Honduras

Mi trabajo siempre fue pesado... en las fronteras del abismo

22.03.2017

TEGUCIGALPA

El obispo auxiliar de San Pedro Sula, Rómulo Emiliani, dejó su cargo para “reorganizar su trabajo”.

El sacerdote de origen panameño hizo el anuncio ayer a través de un comunicado tras recibir la aceptación del papa Francisco para no seguir desempeñándose en la iglesia.

“He aprendido en la vida que si el Señor te ha tomado para una misión, no hay que poner condiciones ni límites en el ejercicio de la misma. De otra manera se termina en la mediocridad”, expresó luego de confirmar la noticia.

“Él me lo ha dicho como a Abrahám. Mi trabajo siempre ha sido pesado, duro, en las fronteras del abismo, donde los riesgos se asumen y las posibilidades de éxito no son muchas. Muchos fracasos y también momentos luminosos donde he podido rescatar de las tinieblas a uno que otro”, dijo.

Emiliani reveló que seguirá en Honduras dedicado a sus obras sociales, entre las que destacan la Fundación Unidos por la Vida, creada el 2004 y cuyo objetivo es rehabilitar a jóvenes pandilleros.

El obispo también fundó Nutre Hogar, que es integrado por un grupo de personas voluntarias y cuyo fin es recuperar a niños con problemas de nutrición mediante un sistema científico de notable eficiencia, entre otras de las muchas obras que ha realizado en el país.

En un comunicado, el religioso expresó además que se dedicará a una “renovación profunda espiritual y humana para dar lo mejor de sí en esta última etapa pastoral de mi vida y así poder servir mejor”.

Por años, Emiliani ha trabajado fuertemente en la construcción de un nuevo centro penal de San Pedro Sula, donde se ha desempeñado como presidente de la Fundación Progranja Penal. Actualmente, está encargado de las pastorales juveniles, medios de comunicación y penitenciaría. Monseñor José Canales, obispo de Danlí, dijo que la noticia lo tomó por sorpresa y reconoció el trabajo de Emiliani.

El obispo dijo que todo se dificulta por el peso de tus culpas, la incertidumbre y los temores que hace “el camino al andar”, donde no hay señales ni manuales para tener “éxito”, y el mismo al final está simplemente en tomar la cruz y callar, aguantar y seguir subiendo sin saber adónde vas a terminar