulcro, según narran las sagradas escrituras.

Procesión

A las 5:00 de la tarde del Viernes Santo miles de devotos se congregaron en los alrededores de la Catedral San Miguel Arcángel para participar en el solemne recorrido de la representación del funeral de Jesús.

Previamente, de la iglesia La Merced salió la carroza de la Hermandad de la Venerada Imagen del Cristo de la Misericordia, con la escultura central de Jesús en el último aliento de vida y la recreación de la transfiguración en el monte Tabor.

Mientras que de la Catedral salió la anda procesional donde van los restos del Cristo Yacente, cargado en hombros por la Sociedad de Caballeros del Santo Entierro y así iniciar el recorrido por las calles del centro histórico de la ciudad.

La urna de cristal que atesora el cuerpo sin vida de Jesucristo era escoltada por cuatro ángeles en actitud de oración.

Como parte de la decoración se observó un cordero degollado sobre un libro con siete sellos, que es un símbolo del triunfo de la vida sobre el pecado.

Es de mencionar que esta sociedad está conformada por 120 personas que trabajan durante todo el año para tener lista la anda y tener el honor de cargarla.

La anda es cargada por turnos de 24 personas que se intercambian para que los grupos puedan descansar por momentos.

Marco Antonio Sierra forma parte de los Caballeros del Santo Entierro desde hace 40 años y asegura que es una bendición integrar la asociación porque realizan el trabajo con mucha fe y devoción por amor a Jesús.

En otra anda, que se trasladó del templo San Francisco hacia la Catedral, iba la imagen de La Dolorosa, vestida de riguroso luto, con expresión de resignada tristeza en su rostro, por la pérdida de su hijo amado, y rodeada de flores blancas.

“Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos”, dice el versículo del libro de Apocalipsis 4:8.

Esta leyenda de la Biblia era sostenida por la imagen de un ángel por ser el mensaje para este año, en reverencia y alabanza al Cordero de Dios.

La procesión fue encabezada por el párroco de la iglesia San Martín de Porres del barrio Morazán, Carlos Rubio.

“Esta procesión la vivimos con mucho fervor y mucha alegría, nos hace reflexionar, meditar y sobre todo contemplar al Señor que padeció, murió y resucitó por nosotros y nos dio esta vida de gracia”, afirmó el sacerdote.

Al tiempo que agregó que Jesús dio ese paso por todos sus hermanos y que un día cada persona lo dará, por eso hay que estar preparados.

“Este misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo debemos de encarnarlo en nuestras vidas siendo mejores cristianos a diario”, manifestó.

El párroco expresó que es gratificante ver el acompañamiento del público que disfruta de observar las procesiones y que la Semana Santa se debe vivir en paz y armonía con la familia.

Recorrido

Por tradición, esta procesión recorre la avenida Cervantes, donde se ha confeccionado la colorida alfombra de aserrín y los murales del artista nacional Nelson Salgado. A medida que entró la noche las andas encendieron sus luces, lo cual dio mayor vistosidad a las imágenes religiosas, que como todos los años los fieles esperan ver en este solemne desfile.

Conmueve ver a la Magdalena triste, con su pañuelo de seda y la copa con alabastro; la Verónica, mujer compasiva, que luego de enjugar el rostro de Jesús, en el lienzo le quedó impreso la cara del Divino Maestro.

No podía faltar Juan, el discípulo amado; Pedro, arrepentido por haber negado al redentor, José de Arimatea y las mujeres que acompañaron y sirvieron al maestro.

No podían faltar los ángeles que portaban las siete palabras que el Hijo de Dios pronunció en la cruz antes de expirar, al igual que los arcángeles que llevan los signos de la crucifixión: la escalera, los clavos y la corona de espinas.

El Santo Entierro concluyó a las 11:00 de la noche en la iglesia El Calvario.

El cortejo fue acompañado por una banda marcial que interpretó piezas fúnebres en honor al Cristo Yacente.

Mientras tanto, la población observaba a la orilla de las aceras el paso del cortejo también seguían las andas y oraban.

Una vez que finalizó la procesión luctuosa, comenzó el tiempo de silencio que duró todo el sábado para preparar la resurrección con la realización de la Misa de la Vigilia Pascual.