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'Lucho por derrotar mi ego y tratar de ser más humilde”

Lea la entrevista con la presidenta del Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP).

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05.04.2013

Había alistado un jeans y una camisa casual para ir un viernes a su oficina, pero “usted hizo que me fuera a embellecer”, dice Doris Imelda Madrid, quien llegó con fina vestimenta blanca y un colorido collar para presentarse a su despacho a una entrevista sobre distintos trazos de su vida.

Como mujer de carácter y de principios se autodefine la presidenta del Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP), a quien los altibajos en su vida la fueron moldeando y reforzando la formación que recibió en el seno de su hogar.

En lo profesional dice estar plena y con hambre de aprender más, y en lo personal confiesa que lidia con el superyó para ser mejor persona, pero matiza que “llevo el lema de servir y no hacerle daño a nadie”, según tópicos abordados sobre su historia en la siguiente entrevista con EL HERALDO.

Usted dice ser alguien de mucha entereza

Decía un buen amigo que cuando una mujer señala y precisa su edad es una mujer con mucha decisión y entereza en la vida y así me defino.

¿En qué tipo de situaciones ha tenido que poner en practica esa entereza?

Cuando me tocó defender, en el año 82, varias causas, entre estas los oficiales militares de la época de la Guerra Fría, me tocó demostrar mi capacidad profesional como abogada, como penalista en los tribunales, estudiar mucho porque había que revisar expedientes muy grandes, muy fuertes, que habían sido ya tratados en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Fue un momento de mucho estudio y lo tomé con mucho interés para conocer. Habían expedientes de hasta 24 tomos.

¿A cuáles militares defendió?

Casi todos lo casos de varios exoficiales de esa época, de Alexander Hernández, López Grijalba, el señor Trejo y otros y eso me tocó muchos estudios.

¿Terminó convencida de que no eran culpables de violación de derechos humanos?

Fíjese que los procesalistas trabajamos con pruebas y con las pruebas que estaban dentro de los expedientes, para mí como procesalista no, por la prueba que tengo; recuerde que eso ya es un debate procesal y en el debate trabajamos con pruebas y esas pruebas no eran vinculantes para decir que efectivamente fueron así los hechos.

¿Algún familiar de los desaparecidos la encaró o reclamó por defender a los exmilitares?

No, ninguno y con organismo de derechos humanos ellos estuvieron presentes en las audiencias y no tuvimos problemas y siempre tratamos de discutir al más alto nivel profesional.

¿Cuánto tiempo ha ejercido la abogacía?

A título personal 18 años en los tribunales en varias materias, pero más en el área penal. Igualmente trabajé a inicios de mi juventud en la Alcaldía del Distrito Central, en Relaciones Exteriores, estuve asignada en el cuerpo diplomático en México, en la parte administrativa como secretaria del cónsul; en España, como tercer secretaria y llevaba los asuntos director del embajador, que en ese momento era don Eliseo Pérez Cadalzo, a quien recuerdo muchísimo; y en Perú estuve como agregada y tuve la responsabilidad todo el manejo de información sobre el trámite del caso limítrofe entre Honduras y El Salvador.

En ese tiempo era el secretario de Estado en Relaciones Exteriores el coronel Palma Gálvez.

¿Qué la motiva a salir de su natal Copán a Tegucigalpa?

Eso fue en el año 1976, pero primero yo salgo a México a estudiar enfermería y ahí me di cuenta que esa no era mi carrera y luego contraje nupcias, pero posterior a eso regresamos a Honduras y cuando regresé a Honduras ingresé a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras a estudiar derecho. Me motivó estudiar derecho, ver la organización de un Estado, toda la doctrina de cómo se conforma un Estado, luego la ciencia social, la ciencia política dentro de la formación de un Estado, su constitución y luego viene sus restos de leyes, y eso me apasionó.

¿Cuántos años llevaba en la carrera de enfermería cuando se cambió de carrera y qué la desmotivó?

Dos años, y realmente no fue una desmotivación, sino el hecho de contraer nupcias y tener que dejar la carrera.

¿O sea que si no dejaba la carrera no se casaba?

Bueno... ¡ja ja ja! pero, bueno...ahí hubo una interrupción. Vino el tema de los hijos, del hogar y las madres adoptamos el papel maternidad.

¿Su esposo era mexicano?

No, hondureño, él estaba estudiando allá. Me divorcié muy joven, tenía 26 años cuando me divorcié y me tocó llevar a mis hijos sola adelante. El varón tenía 8 años y la niña cuatro añitos. Entonces, me tocó sola formarlos y mi hijo hoy es ingeniero agrónomo, con una maestría en tecnología ambiental en concentración en minas, y mi hija, con algunos problemas de salud que ahora ha superado un poco, se hizo abogada y ambos ya están casados.

¿Se volvió a casar?

Sí, me encontré un excelente hombre, don José Fernández de la Torre, y me casé y recién hace un año murió de cáncer, tenía cáncer en los dos pulmones, fue una persona que me amó muchísimo y a quien yo amé y lo cuidé con todo mi corazón.

¿Fue traumático casarse teniendo hijos grandes?

Hablé con mis hijos y mis hijos me apoyaron mucho para esa nueva relación. Mis dos hijos me dijeron que tenía derecho a ser feliz me dijeron que era un buen hombre y que debería de ser feliz, y les hice caso.

¿Casarse tan joven le costó su primer matrimonio o qué pasó?

