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Las mil máscaras del demonio

20.09.2014

Tegucigalpa, Honduras

No deja de sorprender el nuevo talante del galán Mario Zelaya Rojas. Dirigió, a lo altivo y parlanchín, la más grande estafa contra una institución pública médica.

Tras las rejas, quedó mudo y con intención de pedir perdón por lo robado sin restaurarlo. Es un arrepentimiento de mil máscaras.

Se alaba la captura de Zelaya Rojas, pero despierta suspicacias su silencio, el trato que recibe por parte de ciertas autoridades y la desaparición de “dignos” con diploma de “testigos protegidos”, dueños de “empresas fantasma” y que están salpicados por el escandaloso saqueo a la seguridad social. ¿Qué es esto?

CONSENTIDOS. Si hay más de 400 personas ligadas al fraude es inaudito e injusto que apenas cuatro estén en un calabozo militar y, el resto, entre esposas, amantes, queridos, divorciados(as) y desvisados, gocen de libertad si condenaron a muerte a más de 700 mil afiliados del hospital social.

Zelaya Rojas es, sin duda, el cabecilla de la banda delictiva que consintió el honorable Porfirio Lobo Sosa, otro privilegiado de la justicia que no fue citado ante ningún tribunal para confesar su pachorra e ineptitud frente a los criminales de saco, corbata y de gabacha.

Imperdonable, hasta en el infierno, que el “doctor porno”, haya contratado (ignorando consejos) a José Bertetty, por tener reparo de 12 millones de lempiras, según un pliego de responsabilidades del Tribunal Superior de Cuentas (TSC). Sabía lo que hacía y “Pepe” tampoco supo. Tuvimos un presidente ciego y sordomudo.

SIN MEMORIA. A Zelaya Rojas preguntamos si recuerda a María Gabriela Laínez Reina, a su hermano Óscar Laínez Reina y a su esposa Elena María Cornavaca Paz, a quienes el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), menciona como partícipes del monumental latrocinio. ¿Qué pasó amigo?

Olvidó al panameño Marco Jaén, visitador médico, lancero para vender o proponer casas, locales comerciales y otros gustos. Le suena quién es José “El Chino” Herrera o José Zelaya Guevara. Si está aturdido utilice un oxigenador de cerebro, de esos que sobrevaloraban y los entregaban en inventos. ¿Así danzaban?

Sabe quién es Natalia Patricia Ciuffardi, la chilena que llegó pobre a Honduras y, usted, como Aladino y lámpara, la convirtió en capitalista. ¿Procreó un hijo con ella o no? ¿Cuánto dinero nos costaron las cirugías de su novia y cuántas vidas se perdieron por su borrachera y picardía?

Estuvo cuatro años “modernizando” el seguro social a puro papel, ofreciendo y pidiendo “coimas”, montando “shows” con “licitación y compra” de medicamentos y equipo. Lo que robó con sus cómplices está en bancos extranjeros, criptas, mujeres prepago, propiedades, carros de lujo y otros excesos.

FIERAS. ¿Sabía que tres de sus “amigos” lo hundieron en los tribunales? Confesaron que usted les pidió bañe por compras amañadas. Ahora son adoptados del Ministerio Público que aún no pide que los arresten porque los de arriba no despegan ojo ni oído del voluminoso expediente. ¿Tienen orejas?

Recuerda que en una de sus orgías, alias “Teto” emuló, con disfraz, al “Doctor Hannibal Lecter” (Anthony Hopkins) en su película The Silence of The Lambs (“El silencio de los corderos”). ¡Fiestas sanguinarias! No existe duda que son maquiavélicos, sucios. De humanos, ni un ápice.

Y como dicen que la realidad va más allá de la ficción, esta célebre película es conocida en Hispanoamérica como “El silencio de los inocentes”, que podríamos denominar a los miles de pacientes condenados por Zelaya Rojas y sus íntimos, indiscutibles e irremplazables caníbales de la seguridad social.

ENVOLVER. Informes exclusivos indican que el “doctor porno” y su pandilla (sin visa americana) también los investiga el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por comprar propiedades en esa nación con lo robado o jabonado a través de tres compañías de manga. ¡Qué injusticia “Pepe”!

Brotan dudas del por qué la Fiscalía enrolla con una palillona que admitió “negocios” con el IHSS y jugosas ganancias, pero olvida, extrañamente, a José Zelaya Guevara, señalado de quedarse con más de 160 millones de lempiras junto a su exesposa Michelle Alejandra Rojas Flores. ¿Qué traman o qué transaron? ¿Salvan a los grandes?

¿Dónde están los más de 7 mil millones de lempiras que, según miembros de la Comisión Interventora del Seguro Social, se peinaron sin que se diera cuenta el jefe mayor? Parece que nos están dando atol con el dedo. ¿Quiénes son los autores intelectuales del atraco, que viven en la costa norte y en Tegucigalpa?

¿Los habrá quemado Zelaya Rojas o pagará por todos ellos(as)? ¿Alguien le dijo que calladito se ve mejor? Si realmente está arrepentido, ¿devolverá lo robado para resarcir el daño? Restaurar no es sinónimo que será perdonado. La nobleza de los hondureños no los hace tontos.

Quien huyó de la justicia no es sujeto de confianza. Es Judas. El honorable expresidente Manuel Zelaya Rosales, padre de la pureza, pidió perpetua para todos los implicados en la quiebra del IHSS. Por casualidad, “Mel” y Mario Zelaya ¿son parientes? Solo preguntamos porque olvidan su huella. No se enfaden calenturientos.

QUE CAIGAN TODOS. A la Comisión Interventora y a la Fiscalía pedimos que también citen periodistas (de todos los medios) que gozaron contratos millonarios de “publicidad” y otros regalitos a costillas de los enfermos. La justicia mansa debe acabar. Los pandilleros de corbatín son los más peligrosos.

No más corruptos, violadores y matones exigiendo decencia desde puestos públicos o en el parlamento. Si hay periodistas igual de pícaros exigiendo moral y denigran con micrófono, cámara o pluma, que caigan sin piedad. No hay por dónde pasar. El asalto embarró a todo mundo. ¡Bravo Mario, te luciste! ¿Cómo les quedó el ojo?