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La conmovedora carta de un padre que perdió a su esposa en el atentado en París

'Descubrí el impacto que había tenido cuando comencé a recibir mensajes del mundo entero de gente conmovida por mi texto', dijo el autor de la carta.

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19.11.2015

Paris, Francia

El marido de una de las víctimas de los atentados de París no sale de su asombro por la repercusión mundial que tuvo su carta abierta a los yihadistas en las redes sociales.

Antoine Leiris, periodista de la cadena de radio France Bleu y también padre de Melvil, un pequeño que quedó huérfano a los 17 meses, escribió una conmovedora carta abierta a los asesinos de su esposa, Hélène Muyal-Leiris que fue una de las 89 víctimas mortales del ataque en la sala Le Bataclan.

Su mensaje fue publicado el 16 de noviembre y compartido más de 210.000 veces en Facebook en francés y se hizo viral en Twitter en todos los idiomas. La carta dice lo siguiente:

'El viernes por la noche, ustedes robaron la vida de un ser excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo, pero no tendrán mi odio.

No sé quiénes son ni lo quiero saber, son almas muertas.

Si ese Dios por el que mataron nos ha hecho a su imagen, cada bala en el cuerpo de mi mujer habrá sido una herida en su corazón.

No les daré el regalo de odiarlos. Ustedes lo buscaron y sin embargo responder a su odio con mi cólera sería ceder a la misma ignorancia que ha hecho de ustedes lo que son.

Ustedes quieren que yo tenga miedo, que mire a mis conciudadanos con ojos desconfiados, que sacrifique mi libertad por la seguridad. Han perdido. El mismo jugador sigue jugando todavía.

La he visto esta mañana. Por fin, después de noches y de días de espera. Estaba tan hermosa como cuando se marchó el viernes por la noche, tan hermosa como cuando me enamoré perdidamente de ella hace más de 12 años. Por supuesto que estoy devastado por el dolor, les concedo esta pequeña victoria, pero esta durará poco. Yo sé que ella nos acompañará cada día y que nos reencontraremos en ese paraíso de las almas libres al cual no accederán jamás.

Somos dos, mi hijo y yo, pero somos más fuertes que todos los ejércitos del mundo.

No tengo más tiempo para dedicarles, debo reunirme con Melvil, que se despierta de su siesta. Tiene 17 meses apenas, va a tomar su merienda como todos los días, después vamos a jugar, y toda su vida este niño les hará la ofensa de ser feliz y libre. No, tampoco tendrán su odio'.

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