Pasa que uno toma esa decisiones muy joven, sin madurez, y eso es lo que hace que no se lleve a un buen final un matrimonio y en este segundo caso fue la enfermedad de mi esposo, que sufría de cáncer; fue una lucha y Dios lo tiene en su seno, que es lo más importante, y yo tengo paz espiritual.

¿Se sintió frustrada por no terminar la carrera de enfermería?

No, y sabe por qué no me arrepiento, porque he tenido mucho éxito como abogada, me he dedicado a estudiar, ahorita estoy finalizando mi tercera maestría, la primera es maestría en derecho tributario, luego tengo una especialización en penal y proceso penal y ahora termino la tercera. No me arrepiento y el hecho es que continúo estudiando.

¿De dónde viene Doris Imelda Madrid, cómo son sus orígenes?

Vengo de un hogar muy bien formado, dos padres maravillosos. Mi madre es doña Zoila Zerón, que aún vive, de 85 años y mi padre, don Huniberto Madrid Zerón, que era un agricultor. Algo maravillos es que en mi pueblo nadie había salido al colegio y mi papá nos mandó al colegio. Nosotros éramos, entre comillas, los caciques del pueblo sin tener dinero por haber progresado y tener esa iniciativa de mandar sus hijos a estudiar. Mi hermano mayor salió a estudiar agricultura a Nicaragua, se gradúa, después de graduado se pone al lado de mi padre y nos sacan a todos los demás hermanos a estudiar, éramos seis hermanos.

¿Tenían medios para salir adelante?

Fíjese que medios como para decir que teníamos algo, no; tal vez una base que vino de familia, pero sí son personas luchadoras en la agricultura y así pudimos salir adelante y gracias a ese ejemplo los hijos nuestros siguen con misma vena, ese mismo profesionalismo.

¿Cuál es el defecto suyo que quisiera eliminar?

¿Defecto? Tengo muchos, pero hay uno que sí me ha traído muchos problemas y es tener el ego muy fuerte, sé que debo de ser más humilde. Una buena amiga y compañera me decía en la Secretaría de Finanzas que me admiraba mucho, que sé mucho de derecho, es una excelente profesional, pero que mi gran defecto es que no tengo humildad. Es una buena amiga, una buena compañera y siempre la recuerdo y la recuerdo por eso y tiene mucha razón, porque cuando uno más sabe es cuando más humilde debe de ser y eso lo tengo en mi pensamiento.

¿Qué experiencias malas ha tenido por su elevado ego?

Fíjese que hice campaña política durante la campaña en la que se postuló el presidente Ricardo Maduro, lancé mi candidatura como diputada al departamento de Copán, trabajé en las elecciones internas, me recuerdo bien, y recuerdo que dentro de los aspirantes era la que mayor capacidad profesional tenía en ese cuadro y, dicho sea de paso, es así, y consideraba que yo debería de ser la primera diputada y era la única mujer que estaba postulándose, pero recuerdo que en los partidos políticos siempre hay negociaciones y, entonces, se me dio la cuarta posición y me sentí indignada. Consideré que las tres personas que estaban arriba, que si bien es cierto tenían la antigüedad política, no tenían tanta formación y yo consideraba que tenía que tener mejor posición y sencillamente por mi ego tan elevado renuncié y la cuarta posición salió (ganó una diputación) y lo más importante era llegar al Congreso Nacional.

Yo debí de haber recibido ese lugar con humildad porque no importaba la posición en que llegara al Congreso, sino la forma en que me iba a destacar a lo interno del Congreso Nacional.

¿Qué tan vanidosa es?

Mujer que no es vanidosa no es mujer ¡je je je! tiene que ser vanidosa, la feminidad, la tenemos, la guardamos para ser más atractivas.

¿Y cuál es su mejor virtud?

No le hago daño a nadie y sí llevo el lema de servir. Dos historias: un día me encontré con una señora en Finanzas que no sé su nombre y la miré con una gran tristeza en las gradas que van a la oficina del ministro y cuando salí de mi reunión la señora seguía sentada y llorando y me dijo que estaba a punto de perder su casa “porque soy proveedor de alimentos en un hospital y empeñé mi casa para mi inversión, y el Estado tenía nueve meses de no pagarme y me fui con un prestamista, y el prestamista me quiere quitar mi casa si el Estado no me paga”.

Inmediatamente me regresé al despacho del (entonces) señor ministro William Chong Wong y le dije : ‘Ministro, usted que es un hijo de Dios y es una persona religiosa, ¿quiere hacer este día un bien?’ y me dijo: ‘Yo lo hago todos los días’. le conté la historia y me dijo que la pasara a su oficina y don William, que es un hombre con mucho sentimiento y mucho corazón, le resolvió en 24 horas. No me pregunte cómo se llama la señora, porque no le pregunté.

¿Vivió otro capítulo triste con la muerte de su hermano?

Sufrí muchísimo, como le conté anteriormente, cuando él se gradúa de ingeniero agrónomo se pone al lado de mi padre y así salimos todos, como dicen en el pueblo una “marimbita” y ese fue uno de los motivos por lo que mi hermano se casó un poco tarde. Eso nos golpeó muchísimo porque nosotros no le hacemos mal a nadie.

¿Ya habían pagado el rescate?

Sí. Fue secuestrado en junio y apareció muerto un tres de septiembre.

¿Logró perdonar a los asesinos de su hermano?

Dios no dice que debemos perdonar, los he perdonado.

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