Editorial

¿Y las reformas electorales?

Los políticos hondureños ya están en campaña abierta en busca de las candidaturas a cargos de elección popular en sus partidos, y todo parece indicar que el próximo proceso electoral se realizará bajo las reglas del juego vigente ya que las anheladas reformas electorales que se venían planteando desde el interior de los mismos partidos políticos y por gran parte de la sociedad seguirán esperando por la manifiesta falta de voluntad de los representantes de los mismos políticos en el Congreso Nacional.

No han calado en ellos ni siquiera las revelaciones que se hicieron recientemente en el juicio en donde fue sentenciado el expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández en una Corte de Nueva York (lo encontraron culpable de los delitos de narcotráfico que le imputan), relacionado con la corrupción en el sistema electoral hondureño, las campañas financiadas por el narcotráfico y las tretas para cometer fraudes al momento del escrutinio y el registro de votos.

Entre las reformas planteadas está la segunda vuelta electoral -que requiere de la mayoría calificada de los diputados para su aprobación y la ratificación en una segunda legislatura-; elecciones separadas para presidente, diputados y alcaldes municipales; la elección de diputados por distritos electorales, la ciudadanización de las mesas electorales y la transparencia en la transmisión de resultados.

Pero no hay voluntad política. Ni Luis Redondo, quien dirige el Congreso en estos momentos y quien desde la oposición era abanderado de estas propuestas, muestra interés en agendarlas para su aprobación.

Como pinta el panorama, las aspiraciones del pueblo hondureño de caminar hacia la democratización y la transparencia de sus procesos electorales seguirá durmiendo el sueño de los justos, en manos de dirigentes políticos acostumbrados a procesos en los que puedan maniobrar para favorecer los intereses personales y de grupo.