Honduras

Desgarrador testimonio de padre: 'Nunca pensé que le iba a pasar eso a mi chavalito”

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14.11.2016

Comayagüela, Honduras
Tenía la inocencia que caracteriza a un niño de 10 años, pero con el empeño emulador de aquel “Quincho Barrilete” que inmortalizó con su voz y letra el cantautor nicaragüense Carlos Mejía Godoy.

Así era Gabriel Antonio Pérez Martínez, un menor de origen nicaragüense a quien la delincuencia le arrebató la vida. El menor fue encontrado sin vida ayer en las cercanías del río Choluteca, al final de la sexta calle, colindante con la primera avenida de Comayagüela.

Datos preliminares indican que el menor fue abusado sexualmente y posteriormente estrangulado por su victimario. Junto a su cuerpo sin vida estaba parte de su ropa.

Gabriel Antonio había llegado al país hace cuatro días procedente de una comunidad de Nicaragua, junto a su padre Raúl Ernesto Pérez, un humilde comerciante de productos en pequeña escala, los cuales ofrece desde hace 15 años en los mercados y parques capitalinos.

Ante el hallazgo del cuerpo de su hijo, el acongojado padre relató que “mi chavalito nunca se había salido del parque, siempre que se desaparecía por un rato lo encontraba ahí cerca”, dijo.

Con lágrimas en los ojos y con voz entrecortada, Pérez aseguró que la última vez que lo vio fue alrededor de las 6:00 de la tarde.

Ambos llegaron desde temprano a la plaza central de esta ciudad a vender alcitrones, el producto que decidieron comercializar en este viaje a Honduras.

“Estaba lleno el parque y le dije: no te me perdás, tené cuidado, cuando lo empecé a buscar ya no estaba, fue algo de repente”, confesó su padre.

El niño desapareció el viernes por la tarde noche y apareció sin vida en este lugar (Foto: El Heraldo Honduras/ Noticias de Honduras)

El cuerpo del menor fue hallado la mañana del domingo junto al río Choluteca.

“Siempre nos encontrábamos en el parque, cuando el me vendía una bolsa de alcitrones regresaba y me decía: ‘papá ya está’”, recordó don Raúl.

El reloj marcaba las 8:00 de la noche y en ese momento la preocupación incrementó al máximo para su padre, su niño no aparecía por ningún lado.

El temor era que su hijo hubiera cruzado cualquiera de las calles adyacentes a la Plaza Central y en efecto, eso ocurrió.

Otra vendedora ambulante en las cercanías del Congreso Nacional le dijo que el niño había estado en esa zona.

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La angustia se apoderó de don Raúl. “Yo me sentía feliz con él aquí, nunca pensé que me le iba a pasar eso a mi niño y la forma en la que me lo desaparecieron”, manifestó el padre del menor, con el dolor y la impotencia dibujados en el rostro.

El desconsolado comerciante aseguró que siguió en la búsqueda de su niño hasta medianoche del sábado, sin embargo, debido a la delincuencia que impera en la zona, uno de sus amigos hondureños fue asaltado y desistieron de la misma.

Gabriel Antonio había terminado el cuarto grado de la escuela primaria en el municipio de Nandasmo, Masaya, Nicaragua, de donde era originario; su padre lo trajo para que le ayudara con sus ventas. “Le hice un ganchito para que vendiera mi chavalo y miren lo que pasó”, dijo Pérez.

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