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Los pilares educativos de Taiwán

La República de China (Taiwán) hizo esfuerzos desde la base y sus ciudadanos hoy dan ejemplo al mundo.

27.07.2013

Cortesía, orden y respeto. Son las primeras tres características que se puede encontrar en un taiwanés a primera instancia. Un “hola, ¿estás bien?”, Nunca faltará a tiempo. La limpieza en sus calles, el respeto por la naturaleza, la admiración por los mayores y el seguimiento de las tradiciones son parte de los valores que los ciudadanos de la República de China (Taiwán) adquieren desde temprana edad gracias a los pilares de su educación.

PILAR 1: MORALIDAD. Dichas bases son cimentadas desde la educación temprana o escolar al tiempo que se cursan las materias tradicionales. En las escuelas taiwanesas los alumnos cultivan la moralidad como primer elemento. La moral son las reglas y costumbres por las que se rige la conducta de un ser humano. En este pilar no solo los maestros actúan, sino que en el círculo familiar es donde se asumen los papeles principales.

PILAR 2: INTELIGENCIA. Mediante ejercicios prácticos y reales de compresión, asimilación y elaboración, la educación básica en Taiwán estimula la inteligencia temprana. Este pilar fundamental para desarrollar la capacidad de memoria y la percepción de un entorno real, todo esto dentro de lo que las teorías psicológicas clasifican como cognitivo. Además en este mismo orden se desarrolla la corriente artificial que lleva a la razón, deducción, ideas propias, creación de conceptos abstractos y la capacidad para aprender lenguajes.

PILAR 3: DEPORTES. De aquí nace la anuencia del taiwanés por hacer actividad física. Un cuerpo en plenitud atlética es propenso a mejores capacidades de aprendizaje, además reducirá los espacios para el ocio, el sedentarismo y en su lugar desarrolla sus actividades psicomotrices. El deporte además de mejorar la salud, forja el carácter e influye en la persona un espíritu de sana competencia y por ende de triunfo. Con actividades físicas obligatorias desde el grado 1, hasta el último año de universidad; el taiwanés aprende a alimentarse y prolonga su vida.

PILAR 4: ARMONÍA. La armonía es un estado mental que trata de encontrar la paz, primero interior y exterior. En Taiwán desde chicos se les trabaja la armonía en grupo, paz y sana convivencia.

El respeto por el prójimo es un punto alto de esta enseñanza que abarca la convivencia y la tolerancia.

Además la apreciación por los sonidos, el silencio y la separación del ruido, así como el ajuste en ritmos y apreciaciones del diseño y el gusto. En síntesis, armonía como enseñanza es conjunción entre el movimiento, el orden, la estabilidad y el equilibrio.

PILAR 5: BELLEZA. En este último punto entran en juego las artes. Los niños son motivados desde chicos a explotar sus actitudes artísticas, culturales o musicales.

Se potencia mediante clubes escolares, aptitudes y talentos, que son pulidos mediante estimulaciones tempranas.

Caminar por las calles de Taipéi y no encontrar personas haciendo retratos a bajos precios sería anormal y más aún que los demás no lo aprecien.

Sus ideales. En Taiwán también se forja el principio de educación de calidad y gratuita. En ella los ideales son el nacionalismo, democracia y desarrollo popular. Los años obligatorios de escuela son nueve y los días de clase al año son casi 300.

La República de China (Taiwán) invierte el 15% de su presupuesto en educación básica, al tanto que el país (de 36,000 km2) tiene 162 universidades académicamente competitivas y que en términos de educación técnica y vocacional sitúan al país entre los primeros 4 del mundo, junto con Australia, Alemania y Japón.

Otros cinco principios a edades adultas son: la educación integral, educación para la vida, la educación permanente, el aprendizaje de la maestría, y el campus saludable.

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